De vuelta a casa.

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A la mañana siguiente me desperté y Ezra aún dormía a mi lado.

-¿Aria?- Alguien dijo entrando en mi habitación.

-¿Mamá? ¿qué haces aquí?- Pregunté no queriendo levantar mucho la voz. Me levanté despacio de la cama y la abracé.

-Vine a hacerte una visita y Spencer me dijo que estabas aquí. ¿Qué hace aquí Ezra?¿otra vez estáis juntos?- Ella me preguntó.

-Solo fue un desmayo. Aún no se ni porqué me dejan ingresada dos días.- Le dije.- Y en cuanto a Ezra... Aún no he tenido tiempo de hablar de lo que somos.- Le contesté.

-¿Estás mejor? ¿no te duele nada?- Ella me preguntó.

-No, estoy bien.- Dije sonriendo. En ese momento Ezra se despertó y se levantó de la cama cuando vio a mi madre.

-Buenos días, Ella.- Dijo el colocando su camisa que se había salido de sus pantalones.

-Hola, Ezra. Espero que estés cuidando bien de mi hija.- Ella le dijo.

-Procuro tratarla como una princesa.- El le contestó.

-Me alegro.- Ella sonrió.

-Iré a por algo para el desayuno, Ar. Vengo más tarde.- El me dijo y me besó la frente.

Cuando Ezra se marchó Ella me miró y me sonrió.

-¿Cuándo ha pasado esto?- Ella me preguntó.

-1 semana, doy clase a su hija.- Dije.

-¿Tiene una hija? ¿Aria, en que te has metido?- Ella me preguntó.

-La madre de la niña está muerta, mamá. Ezra no tiene pareja.- Le dije.

-Espero que me estés diciendo la verdad.- Ella me contestó.

-Pues claro que te estoy diciendo la verdad, mamá. Sabes que no me gusta cuando las personas engañan a sus parejas.- Dije agachando la cabeza y recordando todas las veces que yo había engañado a Ezra, aunque solo fuera con besos.

-¿Estás bien?- Ella me preguntó.

-Si, solo recordaba aquel tiempo cuando te enteraste de lo de papá.- Le mentí.

-Tranquila, todo eso ya ha pasado. No tienes porque recordarlo más.- Ella me susurró y me abrazó.


Al día siguiente por fin me dieron el alta en el hospital y por fin podía volver a mi casa, como la echaba de menos. Ezra se había pedido el día en la universidad para poder llevarme a casa ya que Spencer tenía que ir al colegio. Aún no iba a ir al colegio al menos hasta la semana que viene. La directora no se quería arriesgar a que me volviese a desmayar, era una buena persona.

Cuando llegamos a mi casa Ezra y yo nos sentamos en el sofá viendo películas.

-¿Ezra?- Dije mirándole.

-¿Sí?- El me preguntó mirándome a los ojos.

-¿Qué somos ahora?- Pregunté.

-¿Aria Montgomery, quieres ser mi novia?- El me preguntó sonriéndome.

-Solo si me llevas a alguna cita.- Le dije.- Es broma. Si, quiero ser tu novia.- Dije dándole un beso en los labios.

-Te llevaré a todas las citas que tu quieras.- El me contestó.

-Debería de darme una ducha. No es lo mismo mi ducha que la del hospital.- Le dije.- Puedes unirte...- Dije tirando de su corbata. Nos besamos con tanta pasión que me estaba empezando a marear. Ezra comenzó a besar mi cuello y yo dejé escapar un gemido. Desabrochó la blusa que llevaba dejando a la vista mi sujetador de encaje negro, Ezra gruñó y empezó a besar mis pechos. Llevó sus labios de vuelta a los míos mientras le quitaba la corbata y la camisa y después lo tiré lejos de nosotros. Sus pantalones cayeron después y el me quitó los míos junto con mi ropa interior.

-Ezra, por favor.- Dije sin aliento cuando empezó a acariciar mi clítoris.

-¿Que quieres, Aria?- El me preguntó. Le noté muy emocionado por el gran bulto en sus calzoncillos.

-Necesito...- Traté de tranquilizarme y recuperar el aliento pero su mano en mi coño no me dejaba.- Necesito que me folles.- Le susurré en el oído. El me sonrió y finalmente sus calzoncillos también se fueron. Se metió dentro de mi de golpe, haciéndome jadear. El empujaba cada vez más profundo dentro de mi. Envolví mis piernas al rededor de y el y empujé mis caderas haciéndole ir aún más dentro de mi. Subió mi sujetador dejando mis pechos al aire y sus manos se fueron a amasarlos haciéndome gemir.

-Ezra, estoy apunto de correrme.- Grité. Podía sentir esa sensación que tienes en el estómago cuando estás apunto de explotar. -Vamos, cariño.- El me dijo yendo cada vez más rápido. Clavé mis uñas en su espalda cuando llegué mi clímax y le mordí el cuello haciéndole gruñir.

-Ahora tenemos más razones para meternos en la ducha.- El me dijo sonriendo.


Cuando salimos de la ducha Spencer ya había llegado de la escuela y Rose estaba con ella.

-Hola, papi.- Rose dijo saltando a los brazos de Ezra.

-Hola, cariño.- El la contestó.- Gracias por traerla, Spencer.- Ezra agradeció a Spencer.

-De nada.- Spencer le contestó.

-¿Aria, cuando vas a volver a clase?- Me preguntó Rose.

-La semana que viene ya estaré allí.- Le contesté.

-¿No puede ser un poquito antes? La profe nueva no me gusta.- Ella me dijo.

-¿Por qué? Apuesto a que es mejor que yo dando clase.- Le dije.

-No, no lo es. No nos deja reírnos en clase.- Dijo.

-¿Porqué?- Pregunté con el ceño fruncido.

-Dice que vamos al cole para aprender, no para divertirse.- Contestó.

-En el cole se aprende divirtiéndose.- Le contesté.

-Lo se, sus clases son muy aburridas. Tu eres la mejor profesora del mundo.- Ella me dijo abrazándome.

-Vaya, muchas gracias. Tu eres la mejor alumna, pero ten cuidado. No se lo digas a nadie más.- Le dije sonriendo.

-Gracias, Aria. Te quiero mucho.- Ella me dijo abrazándome de nuevo.

Miré a Ezra que me sonreía orgulloso.

-Yo también te quiero, pequeña.- Dije.

Reunidos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora