Capítulo 5 | Noche de chicas.

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- ¿Quieres dejar eso en su lugar mujer? - los papás de Mon se encontraban en la que fue su habitación terminando de acomodar todo para su llegada.

La pequeña Mon había decidido quedarse en casa de su madre los días que durara su viaje.

Su padre accedió sin problema.

- Quiero que todo esté muy lindo para cuando llegue, no lo sé, quizás hasta decida quedarse - se emocionó.

- No cariño, eso no pasará, Mon está muy bien en Inglaterra, tiene un nuevo trabajo que le gusta mucho, está conociendo personas que le harán bien ¿Crees que estando aquí, cerca de la señora Sam estará bien? - preguntó el padrastro de Mon.

- No, no lo estuvo ni lo estará - le respondió la señora Pohn - Pero la extraño tanto - comenzó a llorar.

- Lo sé, pero decidimos pensar primero en ella antes que en nosotros ¿No es así? - su esposa solo asintió - entonces ve, lava tu cara que está por llegar y te tiene que ver bien, mientras yo termino aquí, anda - echándole una rápida mirada a la habitación se retiró, el hombre dejó todo como estaba y también salió.

Horas más tarde ambos se encontraban en la entrada de su casa, no querían que la llegada de Mon los tomara por sorpresa.

Un auto se detuvo y fueron al encuentro con su hija.

- ¡Mamá, papá! - la pequeña se abrazó a ellos - los extrañé tanto - sollozó.

- Mi pequeña, nosotros también - le besó la frente - y que bueno que llegaste , porque alguien estaba ansiosa - miraba disimuladamente a su esposa - ¿Se quedan a comer? - preguntó observando cómo el papá de Mon bajaba las maletas del carro.

Todos miraron la acción.

- No, ellos se irán al hotel, nos veremos mañana antes de la boda - dijo Mon refiriéndose a su padre y a la esposa de su padre.

Los tres se despidieron de la pareja.

Dentro de la casa Mon miracada cada cosa con nostalgia, había extrañado tanto su hogar, a sus padres, y sin duda alguna a sus amigos.

Si un año y medio atrás le hubiesen preguntado dónde se miraba el día de ahora, definitivamente no era en Inglaterra.

Simplemente no se veía en otra parte que no fuera a lado de Sam.

Esa chica que se había convertido en su inspiración, su ídolo, el ejemplo que siempre quizo seguir.
Quien le dió los mejores momentos de su vida y también la hizo llorar como nadie más lo ha hecho.

Le costó demasiado dejarla y seguir adelante, pero así tenia que ser, ahora Sam era una mujer casada, y ella no podría meterse más en esa relación, aunque supiera que la amaba.

— ¿Quieres descansar un poco? Debes estar agotada del viaje — su padrastro la sacó de su trance.

— Oh, no, quiero esperar a los chicos, deben estar por llegar — su madre la abrazó de nuevo sin poder creer que estuviera ahí.

— Perdon, el solo que, me hace muy feliz verte — Mon le dió un beso, cómo cuando era niña.

— Sam estará ahí, supongo — soltó sin más su padrastro.

— Aon — lo retó su esposa — no importa si ella está ahí, Mon acompañará a sus amigas en un momento muy especial para ellas.

— Así es Mamá, pero si, ella estará ahí — le dijo a su padrastro — cómo también su esposo.

— Es curioso que aún no haya salido nada de su boda en las revistas — hablaba más para el — cada cosa que hacía siempre lo publicaban.

— No eso papá, Sam solo muestra en las revistas las cosas sin importancia para ella — no mostraba ninguna emoción — No importa si ellos están ahí, no hubo ningún problema entre nosotras, simplemente no pudo ser y ya.

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