Capítulo 3

1.5K 162 90
                                    

Renjun casi estuvo tentado de mandar a la mierda al chofer con todo y limosina al día siguiente, estuvo a dos segundos de llamar a su hermano y decirle que resolviera sus mierdas el mismo, pero no lo hizo, algo dentro de él lo impulsaba a seguirle el juego al hombre del cual estuvo enamorado alguna vez.

Cuando llamaron a su puerta temprano esa mañana, ni siquiera se detuvo a cuestionarse como era que Jeno conocía su dirección. Y estuvo tentado en regresar a cambiarse cuando se dio cuenta del lujo que lo rodeaba, hasta el chofer de Jeno estaba bien vestido, en cambio, Renjun se había negado en utilizar uno de sus pocos trajes los cuales utilizaba para ir a su trabajo. Así que solo se había decidido por un pantalón oscuro y una camisa de vestir, estaba haciendo muchísimo calor para utilizar una chaqueta.

Durante el trayecto, el chofer no le dirigió la palabra para nada, se limitó a conducir, treinta minutos después entraba en un impresionante vestíbulo de mármol de un edificio de oficinas de diseño, construido con acero y cristal. Siguiendo al chofer subió al último piso en ascensor. Ni siquiera sabía que en Nueva York había una sucursal del Grupo Lee, sabía que la base de trabajo de Jeno estaba en Atlanta o al menos así fue mientras Jeno emprendía su negocio ¿Cuánto no sabía de este hombre?, ayer imagino que se verían en algún bar o un restaurante para hablar. Esta oficina ocupaba una suite que a primera vista, abarcaba toda la planta.

Renjun observó los cristales coloreados, el lujoso mobiliario y los aparatos de tecnología avanzada. Una joven muy arreglada se hallaba en recepción. Era extraño que una empresa como esta también laborara en día sábado.

—Buenos días, soy...

—Señor Huang, bienvenido, lo estamos esperando —La sonrisa de la mujer fue cálida y cortés. O ensayada, ya que era su trabajo dar una buena imagen a esta empresa. —El señor Lee está atendiendo una llamada —le indicó una silla. —Siéntese, por favor. Enseguida lo recibirá.

Renjun sintió que los nervios le encogían el estómago. Ya que había llegado hasta allí, quería acabar de una vez. Cada minuto transcurrido le parecieron diez, y tuvo que esforzarse para no mirar constantemente el reloj. ¿Cuánto tendría que esperar? ¿Estaba Lee Jeno dejando que el tiempo pasara para ponerlo nervioso? Si pudiera marcharse... Pero no conseguiría nada al hacerlo.

—¿Señor Huang? —Alzó la vista y vio que la recepcionista abandonaba su escritorio. —El señor Lee lo recibirá ahora —Renjun trago saliva, eran seis simples palabras, pero para él sonaron como una sentencia a muerte.

No te asustes pensó. Iba a ser imposible, dado el estado de nervios en que se hallaba. Anoche lo había visto en fotografías en internet. Pero hacía años que no lo veía en persona y si las imágenes no mentían, Jeno había cambiado mucho, tanto físicamente como interiormente, esa mirada oscura que devolvían las imágenes era algo aterradora.

La recepcionista lo condujo por un amplio pasillo que conducía a una imponente puerta. Tenía que estar tranquilo y no perder el control. Pero era un manojo de nervios y en aquel momento se detestaba a sí mismo, lo detestaba a él y, sobre todo, detestaba la situación que lo había llevado hasta allí.

La recepcionista llamó suavemente a la puerta, la abrió, anunció a Renjun y se retiró. Renjun se quedó inmóvil, helado al contemplar la figura de un hombre de traje oscuro que se recostaba contra el ventanal. A aquella distancia, a la luz de la mañana, era difícil definir su expresión. Entonces Lee Jeno se volvió hacia él. Renjun se quedó sin respiración. Era alto, ancho de hombros y emanaba un aura de poder que la mayoría de los hombres codiciaba, pero pocos poseían. Los huesos de la cara estaban bien definidos, casi cincelados y expresaban una crueldad elemental que advertía de que se trataba de alguien a tener en cuenta. Definitivamente no era el Jeno de aquellos años, lo supo en ese instante, ese hombre oscuro y poderoso, no era su Jen. No era el hombre de sus recuerdos, los años pudieron haber pasado por ambos, podrían haber madurado, sus físicos pudieron haber cambiado un poco, pero esas no eran las razones por las que decía que ese hombre no era su amigo de la universidad. No sabría explicarlo, pero Renjun sabía que lo que fue Jeno alguna vez, ya no quedaba rastro, tampoco quedaba rastro de su antiguo Renjun.

【🅲  | ​🅴】  ||ɴᴏʀᴇɴ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora