| Primer día |

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Izuku tenía que estar en su nuevo empleo a las 7 de la mañana pero estaba tan nervioso que se despertó a las 5. Desayuno, se ducho, preparo sus cosas y se puso uno de sus mejores trajes. Su nuevo empleo implicaba mucha elegancia y buena vestimenta.

Tendré que comprarme más trajes con mi primera paga.
Pensó el peliverde al salir de su casa emocionado y ansioso por tener un nuevo trabajo, pero no era solo eso, sino que también debería enfrentar esos ojos camines tan intensos.

Tengo que acostumbrarme a ellos....es solo que dan mucho miedo.

Se montó en su bicicleta y se dirigió a su destino a toda prisa para no llegar tarde o al menos quería llegar antes que su jefe.

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La mañana de Bakugo no fue muy distinta a otras mañana que había tenido. Pero los empleados de la casa lo vieron algo callado y concentrado en sus pensamientos.
Siempre estaba a los gritos o regañando a uno de sus empleados pero no esa mañana.

Al salir solo se subió al auto, sin saludar a su chófer cómo era de costumbre. Pero aún así el conductor noto como su jefe tenía la mirada algo ida y dispersa.

Hoy es nuestro primer día trabajando juntos.
¿Por qué lo contraté en primer lugar? Si es cierto que necesitaba un secretario, pero....¡¿Por qué mierda lo contraté?!

Sin darse cuenta ya estaba en la entrada de su gran empresa. Es una de las empresas más altas en Japón y eso lo enorgullecía, ya que significaba que hacia su trabajo bien y tiene buenas ganancias.

Entro sin saludar a sus empleados, solo les dirigió una mirada molesta para que así entiendan que no debían hablarle y se subió al ascensor para ir hasta el último piso en el que estaba su oficina.

Al abrirse las puertas se sorprendió al ver un mini escritorio, con una computadora, no muy nueva, en cima y muchos papeles.
Obviamente también estaba un lindo chico que le regalaba una sonrisa cálida y nerviosa, como podría ser ignorada tal belleza ante Bakugo katsuki.

-B-buenos días Señor Bakugo!- saludo dando una reverencia a si nuevo jefe.
Este al fin avanzo, abandonando el ascensor y caminando hasta quedar junto a el.

-No es necesario la reverencia- observo todo su escritorio, no le gustaba la idea de que tuviera un computador viejo e inconscientemente le salió un pequeño gruñido.

-Esta todo bien señor? Necesita algo? Café u otra cosa para desayunar?

-No necesito nada- se dirigió a su oficina- Pero gracias Midoriya...- entro sin voltear y se sentó en su asiento para empezar a trabajar y dejar de pensar en esos ojos esmeraldas que al parecer se habían vuelto su color favorito.

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Al escuchar su nombre salir de la boca de su jefe lo hizo estremecer levemente, no sabía el por qué. Quizás sea por su voz grave o por el aura que tiene que parece bastante imponente.
Aún así estaba contento porque parece que había empezado bien su primera mañana en esa gran empresa.

El día continuo y ambos trabajaron en sus deberes hasta que llegó la hora del almuerzo.
Izuku tenía indicado que debía irse y tenía una hora para comer. No debía molestar a Bakugo, pero no se sentía bien sin saber si si jefe iba a comer algo o no.

Fue así que tomo valor y tocó la puerta con tres golpes suaves pero sonoros para los oídos del ojirubí.

-Pase.

Trago fuerte y dió el primer paso hacia dentro de la oficina .

-D-disculpe las molestias señor, pero ya es la hora del almuerzo desea que le pida algo para comer? O que le traiga algo?- Izuku sentía que su corazón estaba por estallar, sus compañeros de trabajo fueron muy específicos en decirle que no debía molestarlo sin antes ser requerido por el mismo o sino sería despedido. Pero no escucho gritos o quejas como le habían advertido, solo recibía una mirada neutra que se le quedaba observando de nuevo, poniéndolo incómodo provocando que su mirada baje al suelo sin saber que hacer para enfrentar esa mirada tan intensa.

Un jefe explosivo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora