4. Confidentes

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Un mes había transcurrido desde la llegada de Levi a Paradis y las cosas iban muy bien para él. Cada día se sentía con más energía, hasta el momento al parecer regresar fue una gran decisión. Su rutina en el cuartel no era tan demandante y disfrutaba dando órdenes.

Además de su trabajo, adquirió una nueva costumbre en su vida. Algunas veces a la semana solía visitar a Mikasa. Trataba de pasar aunque sea un rato con ella, conversaban de todo un poco o compartían alguna comida. En ocasiones se encontraban luego de que la chica salía del orfanato y pasaban un rato en algún lugar de la ciudad.

Incluso el día de su cumpleaños número 36, el 25 de diciembre, Mikasa le preparó un pastel, el cual degustaron en la casa de la chica esa tarde. Levi se sentía muy extraño, jamás imaginó compartir tales momentos con alguien como ella. Durante todos esos años en servicio jamás tuvo tiempo o interés en una relación con nadie.

Jamás se enamoró, suficiente tuvo con sufrir por perder personas que quería y no permitiría distraerse de su objetivo por algo así. La única por la que quizás en algún momento se mostró interesado fue Petra, pero la vida se encargó de llevársela antes de poder concretar algo serio con ella.

Además de eso, era un hombre quisquilloso, exigente. Él pensaba que nadie le llevaría el paso con su manera de ser y su extraña inclinación por la limpieza e imaginó que eso espantaría a alguien. En la actualidad, Levi creía que ninguna chica que valiera la pena se fijaría en él.

En el estado que quedó luego de su paso por la Legión, pensó que no era lo suficientemente atractivo o interesante a la vista.

Desde que reinició su vida en la isla, no había pensado mucho en la época que vivió en Marley, aunque echaba de menos a Falco, Gabi y Onyankopon. Además, Armin y Annie se habían casado un año atrás y aunque también estaban en Marley, no solían frecuentar al capitán.

Mientras meditaba en ello recordó a Elena y la dirección que le dio para que le escribiera. Se sentía un poco mal por no haberlo hecho desde que llegó, pero no pudo evitarlo. Su día a día ahora estaba lleno de jóvenes cadetes y por supuesto, de Mikasa.

Con remordimiento por haber olvidado la petición de una amiga, decidió escribirle, aunque sea algo corto. En ella le dijo que ya tenía un mes en Paradis, le habló de su nuevo trabajo y además le dejó saber que estaba muy bien.

Envió la carta ese día, mientras recorría el centro de Shiganshina. Habían algunas tiendas abiertas. El comercio en la ciudad poco a poco se fortalecía, las importaciones del extranjero pronto llegaron a Paradis y este lugar no sería la excepción.

Al recordar todo lo vivido hasta ese día, se dio cuenta que el cumpleaños de Mikasa estaba cerca. Aún faltaba casi un mes, pero quería corresponder a su amabilidad tal como ella hizo con él. Decidió empezar a buscar un regalo especial para la chica. Tan solo de imaginar su expresión al recibirlo, le hacía sonreír.

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Nuevos Lazos (LeviMika) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora