Al siguiente día, Ariel, la joven del día anterior, yacía levantándose de su cama para, de forma seguida, dirigirse al baño. Se bañaría y luego iría al liceo a tomar sus clases, las que terminaban a las cuatro. Por, absoluta, desgracia.
Luego del incidente de ayer (casi perder sus ahorros), decidieron, los tres, no volver a gastar dinero en bebidas muy caras, en caso de cualquier cosa serían ello quienes sufrirían. Hecho que confirmaron con esos dos payasos; sujetos que esperaban no volver a ver nunca más.
No había nadie más en casa, su tutora se había ido temprano al trabajo, aunque de por sí no solía verla: su empleo se encuentra afuera de la ciudad. Ni siquiera los domingos se apiadaban de la situación, la mujer prefería dormir durante todo el día en sus escasos días de descanso. Era una situación que hacía a Ariel sentirse desganada siempre que estaba en casa, y la razón por la que salía seguido o hacia planes a lugares que no conocía bien dentro de la ciudad.
Finalmente la castaña abandono su hogar, cerro con candado y camino hasta su institución. Sus amigos la esperarían en la entrada.
Al llegar se topo con un puesto de manzanas justo al lado del edificio. Miro las frutas con extrañeza y siguió su camino, aún con la vista en ellas.
— Hey.— Saludo Trevor.
— ¿Desde cuándo hacemos exhibiciones de arte?
Inmediatamente el dúo delante de la joven se volteo hacia el lugar que pretendía robarse toda la atención de cualquier cosa que fueran a hacer los estudiantes de el "Liceo las rosas". Era lo más extraño que habían visto desde que asistían a esa construcción.
— No se, ya estaba ahí cuando llegamos. No hay nadie atendiendo tampoco.— Añadió la pelinegra, Estefanía.- Puede que sea la mercancía de alguna persona que olvido recogerlas. La feria está a unas cuadras de aquí.
— Pero hoy día es Martes.— Continuaba analizandolo Ariel.
Él más bajo del grupo se dedicó a solo limpiar el cemento que protegía las plantas para recostarse en él, luego decidió que solo atendería a su telefono.
— Da igual, no me quita el sueño, y ni es el primer puesto de manzanas que hemos visto.
— Bueno, si.
El grupo de amigos al final se adentro a sus clases. La campana sonó como nunca, cosa que los hizo apresurarse a llegar a su sala a tiempo.
Trevor en medio de las lecciones de la Profesora Anna María, apoyado a la venta, vio como un grupo de personas trataba de levantar el carro en el que se encontraban las manzanas. Todos eran muy torpes, cuestión que lo hizo reír más de una vez en voz baja. Aun así, estaba en clases, asi que en un momento dado se obligó a dejar de verlos para poner toda su atención en la soñara con aspecto aburrido al centro de la habitación. Cosa que no duró mucho. Nuevamente volvió sus ojos hacia el sitio en el que yacían todos esos chicos, quienes la mitad ahora permanecía descansando en el suelo y la otra parecía gritarle al grupo exhausto para que continuarán moviendo el puesto en conjunto. Fue tan gracioso ver cómo uno de ellos resbalaba después de pasar a pisar a una de las que se negaba a ayudar que estallo en risas, parando la clase y haciendo que el fruncido ceño de Anna María fuera mucho más grande. Por suerte, la situación no hizo mucho revuelo, la profesora continúo con su clase luego de dedicarle una severa mirada, y Trevor solo se propuso visionar a los jóvenes con más disimulo.
Cuando dieron la hora de termino para salir a recreo, inmediatamente las chicas fueron hacia la dirección del menor. Querían saber que había hecho que soltará la carcajada.
— Es que abajo...— Tapo su rostro antes de evidenciar la gran sonrisa que se le había formado tras haber sido testigo de tal situación.— Unos chicos no podían mover el carro con manzanas. Fue tan gracioso, en serio. Jamás me había divertido así en mi miserable vida.
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Payasos, Ariel y Manzanas #PGP2023
RomanceDistintos altercados sucederan tras el breve encuentro entre una joven estudiante y un malabarista con un inquietante amor por las manzanas.