Capítulo 4

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Renjun podía sentir la penetrante mirada de Jeno sobre él, cada que Renjun apuñalaba con el lápiz el estúpido contrato, estaba desquitando toda su ira y frustración con el papel y no le importaba. Necesitaba que alguien pagara su coraje y a las hojas con estúpidas letras no parecía importarles. Durante ese tiempo en ningún momento levanto la vista para mirarlo, Dios sabía que, si miraba su estúpida sonrisa, Renjun perdería los nervios.

Minutos más tarde mientras Jeno hablaba por video conferencia en italiano, la puerta de la oficina se abrió, la secretaria de Jeno entro sin llamar, dejando sobre la mesita de café una bandeja con una jarra de café, una taza y varios pastelillos, además de que junto a él coloco una bolsa de papel color azul marino con el nombre de una marca muy costosa de ropa de hombre, sin decirle nada le sonrió profesionalmente y volvió a salir tan silenciosamente como había llegado.

En un acto completamente infantil de rebeldía, Renjun continúo trabajando en rayar, tachar y hacer anotaciones en su contrato de esclavitud. Ignorando los deliciosos pastelillos que olían realmente divino, su estómago rugió de hambre ya que no había desayunado. Pero Renjun era orgulloso y obstinado.

—No has bebido el café —dijo Jeno tiempo después de despedirse de las personas que estaban al otro lado de la pantalla, Renjun apretó el lápiz en sus manos, sentía ganas de clavárselo en el cuello. Pero como no quería ir a la cárcel se contuvo.

—No tomó café.

—¿Desde cuándo? —Renjun sintió deseos de reír.

—Hay muchas cosas que usted no sabe de mi señor Lee —le dijo con desdén. —Aquí tiene su contrato, no necesito ir a su abogado, simplemente dele esto —se puso de pie y lanzo de malos modos la carpeta sobre la mesita del café, miró desafiante a Jeno el cual seguía sentado en su escritorio.

—Esa bolsa contiene una camisa decente, ahí está mi baño privado, cambiate, Yangyang llegara en un momento y no quiero que te coma con los ojos —si no fuera porque Renjun sabía que todo esto era una farsa pensaría que Jeno estaba celoso.

—Pensé que iríamos a verlo a su oficina.

—He cambiado de opinión —dijo mientras regresaba su mirada a la pantalla. Renjun apretó los dientes. Quería mandarlo a la mierda, lanzarle la estúpida bolsa a su estúpida cabeza. Pero estaba tan cansado, solo deseaba terminar con esto de una buena vez, e irse a su casa, se metería en la cama y no volvería a salir de ella hasta el lunes que tuviera que ir a trabajar.

Se tardo en el baño más de lo necesario, se cambió la camisa, tenía que admitir que la prenda era suave y de un color hermoso, esto era algo que a él no le alcanzaría para comprarse, habían pasado demasiados años desde que él había utilizado algo tan costoso.

Cuando salió del baño, descubrió que Jeno no estaba solo, un hombre rubio casi de la misma edad se giró para mirarlo.

—Supongo que tú eres Renjun —dijo el hombre con acento extranjero. La mirada que le dirigió el hombre no fue nada amable. Renjun supo inmediatamente que al hombre no le agradaba y no entendía la razón, ya que ni siquiera lo conocía.

—Cariño —llamó Jeno, volviéndose también hacia Renjun. —Ven, te presento a Liu Yangyang, es mi abogado y un gran amigo —Renjun comprendió que era momento de comenzar su papel, aunque dudaba que el abogado no supiera las condiciones en las cuales se estaba dando todo esto. Renjun obligó a sus piernas a moverse y se acercó a ambos hombres, estrecho la mano que el abogado le ofrecía.

—Huang Renjun —se presentó profesionalmente, no sería tan hipócrita como para añadir el típico "gusto en conocerte". Este hombre no podría tener directamente la culpa de lo que estaba sucediendo, pero Renjun de alguna manera sentía que era cómplice de esta farsa.

【🅲  | ​🅴】  ||ɴᴏʀᴇɴ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora