Capítulo VII

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Capítulo VII

Año 2127 en la tierra, antes de Veneda

En la base de G. Brown de New York se celebraba el logro del satélite que había estado en construcción desde hace más de 38 años y que por fin era un hecho que iba a ser probado en unos días. Para Clara Lancet, la fiel asistente de Gorión, era más que un orgullo haber sido parte del proceso de diseño y creación del satélite, y por esa misma razón en su interior se sembraba la duda de si funcionaría.

El señor Gorión parecía muy convencido de que dicho invento sería un éxito que los dejaría como los mejores científicos del mundo entero porque era un plan que acabaría con la situación que se estaba viviendo desde hace varios años atrás "la contaminación ambiental". Pero Clara temía por sus futuros hijos, por eso se permitió pensar por un momento en las posibilidades de que esto no funcionara, lo que la llevó a crear un plan de contingencia por si eso sucedía, junto con su compañero Sehun White, un científico de la base y un poseedor de unos ojos azules muy intensos a juego con su cabello rubio.

Ya estaba decidido, el plan consistía en equipar una nave, la más grande de la base con todo los recursos necesarios para poder sobrevivir, pero ya no sería "el arca de Noé ante el diluvio", sería "la nave de clara ante el espacio", aunque eran diferentes tenían la misma función, preservar la vida humana.

Quizás ella hubiera podido detener el satélite pero ¿a quién quería engañar? Ella poseía la misma ambición que el señor Gorión, y si el plan funcionaba ellos se convertirían en multimillonarios y serían algo así como los salvadores de la tierra.

Desafortunadamente, el satélite no funcionó dejando a la gran mayoría sin hogar, menos a la cuarta parte que había decidido tomar el plan de contingencia que era entrar en "la nave espacial de Clara ante el espacio". La nave había partido un día antes del lanzamiento del satélite y se había quedado fuera de la órbita de la vía láctea, pero no tan lejos de ella, a espera de ver que sucedía en la tierra, por eso el grupo fugitivo había sido testigo visual del desprendimiento de Marte por la mitad, y de la mitad que había chocado con la tierra haciendo que esta saliera disparada por todo el espacio exterior sin dejar señal alguna de su paradero.

Así que ahí estaban, viajando por todo el espacio en aquella nave buscando a la tierra como detective que busca a un asesino sin tener pista ni idea de donde estaba.

—Clara, ya no podemos seguir así, los suministros se nos acaban y apenas las madres logran producir leche para sus hijos, después de todo creo que también debimos morir en aquella explosión —se lamentaba Sehun sentado frente a una enorme ventana que dejaba ver la oscuridad del espacio.

—No entiendo como puedes decir eso después de todo lo que hemos logrado —dijo ella con creciente enojo y cerrando el pequeño cuaderno que era como su diario, donde escribía como era la vida en la tierra comparada con el universo.

—¿Y qué es lo que hemos logrado? ¿El silencio? ¿La soledad? ¿La paz? Porque yo creo que hemos logrado la nada —dijo él disgustado.

—Oye, mira a tu alrededor —lo alentó ella, mira todo esto, él señor se permitió mirar a su alrededor para ver a las personas y niños circulando por todos los pasillos de la nave como si fuera Central Park —todo lo que tenemos que hacer es encontrar un hogar, ya sea la tierra o cualquier otra planeta que tenga las condiciones para albergar vida.

—¿Pero y si encontramos la tierra pero ya no es como la conocemos? —insistió él —tú muy bien sabes cómo científica que eres que la tierra podía albergar vida debido a su conveniente posición en el espacio...

—Sehun —lo llamó ella —espero que te equivoques —dijo suspirando y pidiendo por dentro que pudieran encontrar un lugar antes de que las provisiones se acabaran.

Contigo en todos los mundos kookvDonde viven las historias. Descúbrelo ahora