Planes

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Bárbara dormía en la cama de Santos y este se encontraba dormido a su lado pues también no había dormido como ella, la noche anterior había sido demasiado larga como para que uno pudiera descansar, de pronto, la castaña comenzó a moverse inquieta mientras murmura.

-Papá... Asdrúbal... Noo.

Santos comenzó a despertarse al sentirla moverse en el colchón.

-¡Noo! - gritó esta vez sin despertarse aún.

-Bárbara tranquilízate, despierta. - dijo Santos moviéndola suavemente para despertarla.

-¡NOOO! - se despertó gritando, de un salto quedó sentada sobre la cama. Se encontraba sudando frío y respiraba pesado.

-Bárbara, todo está bien fue una pesadilla. - el abogado se incorpora para estar a su altura, la toma del rostro con ambas manos para que lo mire. -Mírame, estás a salvo conmigo.

-Santos... - susurra, mira hacia los lados. -Me está acechando.

-¿De qué hablas? - pregunta confundido.

Bárbara se quita las manos de Santos de su rostro.

-Él, otra vez él. -sus ojos se cargan de lágrimas de rabia.

-Bár...

-¿No lo entiendes? Ese hombre que me quiso matar en mi hacienda está cerca.

-¿Cómo lo sabes?

La puerta de la habitación se abrió de golpe interrumpiendo.

-Mamá, ¿estás bien? - Marisela se acerca toda preocupada. -Te oí gritar.

-Estoy bien. - responde bajando su mirada.

-Ella está bien, solo fue una pesadilla.

-¿Qué? ¿La que siempre tienes?

-Marisela, no la indagues así. Mejor démosle espacio. - Santos decide levantarse invitando a que ella hiciera lo mismo.

Bárbara toma la mano de Marisela evitando así que se levantara de la cama donde se encontraba sentada.

-No, Marisela no. Quiero hablar con ella. - dice la ojiazul con decisión.

Santos al principio se sorprende, luego asiente dando paso a la salida.

Marisela espera a que su primo se fuera para volverse a Bárbara y preguntar.

-¿De qué quieres hablar conmigo? - pregunta suavemente.

-Necesito saber, que me digas que todo lo que tenías con Santos se terminó.

-Se terminó. - responde ella de inmediato.

-Júrame que lo que dices es verdad.

-Te lo juro Bárbara, eso se acabó para siempre.

Bárbara la mira por unos segundos después asiente.

-Está bien, te creo.

-Bárbara, yo necesito que me perdones porque de no ser por mí, Santos no hubiera reaccionado de la forma que pasó al enterarse de tu enfermedad...

-No. Marisela, tú no tienes la culpa ¿entiendes? Él simplemente creía que tenía la razón, que yo mentía como lo fue toda nuestra relación, una completa mentira. - Bárbara se encoge de hombros.

-Santos te amaba, yo no lo quería ver. Él no dejó de hacerlo y lo supe, nunca lo vi tan roto cuando se dio cuenta de que era verdad de tu enfermedad. Lloraba como un niño... - Bárbara la mira frunciendo el ceño. -Te suplicaba perdón como nunca antes me lo había pedido, mejor dicho a nadie se lo ha pedido de esa forma, estaba verdaderamente arrepentido de todo lo que te había hecho y solo le pedía a Dios que volvieras a ser la misma.

Por SiempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora