Ella me reconoce y a vaces no

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-Santos... sigo esperando. - escucha la voz de su tía hablarle.

Se había quedado en silencio por varios minutos pensando lo que debía decir, pues sabe que su tía Cecilia no sería capaz de entenderlo.

-Mira tía, lo que oíste hace unas horas es porque yo estoy a cargo de Bárbara... - comenzaba a decir, cuando iba a continuar ella lo detiene.

-Espera, espera. ¿Cómo que a cargo de Bárbara? No te entiendo sobrino. - dijo Cecilia confundida.

-Eso es lo que quiero explicarte tía. Bárbara está aquí internada. - esa confesión sorprende a Cecilia. -Tiene un problema mental...

-Eso ya lo sabemos sobrino... esa mujer no está cuerda, todo el mundo lo puede notar, ha hecho un sin fin de cosas que no es tolerable. Está loca, loca.

-Cecilia Vergel, no estoy hablando de eso. - sisea de pronto Luzardo enfadado.

Su expresión de sorpresa es muy grande, sus ojos bien abiertos y sus cejas alzadas lo dice todo. No podía creer que su sobrino le hablara así.

-Ahora creo que has vuelto a hacer el mismo de antes, cuando cometiste la torpeza de estar con ella. ¿Qué te pasa Santos Luzardo? Tú no me hablas así ¿es que ella te enredó otra vez? - pregunta Cecilia ofendida y enojada.

-¡Que enredo ni ocho cuartos! Esto es serio, hablo enserio. A Bárbara la diagnosticaron con trastorno mental, no precisamente por eso que dices, sino por la pérdida de nuestro hijo. - dijo Santos con enojo.

El rostro de Vergel cambió al escuchar este último, ¿Bárbara perdió su hijo?

El abogado bajó la cabeza, tan solo recordar las palabras del médico lo llenaba de tristeza.

-¿Cómo? ¿Bárbara ya no está embarazada? - su tono de voz denotaba sorpresa.

Santos solo asintió con la cabeza. Luego no aguantando más se quiebra frente a ella.

-Ay no, mi niño. Lo siento tanto, yo sé que esa mujer quería a ese hijo... no me imagino el enorme dolor que debe de estar sintiendo. - Cecilia llevó una mano al hombro de su sobrino tratando de consolarlo.

Santos levantó su cabeza

-Su dolor es tan grande tía, que perdió la razón, cree que aún lo tiene está aferrada a ese niño. Lo único que tiene en mente es él, me duele mucho verla de esa forma... al principio, no creía que fuera cierto pensé que estaba mintiendo pero, cuando llegó aquí a San Fernando le descubrieron su enfermedad. - relata Santos entre sollozos.

-Me aferré a la idea que era invento suyo su locura por querer separarme de Marisela y seguir lastimando como acostumbra. Y la traté tan mal, no sabes cuanto me arrepiento de mis acciones, no estuve para ella cuando llegó ese maldito con sus maleantes, no estuve cuando perdió a nuestro hijo . . . - se detuvo apretando sus puños.

Cecilia llevó una mano hacia el antebrazo de su sobrino para poder calmarlo, Santos miró su mano y luego a ella. Aflojó a su brusco apriete de sus manos.

-Creo que empeoré el estado mental de Bárbara.

-No, no sobrino. No digas eso.

-Sí tía, sí. Bárbara se alteró demasiado, cuando me quise acercarme a ella cuando estaba despierta después de un calmante que le inyectaron, ella actuó en defensa tratando de que no me acercara a ella. Logré calmarla le hicieron unos últimos estudios y... todavía no me dicen sus resultados. - agacha la cabeza.

-No debí agredirla, me dolió su rechazo al intentar acercarme y lo entendí me sentí tan culpable. Tanto como cuando perdió a nuestro hijo. - confiesa, un sollozo sale de él.

Por SiempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora