CAPÍTULO 004

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───────• § •───────

『 S C A R L E T T 』

El hombre sin nombre cambia ligeramente la expresión aburrida que tiene en cuanto da una leve palmada en el hombro de Gael y repara en mi presencia. Me mira de pies a cabeza con detenimiento e inmediatamente llevo la vista a mi madre.

—¿Podemos hablar un momento? —suelto de un tirón, expulsando también el aire que retenía en mis pulmones.

—Disculpen.

Nos alejamos hasta un punto en el que ni los invitados ni los dos hombres que nos observan con detenimiento, puedan escucharnos.

—¡¿Prometido?! Mamá, ni siquiera tenía idea de su existencia y ahora ¿Me dices que te vas a casar en plena fiesta de compromiso? —suelto en un susurro.

—Yo...es que no sabía cómo decírtelo, además, como hablamos todo el tiempo —suelta lo último con ironía.

Ruedo los ojos y suspiro.

—¿Cuándo?

—En seis meses...

—Bien, estaré ahí.

—...Y quiero que estés aquí hasta el día de la ceremonia —escupe todo tan rápido que me cuesta unos segundos comprenderla.

—Sabes que no puedo quedarme, tengo que trabajar y...

—¡Olvídate del trabajo por una vez en tu vida! —me calla gritando en susurros— No te amargues la vida en esa empresa como tu padre, hija. Por favor, si quieres, puedo hablar con Gael para que te deje instalarte en el despacho.

—Mamá yo no...

Miro hacia abajo cuando siento leves tirones en mi pantalón, encontrándome con la niña que hace un rato corría por su vida, dando pequeños saltitos a un lado mío. Hago una mueca confundida hasta que habla.

—¡Pipí!

Miro a mi madre en busca de ayuda en cuanto la niña levanta sus bracitos en mi dirección. ¿Qué coño quiere que haga yo al respecto? ¿Le aplaudo?

Mi progenitora sólo procede a reírse de mi expresión de pánico y señala a la niña con su barbilla.

—Llevala al baño, hija.

—¿Qué? Llévala tú —discuto espantada.

—Vamos, así prácticas para cuando tengas hijos.

—¡No voy a tener hijos! —chillo enderezandome más.

El sonido de las suelas de las zapatillas de la niña chocando contra el mármol en cada saltito que da, me hace volver la vista a ella que me observa con ojitos de borrego a medio morir.

No puede ser.

—Por favor...—pide mi madre con una sonrisa que intenta ocultar.

Estoy por reprochar cuando escucho a su prometido llamarla y suspiro rendida sintiendo los tirones desesperados que da la niña a mi pantalón.

—Esta bien. Pero después de esto, me voy...—levanto la mano cuando esta vez, ella quiere reprochar—, hablaremos mañana de esta situación, veré como puedo acomodarme...pero no prometo nada —finalizo inclinándome, estirando mis brazos hacia la niña, quien no tarda en saltar sobre mí.

Sólo le ruego al cielo que aguante hasta llegar al estúpido baño.

—¿Dónde está?

—En el segundo piso —indica mientras se dirige hacia su prometido.

© 𝐷𝐸𝑆𝐸𝑂𝑆 𝐼𝐿𝐼𝐶𝐼𝑇𝑂𝑆 [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora