Capítulo 8

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Barcode cayó de rodillas en la oficina de Jeff. Estaba todo revuelto, como si alguien hubiese rebuscado en el sitio.

 Y al joven viudo no le costó nada saber que había sido el otro Jeff, pero... ¿qué buscaba?

 ¿Pensaba acaso que tenía otro anillo? Pero todo eso era lo de menos. Tenía que volver al pasado, tenía que salvar a su esposo.

Miro el anillo de nuevo, pero no tenía ni idea de cómo se usaba y pensó en el diario.

Tal vez su esposo se lo había dicho en ese cuaderno. 

Tal vez él se lo había explicado dentro de ese cuaderno y sólo tal vez Jeff realmente quería ser salvado.

El diario se encontraba en su auto, frente al departamento de Bible. 

Debía darse prisa...

Debía salvarlo antes de que alguien interviniera. 

Ya fuese el Barcode del futuro o Jeff del pasado. 

Salió del pasillo, bajó las escaleras corriendo, deteniéndose en seco al notar que el sitio lucía diferente. 

Había más marcos en las paredes. 

Más fotografías de él y de Jeff... 

¿Cómo era eso posible? 

El pasado había cambiado y por lo tanto el futuro también. 

Barcode se giró dispuesto a ir a la salida cuando una mano se ciñó con fuerza de su brazo, haciéndole daño.

—El anillo...

Jadeó Jeff con furia, derribándolo sobre la alfombra y quedando sobre él, sujetándolo de ambos brazos, inmovilizándolo.

—¡Dame el anillo!

Barcode cerró la mano al momento, intentando que Jeff  no lograra quitárselo.

—¡Nunca!

—Barcode...

—Lo necesito. —Gruñó, removiéndose debajo del cuerpo de su esposo de otra dimensión. —Tengo que salvar a mi Jeff.

—Y yo tengo que salvar a mi Barcode. —Y los ojos de Jeff estaban rojizos. —No te imaginas todo lo tuve que hacer. Tú no... 

Pero Barcode si podía imaginarlo. Todo lo que Jeff había sacrificado para tener a su Barcode de vuelta. Lo mismo que Nattasit sería capaz se sacrificar por su Jeff.

—No voy a dártelo... lo necesito.

—Te mataré si es necesario.

Y llevó ambas manos al cuello de Barcode, librando las de este quien comenzó a forcejear.

Pero Jeff era mucho más fuerte y la presión del cuerpo del otro sobre el suyo era sofocante. Barcode sentía que sus fuerzas fallaban y...

—¡Quítale las manos de encima a mi esposo, maldito hijo de puta!

Gruñó una voz a sus espaldas y Barcode se vio liberado, mientras Jeff apartaba al otro Jeff, arrojándolo al otro extremo de la sala.

El Jeff del pasado se apresuró a levantar a Barcode del suelo, tomándolo entre sus brazos con fuerza.

—¿Estás bien?

—Sí...

Pero no estaba seguro.

Le dolía el cuello, le dolía el pecho y sentía su cabeza dar vueltas, sin olvidar mencionar las mariposas negras que parecían aletear frente a sus ojos.

El otro Jeff se incorporó, mirándolos con rabia, con frustración.

Y entonces un sonido se hizo presente en el piso de arriba, justo encima de sus cabezas.

En una de las habitaciones del piso superior...

Era el suave llanto de dos bebés...

Él [JeffBarcode]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora