En las sombras de la cordura, está Hwang Hyunjin, un hombre cuyo equilibrio mental pende de un hilo. Su vida da un giro inesperado cuando se cruza con Miki Stefano, una mujer que parece ser su polo opuesto, pero que esconde una locura aún más profun...
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PÁGINA DIECIOCHO Cayendo en la desesperación.
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Estando delante de la persona que me ama, no soy capaz de decir las palabras te amo y siempre tuve el miedo de que algún día eso lo joda por completo, nunca quise rendirme y dejar que eso mismo arruine la relación que teníamos. Pero tampoco sabía qué carajos debería de hacer sin la necesidad de decirle cuánto la quería, ya que ella ya lo sabía, y es que eso me estaba enojando, ¿por qué decirle te amo cuando ya lo sabía con mis acciones? Porque no podía, no me salía y no se lo iba a decir falsamente.
Pero no sabía que esto pasaría.
Duele como el demonio.
Ni siquiera la tajada que me hizo en la cara me dolía tanto como su decisión en desaparecer de mi vida y de la faz de la tierra, debido a que no hay hombre que la encuentre, nadie podía saber su paradero, siquiera sus amigos se encontraban a mis pasos. Eso me daba a entender de que Miki estuvo planeando todo esto desde un principio. A veces me ponía a pensar que el ser humano es demasiado extraño con sus típicas extrañezas, yo solía no preocuparme, ni arrepentirme de nada, pero en estos momentos me quiero matar, ya que me arrepiento por completo de haberle dicho esas palabras, simplemente, le tenía que haber dicho lo que en verdad sentía por ella y nada de esto estaría sucediendo.
Quizás le tenía que haber dicho lo que me estaba pasando, lo que en verdad me costaba amarme a mí mismo después de todas las cosas que estuve haciendo durante mi vida, no me importaba saber que yo era una basura, con tal de que la pelirroja creyera que era una buena persona ante sus ojos. Empero, esos pensamientos se borraban cuando me encontraba a solas, y mi cabeza empezaba a hacerse preguntas, viendo lo horrible de mí, el haber asesinado y jugar con las personas, únicamente, para poder obtener algo de ellas. Solo quería decirle que era una persona herida y que necesitaba un abrazo de ella, de mi esposa, de la mujer que me ama, y decirle que estos últimos años me estuve ocultando detrás de una máscara, para que sepa que fingía ser un chico fuerte cuando no era así.
La extraño tanto que podría morir.
Odiaba tenerla solo en mi imaginación, tenía que cerrar los ojos para imaginarme que se encontraba a mi lado, dándome el apoyo que tanto quería recibir de ella, Miki fue una hermosa persona conmigo, ella misma me lo dijo la última vez en que nos vimos. Me amaba completamente, sin importarle los defectos que yo tengo, y ni siquiera fui capaz de darle lo que tanto estaba esperando de mí, era por eso que me odio a mí mismo. Pareciera que no volvería más y yo me estaba convirtiendo en una horrible versión de mí, ya ni siquiera sabía descifrar las emociones que llevaba por dentro, era tan triste tener las ganas de poder pintarla para tener un recuerdo vivo de ella en mi cuarto y no esas viejas pinturas, en donde una de ellas era el momento en que me dijo cuánto me amaba y que yo evité.