Payasos

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Él malabarista esperaba impaciente por el termino de la espera a empezar el show. Estuvo preparándose durante doce días antes de tener que reempacar y comenzar el viaje a Concepción. No era tardío el camino, sino el acomodar todo antes del próximo show. Cuestión que finalmente llegaba a su fin, y en menos de una hora.

Tin tin, él Payaso bailarin, se mantenía junto a él para admirar todo la preparación del circo. Ambos habían calculado cuánto demorarían en instalar todo, y ahora que ya estaba por terminar, ellos también habían decidido instalarse a apreciar el hecho. Tenían dos sillas, las que usaban con bastante comodidad mientras todos sus demás compañeros se empeñaban en ayudarse para finalizar más rápido. La culpa era un sentimiento que debía aparecer de vez en cuando, había dicho Ryan.

— Oigan, ustedes, si quieren que esto se acabe dejen de estar de mirones y ayuden.— Le dijo el anfitrión del circo.

Ryan, él malabarista, en vez de acatar, se inclino para simular ejercer la profesión de su amigo y mostrarle la lengua a su jefe, él señor quien portaba el bigote más distinguido allí. Finalmente salió corriendo por la prisa con la que él contrario trato de alcanzarlo. Exaltado grito— ¡¿Por qué tan atento?! — Para segundos después correr hacia el montón de personas que veían hace un rato.

— ¡Siempre es lo mismo con ustedes!— Freno su andar cuando se dió cuenta de que su corazón estallaria. Solo dieron dos vueltas al rededor de las sillas, pero su estado hace bastante que no soportaba tales acciones.

— ¿Por qué me mete? — Interfirio ofendido el payaso.

Él hombre dirigió rápidamente sus ojos hacia él, los iba entre cerrando de a poco mientras se acercaba mucho más al joven, aún recostado en la silla.
Ryan no volvió a aparecer entre ellos, ni volvería a ser perseguido, pero de todos modos, el escudo humano creado con sus compañeros estaba ahí, a espaldas de los sujetos junto a las sillas. Impecable, y totalmente, ignorado por ellos.

— Ve allí antes de que te haga bailar la intro de My Little Pony.

Él payaso alzó una de sus cejas al mismo tiempo en el que cruzaba sus brazos.— Ya lo hizo. Pero no sé preocupe, lo haré. Eso sí... — Se levantó de su lugar y levanto uno de sus dedos a la altura de la nariz contraria.— Que quede claro que lo haré con las ganas de un perezoso.

— Si, si, ya largo.— Él animador se dedicó a observar como su sobrino abandonaba su campo de vista hasta parar con los demás, quienes trataban de acomodar la gran carpa de colores rosa, rojo y azul mientras, extrañamente, no dejaban de pegarse unos a otros.— Dios...— Su respiración todavía era irregular, pero lo consolaba el hecho de que ambos jovenes yacían ahora junto a los demás, suponía, ayudando acomodar esa tela insostenible.

Pasada la hora, todos los integrantes del circo comenzaron a enlistarse para presentar sus shows. Todo lo importante ya funcionaba para que ellos pudieran hacerlo, el escenario, las luces, la red y la zona de ingresos, así que no había nada de que preocuparse. Tin tin, o Javier, sería uno de los primeros, así que debía ser super veloz. Apenas terminaron de acomodar la carpa corrió a su camarín (cuarto) a maquillarse y vestirse acorde a su personaje, lo que fue igual para todos minutos después. Cuando salió, todos los que se cruzaban con él le brindaban su apoyo y palabras de aliento con señas o breves frases.

Sin embargo, Justo antes de que alcanzara la tela e ingresara a la carpa, él malabarista tocó su brazo llamando su atención.

— ¿WhatsApp, bro? — Pregunto el payaso luego de dar con su imagen.

— ¿Haz visto mis botellas? No las encuentro.— Su cara estaba completamente afligida, tal cual a cuando emprendieron su viaje y se dieron cuenta de que el proceso de instalación se volvería a repetir. Para su mala suerte, Javier no tenía idea de dónde podrían estar, y se lo demostró con una rápida alza de hombros antes de retomar su camino hacia su destino.— Rayos.

Payasos, Ariel y Manzanas #PGP2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora