Jeon Jungkook era un omega... poco convencional.
No lo malinterpreten, seguía siendo como una bella flor, pero por circunstancias de su vida... se vió obligado a comportarse fuera del patrón de lo que era "un omega normal".
Por su contra parte, Kim...
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Novios
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Besos. Labios deliciosos. Su aroma tropical. Su sonrisa de conejito. Sus ojos de bambi...
Y así podía seguir todo el día Taehyung luego de estar saliendo por más de dos semanas con Jungkook a diferentes citas, dándose cuenta que cada vez se enamoraba más de Jeon y deseaba, con mucha intensidad, que fuera su novio para así poder besuquearse con él y tocarlo sin pena alguna de por medio.
¿De verdad debía de dejar de pensar en los labios de Jungkook y enfocarse en su trabajo?.
Suspiró de forma enamoradiza, para después seguir revisando los cuadernos de tarea de sus cachorritos, quienes se encontraban realizando una actividad en tranquilidad y pequeñas risas que se escuchaban de vez en cuando.
¿Se acuerdan que en un principio Taehyung decía que no estaba muy ansioso por tener cachorros?.
Bueno... había cambiado totalmente de parecer después de conocer a Jungkook. Ya que, gracias a su lobo, le había nacido la enorme necesidad de darle hijos al omega y que estos fueran igual de preciosos que su destinado.
Ah! Es que de verdad, estaba demasiado emocionado con todo lo que estaba pasando en su vida actualmente, que a veces se asustaba de que su destinado estuviera en su cabeza 24/7, y sin parar, dándose cuenta que estaba completamente enamorado de él.
¿Pero cómo no lo estaría?.
Jungkook era perfecto. Obviamente quería sus genes en su cachorros, además de su nariz, su sonrisa, sus mejillas, su piel perfecta...
¿Porqué estaba pensando tanto en darle un cachorro a Jungkook?.
Sacudió su cabeza con una mueca llena de preocupación. Debía dejar de pensar en eso, pero era obvio que se encontrará tan hormonal si ya estaba cerca de su celo.
El timbre del almuerzo sonó, y Taehyung se tuvo que levantar de su puesto para recibir los cuadernos de los niños, ya que debía revisarle las tareas que habían estado realizando durante la clase. Aunque no solo recibía tareas, sino que sus lindos niños también le daban algunos dulces o postresitos que le habían traído a su maestro como muestra de gratitud de que haya vuelto con ellos, incluso, más hermoso y radiante de lo que ya era antes.
Y todo gracias al efecto de Jeon Jungkook.
— ¡Hola, Tata!— chilló Jimin ingresando al salón — ¿Estás listo para que vayamos a almorzar?— le preguntó, caminando hasta él y tomando asiento en una de las mini banquitas de los niños.
