| Quiero que me toques |

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Ambos entraron a la mansión de Bakugo, era enorme. Izuku se quedó boquiabierto al entrar y ver tal dimensión frente a sus ojos.

-Dame tu abrigo y ponte cómodo- Midoriya se sacó su chaqueta y se la dió a katsuki, sin saber que hacer se quedó simplemente parado frente a la puerta- No te quedes ahí parado!! Ve a sentarte al sofá, ven.

El pecoso asintió con la cabeza y lo siguió hasta una sala más grande aún, no le alcanzaban los ojos para ver todo el lugar.

-Esta sala es mucho más grande que mi departamento....

-¿A si?

-Ah! Lo siento! Solo estoy sorprendido, no quiero ofenderte.

-¿Por qué me ofenderia?- suspiro pesadamente- Iré a cocinar algo, tu quédate aquí y mira la televisión si quieres o lo que te dé la gana

Bakugo se marchó hacia la cocina dejando solo al pecoso. Aprovecho para inspeccionar todo el lugar, tenía unos cuadros muy hermosos en la pared, parecían antiguos o daban esa impresión. Tenía una gran pantalla de TV, parecía una pantalla de cine según Izuku. Las paredes eran de un color beige, delicado y sutil, quedaba muy elegante.

Los minutos pasaron y Bakugo llamo a Izuku para que comieran en otra habitación de la casa que era para las comidas, cada vez se emocionaba más Midoriya.

-Mmm...huele delicioso señ- Bakugo, ¿Lo preparo usted?
Katsuki hizo una pequeña mueca de molestia al casi escuchar como otra vez lo iba a llamar señor, pero solito se corrigió, aunque aún no era la forma en que quería que lo llame.

-¿Piensas que tengo a cocineros encerrados ahí coinanado para mí y quitandoles el crédito?- hablo en tono sarcástico.

-Solo digo que no sabía que usted cocinara- dió un bocado y sus ojos se iluminaron- ¡Está muy bueno! Me encanta.

-Lo sé, yo lo cocine- hablo en tono orgulloso por la reacción del pecoso y también empezó a comer.

Las horas pasaron, ellos comían tranquilamente, de momentos se creaban silencios incómodos pero luego Izuku no podía contener su curiosidad por algunos cuadros que llamaban su atención. Todavía estaba un poco enojado con su jefe, pero prefirió dejar de lado ese sentimiento ya que el dinero que obtendría le serviría para su madre...además de que también le gustó pasar el rato con katsuki.

-Ya es hora de que vayas a casa, es tarde y mañana hay que madrugar- katsuki se acercó al armario y le ayudo a Izuku a ponérsela.

-G-gracias yo puedo- se alejo un poco y se acomodo su chaqueta.

-Un chófer te llevará a tu departamento para que vayas tranquilo...o quieres que te acompañe?

-N-no, no, no hace falta señor jaja
Mierda.

-Deku....¿Cómo me dijiste?- se acercó peligrosamente a Izuku, estando frente a frente. Lo que provocó que el pecoso bajara la mirada.

-L-lo siento, no quise decirle señor

-¿Entonces como debes llamarme?

-Mmm K-kacchan...

El rubio se estremeció al escuchar esas palabras que venía de un tierno y tembloroso peliverde.

-No te escuché- se acercó a la oreja de Izuku- Repitelo por favor Deku....

Un fuerte rubor apareció en las mejillas de Midoriya, intento no pensar nada extraño pero era muy difícil al sentir la respiración pesada de su jefe en su oreja y escuchar ese tonto apodo que solo el sabía.

-Kacchan.... perdón Kacchan.

Mierda, mierda, creo que me puse duro.

Pensó Katsuki empezando a ponerse ansioso al querer seguir escuchando la voz del peliverde decir su nombre una y otra y otra vez.

Un jefe explosivo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora