Primero ella

160 17 9
                                    

-Hubo casos de personas con trastorno mental que cuando llega a una etapa de no reconocer a sus hallegados, estos atacan de forma agresiva, creyendo ser una amenaza.

-¿Tanto así?

-Si este es el caso... sí Sr. Luzardo, tanto así. Si algo de esto ocurriera con su señora, habría que tomar la mayor de las precauciones.

Santos quedó preocupado, ¿qué o cuáles serían esas precauciones?

El doctor Santos Luzardo se mantuvo abrazado a Bárbara quien hablaba muy emocionada de una boda. Él en todo momento la escucha, contesta a sus preguntas con cariño y paciencia.

-¿Cómo te gustaría que estuviera vestido nuestro hijo, Santos? - preguntó ahora mirándolo a los ojos.

De ella había una hermoso brillo de ilusión, Santos no sabía qué responder por lo que se mantuvo en silencio por unos segundos pensativo.

-Emm... ¿cómo te gustaría a ti mi amor? - respondió con otra pregunta para escuchar a ella su opinión.

-Pues, a mi me gustaría que se vistiera igual a su padre. - dice Bárbara con una sonrisa muy segura de su respuesta. -Estoy segura que se verá tan guapo como tú, nuestro Santos será todo un hombrecito idéntico a ti.

-¿Te gusta que se llame Santos?

-Sí, claro. Santos Luzardo Guaimarán, suena bonito, ¿verdad mi amor? - a esa sonrisa tan bella e inocente no podía decirle que no.

-Sí amor. Suena muy bonito. - sonrió como pudo. Con el mejor esfuerzo para que ella no notara su tristeza.

-Mi amor, ¿te emocionaste? - preguntó de repente Bárbara.

Santos se mantuvo callado, no borró su sonrisa de su rostro.

-Mira tus ojos llenaron de lágrimas de felicidad, me encanta que te gusta la idea de que tengamos un hijo. Dentro de unos meses lo tendremos con nosotros, estoy tan contenta, ¿tú no? Ay pero, claro que sí lo estás que tonta. Serás el papá más hermoso e inteligente del mundo. - dijo con seguridad.

-Nuestro hijo será el más bello, el más valiente, fuerte e inteligente. Tanto que será la envidia de todos en el Arauca. - halegó con seguridad. -Ya verás.

-Por supuesto que así será mi amor.

-Claro que lo será, es un Luzardo y un Guaimarán. - sonrió orgullosa.

-Amor, ¿has visto a una muchacha allá fuera? - indaga de repente.

-¿Cuál muchacha?

-Una de ojos café y cabello oscuro como morena. ¿La has visto?

-Emm... ¿Por qué lo preguntas?

-Estuvo aquí un momento, parece que se había escapado de sus padres y vino a parar aquí por error. - se encoge de hombros la ojiazul.

-Pues, no. No la vi, cuando venía no había nadie allá fuera. - aseguró el abogado.

-¿Oye y no viste a nuestra hija? Se supone que debería de estar aquí, pero, no vino. ¿Sabes qué le pudo haber pasado?

-N-no, no lo sé Bárbara. - tartamudeó.

Ella recordaba que tenía una hija, ¿pero no recuerda quién es?

El corazón de Santos se estrujo por ello.

-Ah ya sé, debe estar con su prometido. - dice Bárbara recordando y sonriendo pícara. -Ese hombre es un buen partido.

Por SiempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora