De leones y corderos

Capitulo 2

Draco se bajó del autobús escolar al día siguiente, sus ojos escanearon la multitud de escolares y finalmente sus ojos se posaron en Bella. La chica americana estaba apoyada en una camioneta roja brillante y su mirada estaba centrada en un coche al otro lado del aparcamiento, un descapotable rojo muy bonito. Y subiendo de ese convertible estaban Rosalie, Alice y Emmett. No Eduardo. Y sin Jasper. Frunciendo el ceño, Draco se dirigió hacia su primer amigo americano. No podían estar ausentes por él y Bella, ¿o sí? Ambos habían reaccionado tan fuertemente a ellos ayer, ¿había algo en los dos nuevos alumnos que los había ofendido a ambos?

Seguramente no.

"Hola, Bella", dijo Draco en voz baja mientras se acercaba a Bella, quien acababa de rechazar una invitación para unirse a los demás en la parte trasera de una camioneta azul, "Así que no están aquí hoy".

"No", murmuró Bella, mirando a los Cullen restantes mientras entraban a la escuela, "Aparentemente no". Ella se giró para mirarlo, "¿Qué hicimos?"

"No tengo dudas," respondió Draco.

El día pasó lentamente y al final, en lugar de tomar el autobús amarillo a casa, Bella se ofreció a llevarlo. Aparentemente, la camioneta roja era suya, se la dio su padre como regalo de bienvenida a casa.

"¿De verdad te gusta entonces?" preguntó Draco, resistiendo el impulso de agarrarse por su vida mientras ella accidentalmente ponía la segunda marcha.

"Me ha crecido", admitió Bella, "¿Vas a comprar un auto?"

"No puedo conducir", respondió Draco.

"¿Qué?" preguntó Bella con el ceño fruncido.

"La edad para conducir es diecisiete en Inglaterra", respondió Draco, contento de haber investigado tanto el mundo muggle inglés como el estadounidense, "y aún no había comenzado a aprender. No me importa. Estoy feliz con el autobús. Er , gire a la izquierda aquí."

"El autobús es horrible, los autobuses escolares siempre lo son", se encogió Bella.

"Es el cuarto a la derecha", Draco asintió hacia su casa y Bella se detuvo obedientemente junto a ella. "Bueno, gracias por el ascensor..."

"Tengo una idea", dijo Bella de repente, "para salvarte del autobús".

-Te lo dije, no me molesta el autobús -señaló Draco-.

"Mira, solo vivo dos calles más abajo. Puedo llevarte a la escuela y traerte de ella", sonrió, "¿Qué te parece?"

"¿Está seguro?" preguntó Draco.

"No te habría ofrecido de otra manera", señaló Bella con seriedad.

"No, supongo que no lo habrías hecho", dijo Draco en voz baja. "Está bien. Si estás de acuerdo con eso, me encantaría aceptar esa oferta. Y mientras hacemos ofertas..."

"¿Sí?" preguntó Bella.

"¿Te apetece venir y ayudarme con ese malvado ensayo de inglés?" Draco le lanzó su sonrisa más ganadora, la que solía hacer que Pansy se debilitara en las rodillas. No tuvo el mismo efecto con Bella. Ella rió.

"Claro," ella sonrió. Draco abrió el camino por el camino de entrada a su casa y hacia el porche, "Esta casa es prácticamente un clon de la mía. Es un poco espeluznante". Draco abrió la puerta principal y entró, gritando mientras lo hacía,

"¡Madre! ¡Padre! ¡Estoy en casa y he traído a un amigo!" Esto le pareció a Bella un saludo perfectamente normal. En realidad era una advertencia para detener cualquier cosa mágica en la casa. Narcissa fue la primera en alcanzarlos en la puerta, bajando corriendo las escaleras con una sonrisa radiante en su rostro.