Pasaron cuatro días desde el último mensaje que recibió de Licha.
Como una secuencia inevitable de acontecimientos que se dieron en dominó, algo evidentemente no andaba bien ese día. Pudo notar el tono irritado de su novio cuando le pidió una foto, casi de prepo. Normalmente, Lisandro no hace ese tipo de solicitudes tan insistentemente y no podía interrumpir una charla tan importante con su profesor para cumplirle el capricho al entrerriano. Sin importar lo mucho que lo ame.
Su futuro y carrera están en juego. Si bien recién está en primer año, necesita cementar sus pasos día a día para hacerla en tiempo récord y de manera brillante. Quiere destacarse en el rubro, específicamente en la rama de género y violencia sexual como la que soñó desde que se dio cuenta que podría ayudar a los demás con su experiencia. Transformar su dolor personal en un arma contra los poderosos para defender a los más débiles. Un ascenso rápido requiere de muchos contactos y el profe Zanetti está más que dispuesto a brindárselos, luego de escuchar su historia personal.
Pero en el camino, dejó atrás a la única persona que le importa en este mundo. Y es normal que Licha ya se haya cansado de él. Uno puede soportar hasta cierto punto el abandono, y por un lado, Julián siente que eso ha hecho con su pareja. Los mensajes y fotos diarias pueden servir, pero hay una realidad tangible que los atraviesa. Y esa realidad es que Julián estudia y no trabaja, mientras que Lisandro hace exactamente lo contrario.
A veces le gustaría sugerirle si no quiere meterse en alguna carrera para apunta a algo mejor. Pero sabe que es un tópico crítico en su relación. Ambos salieron de un ambiente turbio en donde ni siquiera podían ver lo que les depararía el día de mañana. Ahora enfrentan una realidad nueva, con perspectivas totalmente distintas y proyectos a futuro. Al menos, Julián los tiene. Martínez... no sabe.
El chico decide no mandarle nada tampoco para no molestarlo ni fastidiarlo. Tal vez es preferible que él lo contacte al más joven cuando lo decida por su cuenta y no cuando Álvarez lo fuerce a hablar. En eso, una alerta de WhatsApp le llega al celular.
[WALTER]: Hola nene, qué hacés?
[YO]: WAAAAL como estásss??
[WALTER]: Bien. Che, te consulto.
[WALTER]: Qué onda tu amigo ese, Paulo?
[YO]: paulo? nada...
[YO]: por?
[WALTER]: El otro día vino al restaurante solo y se fue caminando con Licha. Tu novio andaba medio raro, no me dijo nada pero lo vi mal.
[WALTER]: Me llamó la atención porque salieron caminado juntos para la parada del bondi.
Álvarez relee esas líneas dos veces más para poder procesarlas ¿Por qué Paulo iría a buscar a Lisandro solo? ¿Y por qué su novio se sentía mal? Tal vez haber dejado todo el asunto en silencio fue realmente una mal idea. Quizá quería hablarle de algo que le pasaba y Julián, ignorando todo y priorizando sus problemas, decidió silenciarlo.
[YO]: ahora le pregunto. gracias Wal.
Inmediatamente, el joven se pone en campaña para contactar a su novio y cortar con el halo de misterio. Le envía un mensaje preguntando dónde está porque quiere hablar con él. Lo que sigue es silencio y más silencio. Por media hora. Por una hora. Por dos horas reloj. Esto es sumamente inusual. Si Walter le mandó un mensaje, es porque su pareja no está trabajando en este momento. De hecho, hoy le toca franco y debería estar en su casa haciendo nada.
Temeroso, aprieta el botón para llamarlo directamente. Espera. Del otro lado, el monótono tuut – tuut suena una y otra vez pausadamente. El cordobés se muerde una uña impaciente. Finalmente, Licha atiende. "¡Amor! ¿Dónde estás?"
Del otro lado se escuchan ruidos de fondo, como de un lugar público. Vasos, cubiertos. Pero no es el restaurante de Walter, no puede ser. Hoy no le toca. Lo que significa que está comiendo en otro lado. "Hola."
La frialdad con la que responde lo quiebra al medio, pero mantiene su compostura lo mejor posible. "Hola, amorchis. Te mandé un par de mensajes ¿no los viste?"
"No, no vi nada. Estoy en un bar tomando algo." El tono de voz de Martínez es casi de fastidio o cansancio. Julián no puede descifrarlo y eso lo aterra.
El jovencito sonríe. "'Ta... me preocupé un poquito porque como hoy justo est-"
"¿Quién es"? se escucha del otro lado, de fondo.
Julián se congela al reconocer el timbre de voz. Puede que dude, pero está casi cien por ciento seguro de que la otra persona que acaba de hablar es Paulo. Los comentarios de Walter regresan a su mente y precisamente a la narración en donde se fueron juntos a esperar el colectivo que los llevaría a la casa de Licha ¿Paulo fue a su casa? ¿Por qué? ¿Desde cuándo son tan cercanos? "E-Escuchame... yo... ¿d- dónde estás?"
"No importa." Martínez suspira y pausa un momento. "Después hablamos. Chau."
La llamada termina en ese instante. Julián baja el auricular del teléfono para mirar el aparato, estupefacto. De la noche a la mañana todo se giró en ciento ochenta grados sin que él pudiese hacer nada por impedirlo. Lo peor de todo es que no sabe qué se generó en algún momento para que esta serie de acontecimientos se sucediesen frente a sus ojos de manera tan inesperada.
El chico se sienta en el living de su casa y cruza las piernas sobre el sofá para pensar más relajadamente. Necesita bajar un cambio para poder analizar todo fríamente y sin saltar a conclusiones rápidas, pero realmente se le hace imposible. Las lágrimas están al borde de saltar de sus cuencas y su boca se frunce en un puchero. Julián se pasa una mano por sus castaños cabellos y se muerde el labio inferior.
Quiere llamar a Lionel, su 'papá de confianza' como le gusta decirle. Desde que se conocieron, conectó inmediatamente con él y ha sido su guía y salvador en los momentos más ásperos de su vida. Pero no quiere parecer un títere dependiente de él. Lionel tiene su nueva vida, junto a su novio, un trabajo que le demanda mucho tiempo y encima la prensa encima que lo vuelve loco con respecto a su relación. No puede joderlo por esta pavada.
Pero esto no es ninguna boludés para Julián.
El cordobés deja el celular en la mesa ratona un segundo y abraza sus piernas sobre el sofá. Apoya su barbilla sobre las rodillas, casi escondiendo su rostro. Un golpe de repentina e indeseada soledad lo inunda. Es como si la ausencia de Lisandro en este momento lo dejase desnudo frente al mundo entero. Necesita abrazarlo y besarlo, tenerlo junto a él, acariciarlo y masajear su espalda cansada luego de un intenso día de trabajo. Amarlo como sólo él sabe, como Licha se merece ¿O tal vez se merezca otra cosa mejor que él? Las dudas lo asaltan y enloquecen. Desde que su novio le confesó su amor, no pudo dejar de pensar que todo era demasiado bueno. Que la vida comenzaba a sonreírle y casi se asustó en un principio, considerando que tantas cosas lindas no podían sucederle a alguien como él. Pero luego, la cotidianeidad y el amor de Lisandro hicieron que todo se volviese natural.
Sí, eso es.
Amarlo y ser amado es lo natural. No hablarse y empezar a dudar, es lo que está mal. Pero el miedo es mucho más fuerte, por lo que va por una opción B.
Toma su teléfono nuevamente y abre el chat que tiene con Paulo.
[YO]: eeuuuu
[YO]: cómo andás? te pregunto, vos tenés mi libro de teoría general del derecho de bobbio? no lo encuentro en casa
Su pie se mueve ansiosamente sobre la alfombra color amarilla y blanca. Julián espera que la tilde se torne color azul y no pasa nada. Luego de quince minutos, insiste nuevamente con tres mensajes cortos. Finalmente, las marcas de 'leído' se colorean de forma azulina.
[PAULO]: 🙄
[PAULO]: no no lo tengo
Álvarez frunce el ceño ante la respuesta y tipea furiosamente. Si realmente está con Licha y se pone así, es porque algo está tramando.
[YO]: estás seguro? yo te lo presté la semana pasada y no lo encuentro
[PAULO] SI ESTOY SEGURO DIOS
[PAULO] ahora estoy ocupado en una cita
Los dedos de Julián tiemblan mientras sostiene el celular. Sus hombros comienzan a subir y bajar en espasmos mientras sus lágrimas ruedan, ahora sí, sin control, por sus mejillas. Deja el teléfono al costado y respira entrecortado, mirando al frente, a la nada misma. Toma nuevamente el celular, una campera, las llaves de la casa y la billetera. Al salir del edificio, para el primer taxi que encuentra y le da una dirección.
El timbre de la casa Aimar suena.
"¿Quién puede ser a esta hora?" pregunta Lionel, picando ajo para la salsa del almuerzo del sábado.
"Ni idea. Ahora me fijo." Pablo cierra la puerta de la heladera y se aproxima a la pantalla del circuito cerrado y distingue una figura familiar. "Es Juli... pero está solo. Le abro."
Una vez dentro de la mansión, el chico camina directamente hasta la cocina en donde los guardias de seguridad le indican que se encuentra la pareja. Con los ojos rojos y los labios hinchados de tanto mordérselos, Julián corre a los brazos de Lionel y se arroja en medio de un llanto que venía conteniendo desde su hogar. Scaloni lo abraza, acariciando su espalda y se mira con su pareja, quien entiende la situación, asiente y se dirige a su dormitorio para darles espacio.
El mundo privado de los antiguos escorts aún sigue siendo una zona que Aimar respeta a rajatabla.
"Juli ¿qué pasó?" atina a preguntar el mayor, acariciando los cabellos del chico.
El joven esconde su rostro en el buzo azul manchado de lavandina de su amigo y confidente. Inhala y se tranquiliza un poco. El aroma de la ropa de Lionel siempre significa hogar para él. "No sé... no sé qué hacer, pá."
"Gordo, vamos a sentarnos, vení."
Los hombres se acercan a la gran mesa de la cocina y Julián le cuenta absolutamente todo, desde el principio. Scaloni lo escucha con lujo de detalles. Le sirve un vaso de agua para ayudar a tranquilizarlo y acaricia su espalda suavemente con su palma, intentando relajarlo. Es increíble cómo una persona puede conectarse tan bien con otra a pesar de no llevar el mismo lazo sanguíneo.
Una vez terminado el relato, Lionel limpia un par de lágrimas rebeldes que se asoman por sus ojos color café. "Tenés que hablar con Licha sí o sí, Juli. Esto no da para más."
"Tengo miedo de que me deje, pá ¿Y si se cansó de mí?" pregunta el joven, con la voz quebrada.
"Imposible. Los conozco a los dos y sé que son el uno para el otro. Ese pibe te ama con el alma. Tienen que sentarse y charlar seriamente. No pueden seguir pelotudeándose así. Vos tenés que explicarle lo que te pasa. Licha será muy buen pibe, pero no lee mentes." Scaloni corre algunos mechones más largos de la frente de Julián e intenta esbozar una sonrisa. "Ahora quédate a comer con nosotros y más tarde te pegás una siestita en el cuarto de los chicos para tranquilizarte ¿sí? Después si querés te llevo a casa de Licha en el auto."
"Gracias pá." Julián se acerca nuevamente y se funde en un abrazo fraterno con Scaloni. Deja que, por un rato, su dolor se mitigue un poco con el cariño de su antiguo compañero y figura paterna, aún más fuerte que la real. Al rato, Aimar desciende del primer piso y le dice que preparó una de las habitaciones de huéspedes para que Julián suba a descansar un rato porque falta para la comida. El joven agradece, pero dice que prefiere ayudarlos a cocinar para no pensar.
Almuerzan los tres juntos mientras Pablo intenta distraerlo al más joven con anécdotas de Messi en el mundial, los chistes y cargadas de sus compañeros, y con algo de toda su batería de comentarios, logra sacarle una sonrisa. Lionel lo observa todo el tiempo, como si pudiese controlar su respiración con su mente o quisiera transmitirle algo de seguridad de una manera u otra. Los ojos de Julián se pierden en el plato de Agnolotis con salsa mixta, disociando cada tanto. Vuelve a la realidad cuando la mano de Scaloni se posa sobre la suya y la aprieta, cariñosamente.Luego de la comida, la pareja se dirige a la habitación principal y Julián, a la suya. Por su mente se cruzan los buenos recuerdos con el hombre que ama, la sonrisa de Lisandro que ilumina todo lo que toca y sus caricias, que atesora con el alma. Tras llorar un poco más en su soledad, cierra los ojos y se queda profundamente dormido. No despierta hasta la noche.
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Confidencia y Veredicto (Licha x Julián)
Fanfiction[SECUELA DE CONTRATO SINGULAR] Licha y Julián se adentran a una relación que conlleva a varias dudas acerca del futuro de ambos. Sus amigos harán lo posible para ayudarlos pero hay situaciones a las que los ex-escorts deberán someterse como pruebas...