𝑋𝑋𝑋𝐼𝐼𝐼: 𝐷𝑢𝑒𝑙𝑜

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Tras el ataque a Wakanda y dándoles el plazo de una semana para que Wakanda accediese a ser aliado de Talokan contra la superficie y que les entregasen a Nakia por haber asesinado a Naab, ahora podían llorarla como era debido.
Mirase donde mirase en su hogar Namor sólo veía a Naab, los murales que pintaron juntos desde que era una niña, su sonrisa, su alegría....ahora Talokan se veía más triste que nunca. Permanecía más tiempo en el trono, solo o en la cabaña observando los murales que pintó con Naab alejándose inconscientemente de su mujer y las hijas que le quedaban.

—Padre— la dulce voz de la pequeña Itxchel hizo que  volviese en sí para encontrarse con la oscura mirada de su hija menor, la pobre con todo lo que estaba pasando había quedado casi olvidada aunque era la prioridad el tenerla ahora más a salvo que nada porque si Dayami o Itxchel eran dañadas ya perdería la cabeza.

—Itxchel, pequeña mía— la pequeña se abrazó a su padre escondiendo su rostro.

—Naab ¿no va a volver nunca? — K'uk'ulkan se agachó a la altura de su niña y recogió un mechón de cabello tras su oreja delatando como sus pequeñas orejas eran puntiagudas como las suyas propias, era la única de sus descendientes que había heredado alguna de sus característica únicas. 

—No mi niña. Naab esta en el mundo de los espíritus con todos nuestros antepasados.

—Padre echo de menos a Naab.

—Yo también.

—Tengo miedo, no quiero que os pase nada a Dayami, a madre o a ti tampoco...— las dulce palabras de Itxchel hizo que K'uk'ulkan abrazase con fuerza a su hija pequeña quien correspondió el abrazo, por Chaac ¿cómo Itxchel podía conservar su inocencia pese a todo lo que estaba pasando?

—Vamos a estar a salvo Itxchel, no voy a permitir que vuelva a pasar nada — se sentía terriblemente culpable de lo que había pasado, si hubiese matado a Shuri y a la científica de primeras no les habrían encontrado y no hubiese muerto Naab, si no hubiese dejado a sus hijas con la misión de custodiar a Shuri y a Riri no habría pasado nada. Pero no podía cambiarse el pasado solo seguir adelante y aprender a vivir con la tragedia, lo malo de tantos años de existencia era que había convivido con la muerte demasiado, había visto a sus "niños" nacer, crecer, vivir y morir generación tras generación pero no estab solo, Dorma, Namora y sus niñas estaban ahí y habían aprendido a lidiar con la muerte, aún recordaba cuando Mactzil falleció siglos atrás y fue la primera vez que Dorma experimentó la muerte de un ser querido de primera mano pues perdió a su mejor amiga.

—Itxchel— la voz de Dorma le distrajo y padre e hija miraron a la fémina que había llegado al salón del trono. Desde que habían vuelto de Wakanda se había creado un abismo entre Namor y Dorma, no hablaban, no pasaban ningún momento juntos aunque fuese el llorar juntos a Naab, simplemente se habían distanciado sumergiéndose cada uno en su propio dolor que Dorma volcaba en sobre proteger a Itxchel porque se sentía culpable de no haber estado presente durante el ataque si no hubiese podido proteger a sus hijas.

Hubiese. Quise.....

Ya no importaba pero si que no iba a dejar que las hijas que le quedaban les pasase algo.

—Dorma— el nombre de su esposa murió en sus labios, quería decirle que la necesitaba, que necesitaba estar a su lado, pasar por ese trance juntos que gritase, maldijese, lo que fuese pero que no se quedase callada.

—¿Si, K'uk'ulkan? — preguntó, su voz ... apagada, cansada....aunque físicamente se veían ambos igual a cuando se conocieron en ese momento el peso de los siglos, las responsabilidades y la corona todo era mucho más pesado, una carga que compartían pero ahora eran dos barcos a la deriva alejándose el uno del otro. Claro que a lo largo de los siglos habían discutido, se puso tonto él, se puso tonta ella, se habían gritado, pero siempre se habían arreglado y siempre habían seguido adelante.

—Nada.

¿Pero ahora podrían?

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Nuevamente la cama vacía. Aunque ahora tardaba mucho más en llegar a acostarse aunque fuese quedándose mirando el techo ella nunca estaba ya. No estaba a su lado.
Sabía donde estaba y se acercó a la habitación asomándose encontrándose con la escena de Itxchel dormida profundamente y Dorma recostada a su lado, pero al estar de espalda a él no sabía si estaba despierta. Llevaba desde que Naab murió sin compartir cama con él, solo necesitaba su compañía, su cariño....no se separó de Itxchel nunca sólo cuando el ataque a Wakanda pero desde entonces volcaba todo en su hija pequeña.  K'uk'ulkan se acercó al lecho y se sentó en el borde de la cama acariciando primero los cabellos de Dorma y después los de Itxchel.

—Eres muy buena madre, Dorma— dijo en un susurro —Itxchel nunca olvides que te queremos. Todos. Sois mi vida, todas, aunque Naab ya no esté físicamente siempre estará con nosotros.

“ Te añoro Dorma. Te necesito. Mírame ”   quisi decirle pero en su lugar se levantó dejándolas solas nuevamente.

Dorma estuvo despierta todo el rato y escuchó las palabras de su esposo, también le añoraba, también necesitaba a K'uk'ulkan pero no al rey si no a su marido, necesitaba llorar abrazada a él, pero se sentía tan destruida con todo que simplemente no podía, solo aferrarse a Itxchel para que nada malo le pasase a su niña, no podía dejar que algo malo le pasase ni a ella ni a Dayami....

—También te añoro — susurró para si misma.
La muerte les había separado y en vez de buscar el consuelo y el apoyo en el otro se habían distanciado hundiéndose cada uno en su propio dolor. Uno concentrado en la guerra contra la superficie y la otra concentrándose en que sus hijos no volviesen a sentir dolor.

Al cabo de un rato Dorma se levantó del lecho para ir a su alcoba junto con su esposo pero ahí no estaba, solamente una cama vacía y fría, el lugar donde habían gozado y pasado tiempo entregados al amor o simplemente juntos hablando de mil temas. La reina se recostó en la cama abrazándose a la almohada de su esposo hundiendo la nariz en la blandura simplemente queriendo sentir su aroma pero no...no estaba ahí, ni su olor ni su calor.

Nuevamente K'uk'ulkan había dormido fuera, en la cabaña de la cueva subterránea aunque realmente no pegó ojo de modo que cuando salió de la cabaña para ir al agua alguien emergió de las agua.

—¿Qué haces aquí?— Dorma no dijo nada, simplemente salió del agua y se acercó a él.

—Buscarte.

—Aquí me tienes— no dijo nada, la reina se abrazó a él con fuerza siendo un gesto correspondido por Namor quien la estrechó entre sus brazos.

No eran necesarias palabras. Solo ese abrazo.

Nueva edición que hice de estos dos ^^

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Nueva edición que hice de estos dos ^^

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