Prólogo

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Fue un jueves cuando Barcode decidió finalmente  entrar a esa habitación.

Habían pasado ya dos años desde aquello.

¿Lo había superado?

Suponía que sí.

Era cierto que seguía echando de menos a Jeff, era cierto que todavía soñaba con él, que anhelaba el sonido, su risa, sus brazos en torno a él, sus labios sobre los suyos. Esas manos traviesas que siempre tocaban donde no debían. Sus malos chistes, su pésima comida.

Pero ya no lloraba como antes. Ya no sentía esa opresión en el pecho que le impedía respirar.

El tiempo...

Bible se lo había dicho. El tiempo era lo único que funcionaba.

Dejó la puerta entre abierta en el pequeño estudio de Jeff. Nunca había sido la gran cosa. Pudo serlo, pero su esposo no tuvo tiempo para ello. Sacó la bolsa negra del bolsillo trasero de sus pantalones y comenzó a llenarla de objetos. Figuras graciosas, cuadros y demás tonterías. Cosas que habían pertenecido a la vida de Jeff Satur durante mucho tiempo.

En uno de los cajones encontró sus regalos, no eran tan cursis como los que Jeff le daba a él, pero tenía su toque rosado.

Barcode sonrió con nostalgia.

Se habían conocido en la universidad. Él era su maestro de música y tuvieron que mantener su relación en secreto hasta que el menor se graduara y pudieran casarse. Fue un amor dulce e inocente. Barcode siempre creyó que su amor sería para siempre.

"Y sigue siéndolo". Pensó.

Sacó otra bolsa negra para arrojar los regalos dentro. Los peluches, los relojes, las botellas de colonia, los envoltorios vacíos de dulces y chocolates, los boletos de algunas entradas y las fotos que él mismo se tomaba para decirle como sentía cada vez que estaba con Jeff. Lo había conservado todo, su esposo era un verdadero romántico.

Quedaban dos cajones más en el escritorio y supo muy bien lo que hallaría.

Sus cartas...

Más de quinientas.

Barcode rió al verlas. Si él le había escrito tantas, Jeff había hecho el doble.

—Fue un buen matrimonio, P'Thep. —Dijo en voz alta, mirando hacía la nada. —Fue una buena vida y estoy feliz de haberla vivido contigo.

Dos atrás, durante un evento médico, un psicópata se había colado y empezó a disparar. Hubo doce muertos y treinta y dos heridos.

Barcode había alcanzado a verlo con vida.

Dos años desde que Jeff se había ido...

Dos años sin él...

Dos años siendo un joven viudo...

Negó con la cabeza, esforzándose para no ponerse a llorar.

Lo había superado.

Le había llorado a Jeff Satur y lo había superado para poder seguir adelante.

Barcode abrió el último cajón, preguntándose que podría haber ahí. ¿Porno? ¿Juguetes sexuales? Aunque Jeff nunca había sido de ese tipo de hombre.

Pero aquel día el joven viudo descubrió que realmente  nunca supo que tipo de hombre había sido el hombre  con el que se había casado.

Era el diario de Jeff y las primeras palabras eran simples, pero escalofriantes. 

Barcode, mi amor. Si estás leyendo esto es porque he muerto. Si estás leyendo esto es porque él ha vuelto y esta vez va por ti.

Él [JeffBarcode]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora