Capitulo 6

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La suela chocando contra el piso no hacía más que retumbar en sus oídos como una tortura, pero no importaba, era lo menos que se merecía, la culpa que sentía en ese momento la carcomía por dentro, sus dedos eran la evidencia de estado emocional, no podía dejar de morder sus uñas. Respiró hondo, tenía que hacerlo, era una situación que lo requería.

—¡Tenten!— una cálida sonrisa se asomó en los labios de quien la llamaba, y su culpa aumentó.

Tenten forzó su sonrisa lo más que pudo, tenía que calmarse o el nerviosismo que recorría su cuerpo se haría evidente.
La vió acercarse a pasos delicados a la mesa que ella ya había reservado, sus cabellos castaños revoloteaba, era muy bonita, era obvio porque había terminado en aquel embrollo.

—Rin...es agradable verte de nuevo.— dijo Tenten con sinceridad.

—Lo mismo digo.— sonrió la mujer, feliz de poder volver a ver a aquella niña con la que había convivido en aquel albergue.

Después de ordenar un par de bebidas Tenten evaluó a la mujer enfrente suyo, el cansancio era evidente, pero su semblante calmado no desaparecía, regresándole una mirada perspicaz y curiosa, entendía el porqué de esa duda en sus ojos, no solían verse de esa forma aún con el tiempo que tenían de conocerse, solo se limitaban a una amistad de correspondencia.

Aún recordaba la vez que se conocieron, ella aún era una niña que había llegado al refugio en busca de comida, fue ahí cuando la vió, tenía un semblante triste y decaído mientras comía un plato de sopa al igual que ella, pero lo que había llamado su atención era aquel bulto que se apreciaba en su vientre. En aquel momento, en su curiosidad inocente, se acercó para ver aún más de cerca aquella protuberancia. Rin le sonrió cálidamente y la invitó a sentarse a su lado. Tenten sonrió emocionada cuando supo que adentro había un bebé, después de entender aquello apresurada preguntó por el padre de aquel pequeño, no sabía cómo se hacían los bebés pero sabía que todos debían tener un papá y una mamá, hasta ella debía tenerlos, o eso creía, pero Rin solo guardó silencio y una mirada vacía se asomó en sus ojos, decidió no preguntar más y hablar a la barriga como si se le entendiera, solo asi el color regresó al rostro de Rin.

Durante su estancia en aquel sitio no se separaron, Tenten fue como una hermana pequeña para Rin, eso hasta que Rin tuvo que irse, "adiós y cuídate", fueron las simples palabras que Rin le dijo acompañado de un abrazo, pensó que no la volvería a ver más, hasta que se convirtió en una doncella. Durante uno de los contados paseos que Hinata se atrevía a dar fuera del castillo, se encontraron con Ino, su sorpresa fue confusa y grata al ver a su acompañante, Rin, su doncella principal, en aquel momento se reconocieron de inmediato y una nube de preguntas se cernió sobre ambas, se preguntaban como un par de chicas que estaban casi al mismo nivel de un esclavo habían terminado como doncellas de dos jóvenes tan importantes en la nobleza.

Tenten no podía con la emoción, quería saber de Rin, le alegraba saber que había obtenido un buen empleo, además, quería conocer a su hijo, por lo cual envío una carta para poder conversar obteniendo una respuesta afirmativa. Aquella fue una conversación tranquila, en la que Tenten aportó más, Rin esquivaba cualquier pregunta acerca de su pasado que no fuera sobre su estadía en el albergue, sin notarlo, palidecía con la sola mención de su bebé, y solo objetaba que talvez la próxima vez podría presentárselo, pero esa próxima vez nunca llegó. La curiosidad inundó a Tenten, se preguntaba que era lo que Rin tanto escondía.

—¿Los Uchiha?— preguntó sorprendida en aquel momento a Hinata.

S-si, pero solo los Uchiha de más alto r-rango lo saben.— Tenten sonrió con gracia, era evidente que no solo ellos lo sabían ahora, el príncipe Naruto se había encargado de enterarse por sí solo cuando era un niño y el tema era candente.

Mi Hermosa DoncellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora