Siempre juntos

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Era un buen día para pasarlo bien con la familia, podía haber tomado esa misión para otro día pero Kurenai quería liberar aquella misión de una vez por todas, así que fue para avisarle a Kiba y Shino que la Hokage los llamaba en la torre Hokage.

La jounin sabía perfectamente que su equipo necesitaba ganar experiencia, sentía un poco de celos que el equipo de Gai o hasta el de Kakashi, fueran más buenos que el de ella. Hasta el equipo de Asuma sin el mismo jounin, era uno de los equipos más fuertes, pues contaban con el gran genio Nara.

Ahora que Hinata no participaba tanto en las misiones debido a protocolos del clan Hyuga, Kurenai se había atrevido a tomar una misión de rango A para su equipo. No era que menospreciara a Hinata, pero nunca le había agradado llevar a Hinata a las misiones de rango alto por miedo a que se hiciera daño, era como una hija para ella y era mejor que estuviera en la mansión Hyuga donde nadie podía hacerle daño. No la había ido a visitar en las últimas semanas, Kurenai intentaba que con Hiashi, Hinata se formara más carácter y fuera un poco más egoísta, más desafiante. Su amiga Anko le había dicho hace mucho que Hinata siempre se escudaba con su equipo, que era mejor dejar a Hinata un tiempo para que se protegiera con sus propias manos y Kurenai también lo creía así.

Adelante. –se escuchó la voz firme de la Hokage y el equipo 8 se adentró a su oficina. –Me extraña que aceptaras una misión de rango A, Kurenai. ¿Estás segura de lo que estás haciendo?

Estoy segura. –afirmó Kurenai con una sonrisa llena de confianza. –Todo saldrá bien, Tsunade-sama, ¿cierto, chicos?

¡Muy cierto! –gritó Kiba exaltado. – ¡Ya quiero patear traseros de verdad!

Bien. –dijo la godaime sacando un pergamino de un cajón –. La misión consiste en asegurar la situación de Otogakure no Sato (Aldea oculta del Sonido). Vean si sigue en ruinas o si hay nuevos habitantes en la aldea, es mi deber asegurarme que Orochimaru no tenga algún fan obsesivo que quiera terminar lo que él inicio. Casi siempre dejo a los ANBU's la misión de verificar Otogakure como todos los años, pero no creo que haya problemas con que esta vez vayan ustedes.

¿No habrá peligro? –bufó Kiba totalmente desilusionado.

Habían tenido que acampar una noche para llegar a Otogakure. Shino mando sus insectos por delante para verificar si había chakra en los alrededores de la destruida aldea de Orochimaru. Sin embargo, los bichos no captaron nada, así que los tres; Kurenai, Shino y Kiba, se atrevieron a caminar hasta adentrarse a la aldea.

Encontraron una aldea totalmente desamparada y acabada por el tiempo y el olvido. El lugar estaba desolado, no había ningún animal que quisiera acercarse a ese lugar de muerte, a excepción de los insectos de Shino.

Pues no parece que haya peligro aquí, Kurenai-sensei. –indicó Kiba con las manos en la cadera, aburrido de no haber tenido la acción que él deseaba. Tan solo dio un paso más por donde estaba y la tierra bajo sus pies se vino abajo. Un gran hoyo se había tragado a Kiba y el muchacho gritó del susto.

Inmediatamente Kurenai y Shino fueron en su ayuda y se adentraron a donde Kiba había caído, encontrándose con un laboratorio subterráneo. La jounin puso un dedo en su boca en señal de que guardaran silencio. El lugar estaba a media luz por lo que era evidente que alguien lo habitaba. Habían conseguido entrar gracias a una especie de compuerta redonda y mediana hecha al parecer de metal, la cual estaba caída en el suelo, como si las bisagras oxidadas se hubieran roto. Sin perder tiempo, los insectos de Shino se adentraron al escondido laboratorio para inspeccionarlo.

Mis insectos han encontrado una gran cantidad de chakra. –informó Shino en voz baja.

¿Pero por qué? Allá afuera no detectaron nada. –musitó Kurenai.

El guardiánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora