Capítulo 12

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—¿Queda algo de sopa? —Preguntó un anciano, vestido con andrajos y una venda en la mano. Ji Soo la joven encargada esa noche se dio prisa en buscar algún sobrante de la olla, pero se habían quedado sin nada. Un hecho demasiado triste en aquel albergue.

—Lo siento mucho, pero se nos ha terminado.

—Gracias, señorita. —El viejo se dio la vuelta cojeando ligeramente y el pecho de la joven se lleno de pena.

—Espere, por favor. —Lo llamó tomando su propio almuerzo. —¿Le gustaría un huevo duro y algunas patatas? —Sabía que no era mucho, pero su situación económica estaba bastante mal también. Aunque no tanto como la del pobre hombre. Por lo menos ella tenía un techo donde dormir.

—¡Oh! Que Dios la bendiga. Usted es un ángel. —Ella río torpemente por su respuesta- Lleva casi un año sirviendo como voluntaria en el albergue y había varías personas que la consideraban un ángel, pero ella no terminaba de acostumbrarse.

—Que gesto tan amable. —La sorprendió  entonces la voz de un hombre que nunca había visto.

—¿Disculpe?

—Estoy buscando a alguien. —Respondió el desconocido. —Utilizaba una camiseta negra, pero el anillo de oro que portaba en el dedo mostraba que aquel lugar no era su ambiente habitual.

—Oh... debería guardar eso. —Señala el anillo. —La gente aquí es muy pobre y se pueden confundir un poco. —comentó la joven.

—Aaah... —Sonríe. —Este anillo no vale tanto como parece, Kim Ji Soo. —Replicó Jeff, esbozando una sonrisa ante la incredulidad de la chica. Los dos recordaría  por muchos años aquella divertida anécdota.

—¿Cómo sabe...? —Pero Ji Soo no alcanzó a terminar la frase. No cuando el albergue de ingredientes comenzó a temblar. No era precisamente a causa de un sismo. Jeff lo sabía. Era la noche y el lugar en el que el otro Jeff llegaba. Era el momento indicado para arreglar las cosas.

—La persona que espero acaba de llegar. —Dijo Satur, para acto seguido abandonar el albergue, justo a tiempo para ver a Apo, Mile y la versión mayor de Barcode.

Aquello no debió sorprenderle. Era evidente que mientras  perseguía a Barcode, ellos intentarían detener al otro Jeff.

—¿Jeff? —Habló Mile al verlo, pero el mencionado negó con la cabeza.

—No hay tiempo para esto. Él debió haber llegado ya. —Miró a Barcode quien asintió y los cuatro se echaron a correr a la parte trasera del albergue que había sido ocupada por un antiguo convento. Se contaban historias macabras del sitio, pero Jeff nunca había llegado a comprobarlo.

—¡Ya ha llegado! ¡Está aquí! —Dijo Apo y una fuerte luz salió de la punta de la vara de madera de Jeff, el mago. Se escuchó un grito de dolor y entonces el otro Jeff cayó de bruces, con las piernas y manos atadas. Jeff se dio prisa en tomar el anillo, era de color plateado. —¡Parece que tu aventura terminó aquí, maldito intruso! —Se burló Apo, acercándose al otro Jeff para obligarlo a ponerse de rodillas. El intruso lo miraba con rabia.

—¿Cómo supieron que vendría?

—¿Cómo crees? —Replicó Barcode. Mirándolo con cierta lastima. Sobre todo  al ver como los ojos de Jeff se humedecían al verlo.

—Bar... Barcode...

—Te enviaremos de vuelta.

—Me matarán si lo hacen. Yo...

—Lo sabemos. —Interrumpió Mile. —Cometiste muchos crímenes en tu mundo. Lo correcto es que pagues por ellos. —El otro Jeff bajó la cabeza sin replicar, pero con muchas lágrimas bajando por sus mejillas.

—¿Por qué? —Jadeó y entonces levantó su rostro, mirando directamente a Barcode. —¿Por qué debo ser el único que no puede tenerte? He viajado a muchos multiversos. Te he visto amando a varios de mí. ¿Por qué yo no puedo ser amado por ti? ¿Por qué tu maldito destino en mi mundo era morirte?

—Lo siento por eso. —Lo cortó Jeff de la otra dimensión mientras rodeaba los hombres de su esposo. —Pero no puedo permitir que destruyas mi mundo.

—¡Cállate! —Gritó. —¡Tú no sabes lo que es vivir sin él! ¡Tú no sabes lo que es tener que ver que el destino de Barcode es morir sin importar lo que haga para salvarlo!

—Pero yo si sé lo que es vivir sin Jeff. Sin ti... —Intervió Barcode. —Entiendo mejor que nadie tu dolor. Tu desesperación. Incluso yo mismo intenté hacer lo mismo que tú, pero P'Thep... no se puede pretender ser feliz a costa del sufrimiento de los demás.

—Yo... 

—Vuelve a casa, Jeff. —El mencionado bajó la vista de nuevo, pero no replicó. Se veía derrotado, se veía demasiado mal y pese a todo, Barcode no pudo evitar sentir dolor. Después de todo, era Jeff. De otra dimensión, pero al final era Jeff Satur. El amor de su vida de todos los universos existentes.

—Lo llevaremos de vuelta, Barcode. —Dijo Apo. —Será mejor que vuelvas a tu época. Estoy seguro que Jeff y tu hija te esperan con la cena lista.

—Sí. —Barcode se giró para mirar a Jeff. —¿Te veré ahí?

—¡Lo harás, amor!

Barcode del futuro asintió, tomando su propio anillo para marcharse. Se le veía tranquilo, sereno, pero Jeff se volvió a los otros, mostrando una expresión de tristeza.

—¿Realmente van a matarlo si vuelve?

—Lo más probable es que así sea. —Asintió Apo. —Pero no es nada que no merezca este bastardo.

—¿Realmente lo crees?

—¿Jeff? —Habló Mile ladeando su cabeza.

—El ha hablado de otros multiversos, de otras realidades. —Jeff miró en dirección a la pareja. —¿Qué hubieran hecho ustedes? ¿No hubieran luchado por estar juntos?

—Jeff...

—¡No puedes comparar! —Protestó Apo molesto.

Después de tantas mueres, ¿Jeff realmente estaba considerando darle el perdón a ese maldito?

—¿Por qué no? —Habló Jeff mirando a Apo, con el pecho doliendo de angustia y empatía. Sabiendo que en otras circunstancias, en otra realidad, sería él quien estuviere  sufriendo la ausencia de Barcode. Después de todo, Jeff hizo un anillo para proteger a Barcode por sus terribles pesadillas. —¿Por qué no lo enviamos a un multiverso diferente? Uno en donde Jeff esté muerto y él pueda ocupar su lugar. En donde todavía Barcode no lo conozca y pueda enamorarse de él.

—Este Jeff... —Habló Mile con voz y rostro serio. —tiene su destino marcado. En donde quiera que esté... A donde quiera que vaya... Barcode morirá. —Lo mira con lástima. —Sin embargo, en alguna dimensión, podrá encontrar la felicidad con alguien más. —Sonrió. —Siempre y cuando él olvide todo esto y decida seguir adelante.

—¿Morir?

—¡Así es! —Esta vez habló Apo resignado. —Pero esta vez podrá tenerlo por más tiempo. —Sonrió también. —En realidad conozco un multiverso. Aunque es completamente diferente  a lo que él está acostumbrado.

Él [JeffBarcode]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora