Capítulo 1

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Manotea el celular como puede y para la alarma antes de que la música de la comparsa K'rumbai le taladre los oídos. Es lo único que lo despierta y tolera. Probó con algo suave de Coldplay para arrancar el día con tranquilidad, pero se durmió a los tres segundos. Después intentó con algo de Los Piojos pero lo irritó más. Al fin y al cabo, no hay nada como la música de casa.

Lisandro se incorpora, sentándose en la cama, pero con los ojos aún cerrados. Siempre le costó levantarse a la mañana, tal vez acostumbrado al trabajo nocturno que su anterior ocupación como escort le demandaba. Ya pasaron diez meses desde que Sampaoli, su ex jefe, cayó en cana y tal hecho supuso la liberación de tantos como él que se ganaban el mango de cada día calentando camas de clientes VIP. Por ser joven y ágil, le tocaban los trabajos más difíciles en cuanto a destreza, pero no se quejaba. Al final del día, podía pasarle algo de dinero a sus padres en Gualeguay y tener una vida relativamente buena. Claro está, si se puede definir como 'bueno' al hecho de programarse mentalmente para no sentir absolutamente nada por nadie a fin de mantener su entereza.

Y fue justamente su trabajo lo que terminó traicionándolo en esa cuestión.

Lo que empezó como una pequeña rivalidad con el más joven del catálogo de escorts evolucionó en empatía y finalmente en adoración por el cordobesito. A fin de poder mantener a raya sus sentimientos, continuó el trato con dejos de frialdad y aparentes actitudes de desinterés. Pero muy en el fondo concibió y resguardó la tenue llama del amor que florecía en su pecho cada vez que Julián le dedicaba una sonrisa o se colgaba de su brazo cuando charlaban en la casa de su amigo Lionel. La intensidad de su deseo irrefrenable por cuidarlo a veces se camuflaba con puteadas hasta que el fatídico día llegó.

Hay momentos en los que realmente uno no desea recibir ese tipo de llamadas cargadas de malas noticias y fue justamente la noche en la que Walter le avisó que a Julián lo habían atacado. Fue entonces cuando decidió que la persona que quería más que a su propia vida no podía seguir metida en ese mundo y sacrificó su propia libertad para conseguir el número de teléfono de los padres del joven escort. A sus amigos les dijo que pagó con dos meses sin paga, pero en realidad fue mucho más. Fueron cinco meses sin paga y sometiéndolo a las fiestas más turbias posibles, a tal punto que en una se disculpó en un momento para ir al baño y vomitar de la repulsión que sentía. Pero Julián estaba a salvo. Sus padres se asegurarían de liberarlo y viviría una vida digna a partir de ese momento. Si le diesen a elegir, Lisandro volvería a tirarse a las fauces de Sampaoli una y otra vez con tal de verlo bien.

Los meses post liberación de todos los escorts fueron bravos. Muchos no conseguían trabajo y Licha logró de casualidad agarrar un laburo como delivery en una pizzería. Mientras tanto, sus sentimientos comenzaban a asomarse tímidamente en los chats con Julián, ahora sin la restricción de verse esclavizados por un oficio que requería justamente no tener ningún tipo de emoción propia. Las charlas de sinceramiento y preocupación escalaron hasta una confesión de Licha a las tres de la mañana vía WhatsApp y unas tres horas más de pánico porque Julián no respondía. Cuando las tildes se tiñeron color azul, Lisandro no se movió de su posición hasta que vio en la pantalla que Julián del otro lado estaba escribiendo. El mensaje fue corto y contundente.

[JULI]: sos un pajero por asustarme así.

[JULI]: pero yo tampoco puedo vivir sin vos.

El entrerriano se dio cuenta de que Julián hablaba en serio porque a diferencia de sus mensajes normales, no escribía con mayúsculas ni usaba stickers pelotudos o emojis. Respiró y le dijo que hablarían más tarde. Que siga durmiendo.

Fue así que esa tarde de diciembre, apenas se abrió la puerta del departamento, el cordobés agarró a Lisandro de la remera y lo arrastró hasta adentro para comerle la boca de un beso. Fue la primera vez que hicieron el amor. Curiosamente, jamás habían coincidido en un trabajo grupal antes, por lo que también fue la primera ocasión en la que Lisandro pudo disfrutar del cuerpo de Julián a pleno. Desde ese día se volvieron inseparables, a tal punto que Walter los cagaba a puteadas en el chat grupal para que dejen de dar asco con sus mensajes melosos mientras esperaban a que Lionel contestase algo desde Qatar.

Confidencia y Veredicto (Licha x Julián)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora