Prólogo

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PRÓLOGO


-Vamos, Peter.- Rose gritó mientras corría delante dePeter. Ezra, Rose, Peter y yo estábamos en el parque pasando latarde.

-Ros yespasio.- Peter gritaba corriendo detrás de Rose,sus pequeñas piernas no yendo muy lejos. Rose se quedó quieta y lecogió en brazos y le besó.- Te quero Ros.- El dijo abrazándola.Ezra y yo nos miramos con amor. Teníamos unos hijos perfectos. Petertenía 3 años ahora y Rose 13 y ambos se llevaban genial.

-Yo también te quiero, Peter.- Ella le contestó.

Cuando llegamos a casa esa noche, Rose y Peter subierona la habitación de Peter a jugar con sus coches.

Estábamos terminando de hacer la cena cuando llamaron ala puerta.

-Voy yo.- Dijo Ezra dándome un beso en los labios.

Al rato entraron Wren y Spencer con su hijo de 1 año yHanna con Sam que tenía la edad de Peter.

-Hola chicos.- Dije sonriendo.

-Venimos a por los niños. Mañana queremos ir al zoocon todos ellos y hemos pensado en llevarlos con nosotros y dejarosun tiempo a solas.- Ellos me dijeron.

-Podíais haber avisado antes.- Dije señalando la cena.

-Que cenen y nos vamos.- Ellos dijeron.

-Voy a llamarlos.- Dije sonriendo y subí lasescaleras.- Chicos, ha venido a veros alguien.- Dije sonriendo. Losdos bajaron corriendo las escaleras y cuando vieron a sus tíos losabrazaron.


Cuando Ezra y yo estuvimos solos nos sentamos en el sofáa ver una película.

-Que descanso.- Dije sonriendo.

-Si,desde que nació Peter no hay mucho silencio encasa.- El me dijo dándome un beso. El besó se intensificó.

-Deberíamos de subir a la cama.- Ezra me dijosonriendo.

-¿Porqué?- Pregunté subiéndome encima de el.- Haymás lugares en la casa en la que se puede hacer el amor.- Dijebesándolo con pasión.

Sus manos fueron a mi culo y le dieron un apretón, yogemí. Empezó a subir mi camiseta mientras me seguía besando.

-Echaba de menos esto.- Le dije desabrochando su camisa.El me levantó de encima suya y me quitó los pantalones del pijama yel tanga que llevaba.

-Cada día estás más sexy.- El me dijo besando miestómago. Su boca siguió bajando más allá por mis piernas y en unsegundo estaba tumbada en el sofá con Ezra lamiendo mi vagina. Gemíamientras le agarraba de la cabeza para que no se separase de mi sexo.

Empecé a notar como mi vagina se iba cerrando alrededorde los dedos de Ezra, estaba apunto de correrme y Ezra lo sabía pormis gritos.

-Vamos, nena. Córrete.- El me decía moviendo sus dedosmás rápido. Unos segundos después vine encima de sus dedos y de suboca, pero el no paraba de lamer y me iba a volver a correr.

-Oh, Dios Ezra.- Gritaba.- Ezra te necesito dentro demi.- El se levantó, se quitó los pantalones y los calzoncillos y semetió dentro de mi.

Nuestros gritos llenaban la casa, no me extrañaría quelos vecinos nos estuvieran oyendo, pero me daba igual. Lo único quepodía pensar era en la polla de mi marido dentro de mi. Ezra cadavez se movía cada vez más rápido.

-Me voy a correr de nuevo, Ezra.- Le dije.

-¿Donde quieres que lo haga?- El me preguntó dándomeun beso en los labios, sabía lo que decía. El también estabaapunto de correrse. Me corrí y no podía dejar de pensar en darle elmayor placer a Ezra. Me separé de el y me metí su polla en la boca.

-Dios, Aria.- El gemía. Yo iba rápido, para quetuviese más placer. Le miraba a los ojos, sabía que le gustabacuando hacía eso. Sus manos fueron a mi cabeza y me ayudó con sugran pene.

-Dios, Aria. Me voy a correr.- El me dijo y eso hizo quefuese cada vez más rápido. Hasta que se corrió en mi boca y yo lotragué todo.

-Dios, como te quiero.- Dije abrazándole.

-Necesitábamos esto.- El me dijo cogiéndome enbrazos.- ¿Dónde quiere hacerlo ahora?- El me preguntó.

-¿Te acuerdas de como nos conocimos?- Le pregunté.

-Un de mis días favoritos.- El me dijo.

-Vamos al baño.- Le dije sonriedo.

Al final de la noche Ezra y yo habíamos hecho el amoren muchos sitios de la casa. Encima de la lavadora, puesta claro. Enla cocina, dos veces una en la mesa y otra en las encimeras, ennuestra cama, en el armario.


Unos meses después, nos enteramos de que todo ese sexohabía dejado su fruto y nueve meses después se nos unió a lafamilia Elizabeth, quien llegó con los brazos abiertos de todos. Sushermanos estaban tan deseosos de que llegase que cada noche desde quese enteraron de que estaba embarazada venían a nuestra cama apreguntarme si nacía ya.

Cuando Beth cumplió los cuatro años volvimos aRosewood, a vivir. Yo daba clases en el colegio de mis hijos pequeñosy Ezra le daba clase a Rose, quien estaba encantada y había sacadolos mismo gustos que su padre.

Cada día estoy agradecida a Dios de que me puso denuevo en el camino de Ezra.

Aquí el final de Reunidos, espero que os haya gustado, a sido una de las historias que más me ha gustado escribir. Muchísimas gracias por vuestros votos y comentarios :) -M

Reunidos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora