Capítulo 5

137 11 0
                                    

Todo en la vida tiene un porqué, un cuándo y un donde, pero solo eres capaz de saberlos cuando miras hacia atrás.

BRAYAN

—A ver papá no te entiendo —digo confundido por todo lo que me ha dicho.

No lo entiendes porque no me estás escuchando.

—¡Claro que te estoy escuchando! —la verdad es que no lo estoy escuchando del todo. Me acaban de dar una mamada como nunca antes, por lo cual me corrí como nunca antes y la diosa de fuego que me dio esa mamada está completamente desnuda frente a mí, mientras él habla de... Sabrá Dios que cosa.

Yo sé que no me has estado escuchando... ¿Sabes qué? Cuando saques a esa chica de tu cuarto ¿Cómo diablos sabe que hay una chica aquí? Estoy al otro lado del mundo y él está en el otro extremo ¿Cómo diablos sabe que estoy con alguien? ¡Será brujo! Hablamos. Llámame cuando lo hagas, esto es importante ¡Me estoy muriendo!

—¡¿QUÉ?! —grito parándome de la cama como impulsado por un trampolín ¿Qué dijo? ¿Escuche bien? ¿Él dijo que se está muriendo? ¿De verdad lo dijo?... —A ver papá, ¿Cómo que te estás muriendo? ―pregunto negándome a creer que escuche bien, ¡Él no puede estarse muriendo! ¡Él no se puede morir! Me niego a creerlo ¡Me niego a aceptarlo! ―¿Papá, qué pasa?

Por favor, regresa a casa y lo hablamos cierra la llamada dejándome confundido, desorientado y angustiado, pero sobre todo muy preocupado. Mi papá no es de los que dicen las cosas a la ligera y mucho menos algo tan grave como eso. Lo que me hace pensar que si lo dijo es porque de verdad se está muriendo.

—Me tengo que ir —empiezo a recoger mis cosas, mientras reservó un boleto para el primer vuelo que vaya a Nueva York.

—¿Cómo que te tienes que ir? ¿No me pensarás dejar aquí sola, verdad?

—Mi papá está en problemas y me tengo que ir.

—¡No! ¡Tú no te puedes ir!, ¡Tú no puedes dejarme aquí sola! ¿Que pasara conmigo?, ¿Con lo que tenemos?, ¿Qué va a pasar con nosotros?

—A ver Karen, no hay nosotros. Tú y yo solo la pasamos bien, la pasamos rico, pero aquí no hay un nosotros para nada más que eso.

—Pero yo te quiero y pensé que tú también me querías.

—Si te quiero, pero no como tú quieres y te mereces. La pasamos rico, me gusta disfrutar de tu compañía y todo lo demás, pero hasta ahí —terminó de sacar todas mis cosas del closet y saco las maletas también.

—Está bien, está bien, está bien. Sé que estás pasando por un mal momento y que debes de ir a ver a tu papá, así que vete tranquilo —empieza a arreglar mi maleta —Vamos a dejar lo nuestro en pausa y cuando regreses hablamos.

—No sé si vaya a regresar —admito sincero —Creo que ha llegado el momento de afrontar mis obligaciones —y más que eso, creo que ha llegado el momento de ser un hombre centrado y trabajador. Mis padres me dieron la mejor educación, me formaron para ser un hombre de bien, me moldearon para ser su sucesor y yo... Yo perdí el rumbo cuando mi mamá murió. El dolor que sentía por su muerte era tan grande que decidí salir huyendo de él. Decidí irme de mi país y refugiarme en las calles de los diferentes países que he visitado, en los brazos de su gente, en los labios de su cultura y por supuesto en los cuerpos de sus mujeres. Busque refugio lejos de donde realmente estaba, pero después de cinco años y con la noticia que me ha dado mi padre, creo que ya es tiempo de afrontar mi dolor y tomar el cargo para el que fui criado. Hay un dicho que dice: «Todo en la vida tiene un porqué, un cuándo y un donde, pero solo eres capaz de saberlos cuando miras hacia atrás» y creo que mi momento ha llegado. Miro hacia atrás y veo el porqué todo tiene su momento exacto. Hace justamente una semana que renuncie a mi trabajo (porque no crean que viajó por los diferentes países con el dinero de mis padres, ¡No, señor!, sin importar en el país en el que este, busco trabajos temporales para pagar mis gastos) porque ya tenía pensado trasladarme de nuevo a otro país, porque en mis planes no estaba regresar aún ¡Y mírenme ahora! Haciendo mis maletas para enfrentarme cara a cara con lo que más dolor me causa ¡Regresar al lugar en donde murió mi madre! El ser que más he amado en la vida.

—Yo sé que vas a regresar —susurra sacándome de mis pensamientos, mientras termina de cerrarle el cierre a la última maleta y yo no digo nada más porque en este momento mi cabeza solo piensa en una cosa «Mi padre se está muriendo y yo no estoy con él» y yo no estoy con él. El único ser humano que me queda en la vida se está muriendo y yo estoy a kilómetros de él. Les juro que si les pasa algo y yo no estoy ahí con él, no me lo voy a perdonar nunca.

¡AL DÍA SIGUIENTE!

Dicen que no hay nada como regresar a casa, a tu tierra, a tu gente, a tu hogar, a tu refugio, ¡Al lugar que lo es todo para ti! Y hoy he descubierto cuánta verdad hay en esas frases. No hay nada como decir «¡Voy para mi casa!» Y «¡Esto es mío!», apenas baje del avión y una sensación sumamente placentera me embargó por completo y aunque también una muy dolorosa recorrió todo mi cuerpo, no cambiaría por nada este momento.

—¡¿Brayan?! —pregunta y exclama mi papá, apenas me ve sentado en la mesa del comedor esperándolo para desayunar —¿Cuándo llegaste? ¿Por qué no me avisaste? ¿Qué haces aquí?

—Llegue esta madrugada y como comprenderás después del balde de agua fría que me tiraste encima, yo no podía quedarme como si nada al otro lado del mundo ¿Cómo es eso de que te estás muriendo? ¿Qué pasa?

—Salúdame primero —pide y eso hago. Llevo meses (casi un año) sin darle un abrazo a mi padre —Que bueno que ya estás en casa ¡Te he extrañado!

—Y yo a ti papá —lo abrazó fuerte —Lamento haberme ido durante tanto tiempo.

—Tranquilo, todos tenemos formas diferentes para enfrentarnos al dolor y la realidad... Ahora sentémonos y hablemos.

—Ok —me siento y hago mi desayuno a un lado para prestarle atención.

—Bueno... Esto no es fácil para mí y te pido que lo tomes con calma y resignación ¡Yo ya lo hice! —no creo que pueda hacerlo, pero al menos lo voy a intentar —Hace tres meses me diagnosticaron cáncer de pulmón en etapa terminar ―esa confesión me ha caído como un balde de agua caliente sobre el cuerpo. Siento como cada poro de mi piel arde y duele ante la idea de que se está muriendo, ¡Dios!, les juro que llegué a pensar que su llamada era solo para hacerme regresar, para que estuviera aquí con él. Tenía la esperanza de que me estuviera tratando de dar una lección para que regresara... ―¡Me estoy muriendo!

―No, ¡No lo acepto! ―exclamó negando a aceptar que se muera así como así ―Debemos buscar una segunda opinión, viajar a otros países, buscar otros especialistas ―me niego a dejarlo morir sin haberlo intentado todo ―Debemos ir...

―¡No! ―exclama interrumpiéndome ―Ya no hay nada que hacer.

—Pero papá.

—Papá nada Brayan. Eres mi hijo y te amo con todo lo que soy, pero te pido que lo tomes con valentía como yo lo estoy tomando, porque no pienso someterme a más estudios ni tratamientos médicos.

—¿Valentía? ¿Cómo me pides que tenga valentía cuando la única persona que tengo en el mundo se está muriendo? Papá, eres lo único que tengo, ¡Lo único que me queda! Y si a ti te pasa algo, yo me voy a morir. Papá, ¡Por Dios!, no me pidas que seas valiente y acepte que te estás muriendo así como si nada ¡Eres lo único que tengo!

—Y tú eres lo único que tengo, pero la vida es un tanto injusta y a nosotros nos queda poco tiempo junto y justamente por eso tenemos que aprovecharlo. Por eso no quiero pasar el tiempo que me queda de hospital en hospital.

—Pero...

—Escúchame Brayan. Las cosas pasan por algo y creo que el tiempo de juntarme con tu madre está llegando y me siento bien con eso. Ya estoy viejo, estoy cansado y necesito reencontrarme con mi bella Brittany.

—¿Cuánto tiempo te queda? ―pregunto aun sin poder creerlo.

—El suficiente para entrenarte y que te hagas cargo de tu legado.

—Ok, papá. Te juro por mi vida, que lucharé día a día para hacer que el tiempo que te quede de vida te sientas orgulloso de mí. Haré que el tiempo que te queda de vida seas inmensamente feliz a mi lado.

La Viuda VirgenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora