Sus pasos yendo y viniendo casi perforaban el piso, mientras sus uñas estaban por acabarse de tanto morderlas, no podía evitarlo, era el único consuelo que tenía en esos momentos en los que sentía los nervios subir a su cabeza cada vez que pensaba en ello, su primo no la había visitado las últimas dos semanas desde que habían concretado su trato, aún se sentía mal por entregar sus joyas más preciadas, pero su amor al príncipe era tan grande que pensaba su madre se lo perdonaría por al final ser feliz con el amor de su vida, ¿verdad?.
Pero no solo eso la inquietaba, su ansiedad estaba en aumento conforme más veía el reloj, su carta semanal con remitente del príncipe no había llegado el día anterior, nunca había pasado, siempre era puntual, pero se engañó así misma pensando en que quizá estuvo muy ocupado y no pudo enviarla, pero para su desdicha, ese día tampoco llegó nada por la mañana. Quería saber que podría haber retrasado esa carta, qué pasaba puertas adentro del palacio imperial.
—Hinata...— la chica volteó hacia su doncella, sonriendo levemente para evitar preocuparla—. ¿Aún nada?— negó, sin poder evitar emitir un suspiro.
La pequeña bandeja de plata con las tazas de té retumbaron levemente en el silencio de la habitación, las manos de Tenten temblaban ansiosas. Estaba angustiada, creía que talvez por su culpa Neji se había molestado y había dejado a Hinata plantada, que talvez había arruinado todo, se sentía culpable, y por esa culpa sentía la necesidad de contar lo que había hecho.
—Hinata...— la peliazul la miró con interés por el silencio que se había prolongado, solo interrumpido por el tintineo de la vajilla—. Bueno, es que...es que quería decirte que...que yo hablé con...— sus palabras quedaron al aire cuando escucharon el llamado en la puerta. Ambas mujeres se miraron, una más animada que la otra, por lo que Tenten selló sus labios, dejó la bandeja de té en la mesa y se apresuró a abrir. El aire escapó de sus pulmones cuando vió al castaño frente a ella.
Neji la observó con seriedad, aunque por dentro estaba sonriendo, le había parecido divertido el gesto de sorpresa combinada con temor que había emitido al verlo, siempre expresando su pensar sin notarlo, no sabía cómo interpretar aquello.
—¿Podrías hacerte a un lado?— le preguntó casi en susurro. Tenten se sorprendió al escuchar su tono de voz, no era la más amable pero era bastante calmada y elegante.
—Ah yo...
—¿Tenten?, ¿qué sucede?, ¿quién es?— la castaña reaccionó a la voz de Hinata, estúpidamente se había dejado llevar.
Sabía que lo volvería a ver pero no por eso quería hacerlo. Después de calmarse y pensar con la mente clara, se había dado cuenta de lo que había hecho, estaba segura de su decisión, pero era claro que se había precipitado, como siempre.
—Me disculpo mi lady...la busca su primo el joven amo.
—Oh, primo N-neji, bienvenido.— se apresuró a saludar Hinata con cierto nerviosismo y emoción, por fin algo que la calmaba al menos un poco—. V-vamos, siéntate, Tenten acaba de servir el té.
El castaño miró por un segundo a la susodicha, quién se mantenía un poco alejada detrás de Hinata, respetando el espacio de sus amos como lo dictaba la etiqueta. Le parecía curioso como presionaba sus labios conteniendo su nerviosismo, y aún así mantenía aquel semblante serio y digno de una doncella.
—Te lo agradezco...me disculpo por no haber venido antes Hinata, pero tenía un par de cosas que pensar.— dijo mientras se sentaba y miraba de nuevo a la castaña, quien discretamente se había acercado para servirle una taza de té y de nuevo volver a su lugar.
Tenten sintió como la observaba, provocándole ansiedad, ¿qué le haría?, ¿qué le diría a Hinata?.
—E-entiendo, s-sé que eres una persona muy ocupada primo Neji.

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Mi Hermosa Doncella
FanficEl jardín se extendía entre sus pies y vestido blanco como un manto, era hermoso, y solo era para ella. El aroma delicioso de los lirios inundaba su fosas nasales, se sentía en el paraíso, no, estaba viviendo en el paraíso. La felicidad la inundaba...