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Mi mano libre empuña la toalla sobre mis senos mientras respiro pesadamente, el corazón me golpea con fuerza el pecho con los recuerdos de aquella noche que acaparan mi mente de repente y mi sangre es suplantada por una torrente de lava hirviente circulando por mis venas.
De repente me quema la piel.
Te quiero en mi cama de nuevo, Scarlett.
Dejo el teléfono a un lado y mi cabello mojado se esparce sobre el colchón cuando me acuesto mareada por las imágenes que envían choques eléctricos a mi centro. La forma brusca en la que me arrancó la ropa esa noche. Mis movimientos eran inseguros y parecía no molestarle en lo absoluto mi inexperiencia, lo disfrutaba. Mis párpados se cierran dejándome llevar por el intenso deseo que avasalla mi cuerpo.
La toalla ya no me cubría entonces, todos los vellos de mi piel desnuda se erizaron y mis pezones se entumecieron.
Recuerdo su peso sobre mí.
Sujetando mis manos con una de las suyas sobre mi cabeza.
Reclamando mis labios con ímpetu.
Soy vagamente consciente de mis manos recorriendo mi cuerpo en el presente, una se detiene en mi seno pellizcando levemente mi pezon como él lo había hecho esa noche. Jadeo. Mi mente se pierde en la bruma lívidinoso. El gran cuerpo de Dominik se instala entre mis piernas restregando su dura erección contra mi vulva. Me estremezco. Su mano sostiene con fuerza las mías mientras con la que tiene libre amasa mi teta derecha y con una mirada oscura se prende de mi teta izquierda succionando como un niño hambriento. Sus dientes tirando de la pequeña y sensible protuberancia me arrancan un gemido bajo y ronco, arqueado la espalda.
Entonces mis manos quedan libres. Pero sólo para bajar y prenderse del pequeño manojo de nervios entre mis piernas. Mis dedos se pierden entre sus hebras oscuras mientras su hábil lengua se enreda en mi hinchado clítoris. Chupa, lame y muerde a su antojo. Besa mis labios antes de subir y atrapar mi boca con premura. Su mano abre más mis piernas para pasar su palma por mi coño caliente y chorreante. Puedo sentir su miembro palpitando contra mi muslo mientras se restriega contra este y uno de sus dedos se desliza en mi interior. Jadeo ante la repentina intromisión. Su pulgar se dedica a hacer círculos en mi clítoris mientras le da atención a mis tetas. Amasandolos, succionando, mordiendo.
Sus dedos separan mis labios vaginales.
—¿Lista? —preguntó con ronquera.
Incluso si la respuesta hubiera sido una negativa, no creo que aquella bestia que se reflejaba en sus ojos oscurecidos se detuviera. La punta de su pene se movió entre mi raja lubricandose con mi humedad. Mis manos empujaron sus hombros cuando en medio de la lujuria y el alcohol no fui tan estúpida de olvidar algo importante.
—Condón —pedí sin aire.
—A la mierda —gruñó como un animal, empujándo contra mí.
—No —Intenté cerrar las piernas pero él las mantuvo abiertas clavándome los dedos en la piel.
Gruñó de nuevo, alejándose y rebuscando en su pantalón en el suelo, encuentra un sobrecito plateado que rápidamente rasga y desenrolla sobre su verga venosa sin quitar la mirada salvaje de mí.
—¿Contenta?
Cerniendo su cuerpo sobre mí, volvió a pasar su pene por mi raja unas cuantas veces y comenzó a empujar en mi centro.
Los dedos de mis pies se curvan cuando mis dedos se hunden en mi coño empapado con más rapidez sintiendo esa burbuja formándose en mi vientre. Escucho el sonido de mi excitación, jugando con mis tetas. Mi espalda se curva y mis piernas tiemblan cuando la burbuja explota arrancándome un gemido gutural.
Suspiro entrecortadamente subiendo mis dedos entre mis resbaladizos pliegues dándole un último roce a mi sensible clítoris y me llevo los mismos a la boca, enrollando mi lengua en mis dedos, probandome a mi misma.
Suspiro lento con el cuerpo completamente relajado y sudoroso, mis latidos son tan erráticos como mi respiración. Me quedo unos segundos observando el techo con el dulce amargo impregnando mi lengua antes de levantarme y con la toalla en mano volver a meterme al baño.
Mis mejillas sonrojadas y pupilas dilatadas se reflejan en el espejo cuando paso delante, me meto bajo la ducha fría fregando mis manos para pasarlas por mi rostro. Minutos después vuelvo a mi habitación y me visto con unas bragas y una camiseta que me llega por debajo de la mitad de los muslos. Mi teléfono suena cuando me estoy humectando las piernas y me demoro unos segundos en tomarlo para ver quien llama tan tarde de nuevo. Suelto el aire que no sabía que contenía cuando veo el nombre de mi madre en el notificador.
Contesto poniendo el altavoz para continúar humectando mi piel.
—Hola, mamá. ¿Todo en orden?
—Hola, cielo —la voz cantarina de mi madre se escucha luego de unos susurros—. Lamento la hora, pero quería avisarte que Gael y yo organizamos un pequeño viaje para este fin de semana, y me encantaría que asistieras para que puedan conocerse.
Termina soltando todo de manera atropellada. Es lo que Dominik había dicho y se supone que ella le había pedido que me lo comunicara.
—Oh, bueno, espero que se diviertan —hablo tranquila dejando la crema cerrada en mi mesa de noche para tomar el libro que estoy terminando y acomodarme escuchando su queja.
—Hija, por favor, me harías muy feliz si vinieras con nosotros. Además, si aceptas quedarte en casa hasta mi boda, estos días servirán para que no sea difícil para tí adaptarte.
Cierro el libro dejando mis pulgares entre las páginas para no perderlas y observo mi teléfono mordisqueando la cara interna de mis labios.
—Está bien, iré. ¿Debo reunirme con ustedes en casa de Gael entonces?
—Por...¿Si vienes? —su voz se agudiza un poco y susurros se oyen de vuelta— Es decir, sí, eh, en casa de Gael.
Habla con una emoción notable.
—¿Si vendrás en serio, verdad? —pregunta luego rápidamente.
—Sí, mamá. Ahí estaré.
Dejo el libro de nuevo en su lugar cuando me doy cuenta que no puedo leer en este momento y me siento, acercando más el móvil.
—¡Ay! Eso me hace feliz. ¡Nos vamos a divertir mucho!
—Estoy emocionada, mamá —suelto con un sarcasmo que no nota o prefiere ignorar.
Me paso las manos por el cabello casi seco cuando se despide y cuelga. Bufo echándome de nuevo con las manos cubriendome el rostro. Pataleo un par de veces soltando gritos ahogados antes de suspirar y meterme bajo las sábanas.
Su rostro endurecido y sus ojos oscurecidos en una lujuria salvaje, acapara mi mente en el momento que cierro los ojos.
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© 𝐷𝐸𝑆𝐸𝑂𝑆 𝐼𝐿𝐼𝐶𝐼𝑇𝑂𝑆 [+21]
AcakDominik Brückner oculta una oscura bestia posesiva bajo aquella hipnótica mirada. Buscando su presa de la noche, dió con ella. Scarlett Callen, una muchacha con aire gitano, cautivadora y libre. Una noche desencadenará una obsesión. Volverse a en...