Capítulo 1

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Ocho años después.

Nueva York.

—¿Te quedaras hasta tarde, Renjun? —Renjun levantó la cabeza de su ordenador y sonrió a Nancy, su única amiga y compañera verdadera en esta empresa.

—Solo unos minutos más —aseguró, pero sabía que era mentira, al igual que Nancy lo sabía, Renjun era un esclavo del trabajo. Ella se acercó a su cubículo y se cruzó de brazos.

—Es viernes, tienes que tener una vida fuera de estos muros —Renjun trató de que sus rasgos faciales no cambiaran.

—Solo quiero adelantar unos pendientes para el lunes, prometo que no me tardare ¿Vale? —Nancy hizo una mueca.

—Habías dicho que tu hermano te invito a tomar algo, ¿No piensas ir? —con solo la mención de Jian a Renjun se le tensaron las entrañas, el que su hermano lo estuviera buscando no era para nada bueno. había una razón por la que había puesto distancia entre su familia y él. Problemas.

—Quede de llamarle más tarde —era una mentira, no pensaba llamar, la verdad es que se negaba a verlo, su padre y su hermano desde la muerte de su madre solamente le causaban problemas, era la razón por la que había cambiado su apellido al apellido de soltera de su madre y se había mudado de Atlanta. Aquí en Nueva York, solamente era Huang Renjun, un contador público promedio que no llamaba demasiado la atención, se había esforzado los últimos años para llegar al puesto en el que estaba y no pensaba echar a perder todo de nuevo por culpa de su familia.

—Qué tal si te invito a comer el próximo fin de semana, es el cumpleaños de mi marido, quiere conocerte —dijo Nancy con una sonrisa. Renjun sonrió, ella había entrado a la firma unos pocos meses atrás, y este lugar sin duda era un nido de víboras, no podías confiar en nadie, Renjun había aprendido a no relacionarse con sus compañeros de oficina y al ver como comenzaron a tratar a la chica nueva, intervino, él había sido el último chico nuevo en un tiempo, sabía lo que era ser el último en una carrera por subir de nivel, así que le había enseñado a Nancy como se hacían las cosas. Desde entonces se habían vuelto buenos amigos.

—Estaré ahí sin falta —aseguró. Despidiéndose de Nancy regreso su atención a su ordenador. El trabajo que tenía pendiente no era nada que no pudiera dejar para el lunes, o llevárselo a casa, la verdad era que Renjun no tenía ninguna prisa por irse, no tenía ganas de ver a su hermano y la peor realidad, era que no había nadie en casa esperándolo, así que su único refugio como siempre... era su trabajo.

Una hora más tarde no pudo seguir aplazando lo inevitable, tomando sus pertenencias se dispuso ir a su casa. Era en sí, un apartamento de una habitación en mediano estado, pero era su casa y lo único que necesitaba.

Despidiéndose del guardia de seguridad salió del edificio, el vapor caliente proveniente de la calurosa calle lo sofocó, estaban sufriendo altas temperaturas este verano, no era de extrañar que con tanta contaminación la madre naturaleza estuviera furiosa, solo esperaba que el invierno no fuera igual de crudo que el verano, si era de esa forma, lo más seguro es que muriera congelado en su apartamento, el calentador eléctrico estuvo fallando el invierno pasado, tendría que remplazarlo pronto, otra factura a la lista. Venía pensando en su lista de gastos cuando se detuvo abruptamente, apretó los labios.

—Hola hermano —un hombre alto le obstruyó el paso, Renjun clavo la vista en esos ojos color chocolate iguales a los suyos.

—Creo que me confunde de persona, señor —dijo acomodándose su maletín en la otra mano. —Yo no tengo hermanos —intentó rodear a Jian, pero era más que obvio que ahora que su hermano lo había acorralado no lo dejaría escapar tan fácil.

—¡Vamos Junnie! No seas tan duro conmigo —Renjun se apartó cuando Jian intento sujetarlo del brazo.

—¡No me llames Junnie! —odiaba ese diminutivo, ¡Odiaba todo lo de su vida pasada! Por esa razón había huido y no permitiría que nada destruyera lo que le había costado tanto trabajo construir.

—¡Lo siento! —Jian levantó las manos a modo de rendición. —No quiero molestarte, pero es necesario, necesito hablar contigo.

—No tenemos nada de qué hablar —dijo mirando a Jian con dureza. —Regresa a Atlanta y olvídate de mí— se dio la vuelta para marcharse, pero su hermano se interpuso de nuevo en su camino.

—Escúchame Renjun, de verdad necesito hablar contigo, créeme que, si no fuera necesario no estaría aquí para rogar por tu ayuda —Renjun rio sarcásticamente.

—Pobrecito, que sacrificio el tuyo venir aquí a rogarme ayuda después de lo que ustedes me hicieron —estaba haciendo un escándalo en la calle y no le gustaba, a algunas personas las conocía puesto que trabajan por los alrededores. No quería que comenzaran a circular rumores extraños sobre él.

—¿Por qué siempre tienes que salir con eso? ¡Debes superar el pasado! —Renjun resopló frustrado, ahora parecía que el ofendido era su hermano y no él, al cual le habían quitado todo lo que un día conoció y que le correspondía por derecho.

—Escucha —Renjun levanto la mano a modo de escudo. —Tienes razón, pasado es pasado, y ustedes son parte de mi pasado, por lo tanto, no quiero volver a verlos —intentó nuevamente su escapada, esta vez por suerte su hermano no intento sujetarlo.

—Renjun... tienes que escucharme —sin detenerse levantó la mano a modo de despedida.

—Que tengas buen viaje Jian mis mejores deseos para ti y para tu padre.

—Renjun —su hermano volvió a llamarlo. —¡Se trata de Lee Jeno! —Renjun tropezó con sus pies al escuchar ese nombre. Giró para mirar a su hermano.

—¿Qué dijiste? —sabía que no debía preguntar, hace varios años había decidido enterrar todo su pasado, y el dueño de ese nombre era parte de eso también.

—Lee Jeno —repitió su hermano. Entonces no había escuchado mal, Jian había invocado al mismo satanás con dos palabras.

—¿Qué han hecho? —preguntó preocupado, su hermano y su padre significaban problemas, y si a eso se le sumaba Lee Jeno...

—Necesitamos tu ayuda —dijo Jian y de verdad parecía asustado. —Se que no lo merecemos, pero quieras o no, te guste o no, somos tu familia.

【🅲  | ​🅴】  ||ɴᴏʀᴇɴ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora