12.

241 29 3
                                    


pov: Leo.

Contemplo el triste panorama que tengo enfrente en completo silencio, todos están mirándome, sus ojos atraviesan mi rostro como un montón de agujas, quiero sonreír pero siento que sólo estoy mostrando una mueca extraña. Le pido a la doctora que me permita estar solo, le digo que lo necesito para pensar y descansar, ella decide cumplir con mi petición y el resto del equipo se va cerrando la puerta por detrás.

No quiero que nadie vea la decepción que siento en este momento.

Perdimos la final de la supercopa y mi teléfono no para de sonar. No quiero contestar llamadas, no quiero ver a nadie, y mucho menos entrar a Twitter, incluso cuando me encuentro solo y encerrado en la habitación me parece alcanzar a oír las voces de los seguidores del Barça comentando acerca del partido.

Acabo de recibir la noticia de que, de la lesión que acabo de sufrir, muy probablemente no podré recuperarme hasta dentro de un mes.

Un maldito mes. Sin entrenar con el equipo, sin pisar la cancha. Tendría que quedarme atrás de los demás, sin compañía, en rehabilitación con los fisioterapeutas y el grupo de especialistas que seguramente me asignarían. Ahora cuando más me necesitaban.
Ahora cuando el equipo estaba atravesando una terrible derrota.

Les había fallado a todos.

Pero más me dolía fallarme a mí mismo, a lo que se supone que me impuse lograr en este partido, mis compañeros no pudieron hacer frente al partido, las cosas no le salieron ni siquiera a Pedri.

Durante varios minutos escuché las voces de mis padres a través de la puerta cerrada, tampoco quería verlos pero merecían saber que yo estaba bien, que no había sufrido un daño más grave. Por eso decido permitirles la entrada, hacen que sus muecas de preocupación se oculten debajo de sus sonrisas. Todo lo que necesitaba para sentirme aliviado era tenerlos enfrente, sentir que todavía me apoyaban y no me criticaban.

Mi madre se acerca para darme un beso en la frente, con el acento argentino de Rosario que tanto extrañaba escuchar, me cuenta que consiguió hablar con la doctora, y que la puso al tanto. Ella me cuenta lo mucho que deseaba que los resultados no fueran tan deprimentes para mi carrera, pero que al mismo tiempo se sentía agradecida con tenerme bien de salud, perfectamente capaz de recuperarme. Le doy un fuerte abrazo y saludo a mi padre. No nos habiamos visto hace un tiempo, tenerlos en Barcelona no aseguraba que mi carrera me diera el tiempo suficiente para pasar tiempo con ellos, y eso me hace sentir muy frustrado.

Decido ignorar ése hecho tratando de que mi sonrisa llegue hasta mis ojos.

Verlos allí, apoyándome, se siente como una brisa de viento fresco, y me siento agradecido de ello.

Me cuentan sobre temas acerca de su regreso a Argentina después de éstas vacaciones, hablan sobre la familia, sobre los parientes que dejamos atrás en nuestra provincia, sobre lo lindo que la pasaron visitando sitios históricos e importantes en la ciudad de Barcelona, los paseos y las cenas, los amigos que hicieron, lo lindo que la pasaron. Por un momento olvido mis problemas.

La quietud regresa cuando recuerdo lo feliz que hago a mis padres. Por esos minutos de charla con mis viejos todos los demás problemas a nivel profesional no importaban, porque los tenía a ellos.

-¿Les digo a tus compañeros que pueden pasar? Están haciendo fila hace dos horas, mi amor, me parece que no se van a ir hasta que vos los dejes que te vean.

Me quedo callado un minuto, pensando. Desearía no tener que verlos y escuchar sus mensajes de ánimo, porque sé lo que dirán, que no pasaba nada y que no era mi culpa.

Pero sí lo era. Y eso me pesaba.

-No sé, ma, estoy muy cansado -contesto, fingiendo que la lesión me afecta más de lo que realmente lo hace.

in the name of love ; Barça FanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora