Nuestro para siempre

Capítulo 4

-Siendo sincero, ahora mismo solo quiero besarte- en medio de una brillante mañana, el clima era cálido incluso bajo tierra. Los sonidos de jóvenes lobo entrenando a las afueras de la villa se escuchaban apenas en la lujosa y cómoda habitación que era el cuarto de Cale.

Eruhaben bebía del té que trajo Ron, estaba tranquilo en apariencia pero su corazón latía ligeramente más rápido de lo normal.
La pregunta de Cale; "¿Cómo estás seguro de que quieres una relación romántica conmigo?" Fue respondida de tal forma, que una vez más el pelirrojo quedó sin palabras.

Acostumbrado como era, a controlar las reacciones de su cuerpo y su cara, tuvo sentimientos encontrados al sentir como su pulso brincaba tan de repente.
A pesar de su edad mental nunca tuvo parejas o novias en su anterior mundo, y estuvo tan ocupado cuando llegó a esté que pensar en temas del corazón lo cansaría más. Además ya tenía una buena cantidad de hijos para que sus padres jugarán a los nietos hasta hartarse, eso tampoco era una preocupación.  El tema ahora era su propia vida y como quería que está avanzará en el futuro y si se dejaría llevar por este egoísta dragón o lo rechazaría absolutamente.

"Pero sin irnos a extremos, realmente no es como que me desagrade la idea de estar juntos..."

-Es realmente agotador pensar-.

Sin querer seguir divagando con ello se levantó y se acercó al dragón, que muy sutilmente observaba sus acciones mientras fingía tomar té tranquilamente. Cale levantó ligeramente la barbilla de la otra parte, fascinándose por solo una fracción de segundo antes de arrojar la sutileza al viento y besarlo.

Fue un beso corto, pero fue como si el tiempo se hubiera detenido, Eruhaben no podía soportar apartar la mirada y perderse uno solo de los movimientos de Cale, cómo si en cualquier momento fuera a usar esa habilidad tan aborrecible y desapareciera al segundo siguiente.

Para Cale, todo fue más tranquilo. Increíblemente tranquilo, y le gustó esa sensación, algo como satisfacción, pero diferente. No tenía prisa en ponerle nombre a esta emoción tan pronto.
Una vez que se separaron inconscientemente se relamió los labios, sin pensar en absoluto como el dragón frente a él grababa cada acción suya en lo profundo de sus retinas.

Sin resistirse, tomo al chico por la cadera y lo jalo hacia si mismo, sentándolo a horcajadas en su regazo y, con delicadeza pero firme, lo beso de vuelta, más enérgico y más apasionado que antes cuando lo recibió pasivamente.

Debido a la sorpresa sus vanos intentos de queja solo servían para que Eruhaben fuera más profundo y lo ahogara dentro del beso. Una vez que vio que sus intentos eran inútiles simplemente dejo que el otro hiciera lo que quisiera.
Acariciar su espalda, estaba bien; los ligeros roces entre su mejilla y su cuello, estaban bien; la ambigua forma en las que su mano sujetaban sus muslos para hacerlo recuperar el equilibrio, todavía estaban bien.
Pero cuando esa mano tocó su trasero supo que tenía que poner un límite.

-Bien, salgamos- fue lo que dijo el pelirrojo, tan simple y fácil como si dijera que iría a robar más tarde. Como sí quien hubiera estado hace dos segundos en una candente sesión de besos hubiera sido otra persona.

-¿Salir?- aún recreando los segundos en su mente, no olvidó prestar atención al Cale del presente.

-No creo que vaya a vivir contigo de la nada, pero ser amantes es más que vivir juntos, ¿no? Tampoco quiero una boda o algo así- era mejor ser claros desde un inicio y así evitar malentendidos, pero en la mente de Cale solo estaba tachando las cosas molestas que venían de una relación para su propia vida holgazana.

-Ya veo...- y Eruhaben era muy consiente de la línea de pensamiento del pelirrojo, pero sus mejillas sonrojadas, la pequeña gravedad en su voz por el desaliento y el ligero enrojecimiento al rededor de sus ojos lo convencieron de céder fácilmente.