La tarde estaba inundada por un frío propio de los últimos días de otoño de la Península Solar, a fuerza era mayor en aquella ciudad que estaba ubicada cerca de las ciudades costeras. Las puertas del Departamento de Astronomía se mantenían cerradas y custodiadas por docenas de ojos ansiosos. El gentío reunido en la entrada se amontonaba a medida que más personas llegaban al lugar, todos con el mismo propósito de saber quiénes serían los afortunados de convertirse en estudiantes de la Academia de Astronomía.
Fred y Valeria acababan de llegar pero al ver a la multitud reunida optaron por alejarse unos cuantos metros de la entrada. Dejaron que el largo camino hiciera desaparecer la tensión de la discusión que habían tenido antes de salir del apartamento, y había funcionado. Valeria había dejado de pensar en eso para darle lugar al fuerte deseo de que llegara el momento de leer su nombre en la lista, y Fred caminaba justo a su lado con mayor ánimo.
— ¿Y si no fui seleccionada? —exclamó de repente, su semblante denotaba angustia al igual que su voz.
—Te has preparado mucho tiempo para llegar hasta aquí como para dudar ahora.
—Pero ¿y si no soy lo bastante buena para esto?
—Nadie es lo "bastante bueno", no es cuestión de ser perfectos, Valeria.
—Creo que fue absurdo venir —dijo y volteó en un movimiento impulsivo para marcharse de allí, pero su compañero la agarró del brazo y la acercó a él.
—Espera —habló en un tono dulce —todo va a estar bien.
— ¿Y si me rechazan?
Sus nervios parecían volverse cada vez más incontrolables al punto de querer impulsarle a salir corriendo y acurrucarse en algún lugar seguro, como su habitación; rodeada de humedad y olor a carbón por la fábrica que estaba justo al lado. Pensamientos de amargura la acecharon, como un presagio del arrepentimiento que tendría si se dejaba llevar por sus pies. Eran muchas emociones juntas, se estaba presionando demasiado. A veces su mente podía ser la peor de las prisiones.
—Lo único que puedes hacer para saber lo que pasará es entrar y enfrentarlo.
La curiosidad se abrió paso entre la amargura y la ansiedad que sentía por dentro, y se volvió más grande que todas las preocupaciones que la acechaban.
Ambos sabían perfectamente lo curiosa que podía llegar a ser, y que el hecho de recordarle que hay cosas que desconozco siempre había sido el mayor impulsor de sus acciones. Satisfacer su curiosidad era su prioridad la mayor parte del tiempo, la hacía sentir viva. Fred sabía muy bien qué palabras utilizar para que su curiosidad la llevara a enfrentar aquello que la hacía empequeñecer, siempre había sido demasiado observador como para no darse cuenta de eso.
Las puertas se abrieron invitando a la multitud de interesados a entrar. Ambos jóvenes siguieron la corriente hasta el final de la larga cola que se había formado para ingresar. El salón parecía angosto, pero cuando se dispersó el gentío un enorme salón quedó reluciendo ante ellos, rodeado de anchas puertas que conectaban con más habitaciones. Solo uno llamó la atención de Valeria: aquel que llevaba un letrero en la puerta que decía "Informes" en letras grandes y cursivas, en donde ya se habían amontonado un numeroso grupo de interesados. Se dirigió hacia ese salón sin pensarlo más luego de decirle a su compañero que la esperara ahí mismo, y rápidamente cruzó aquellas puertas mezclándose entre la multitud.
ESTÁS LEYENDO
Guiados por una Estrella
FantasyValeria Chevalier, una joven francesa del siglo XIX, se ve envuelta en un mundo desconocido cuando es seleccionada por una enigmática pareja de italianos, los Lombardi, procedentes de una dimensión oculta de sabiduría conocida como Solunier. Acogida...