Sentía un dolor horrible en mi pierna. Aún no podía abrir los ojos, pero estaba consciente de lo que estaba pasando. Escuchaba con mucha claridad las voces en mí alrededor. < ¡Doctor! Está respondiendo> Decía, lo que parecía ser a mis oídos, una enfermera. < ¿Levy , puedes escucharme? ¿Puedes mover algo?> Sabía que podía. ¡Mis dedos, sí! Traté de mover mi dedo índice, y con un gran éxito lo logré. <Levy , ¡Despierta amiga! Por favor, abre los ojos> escuchaba los sollozos de una chica. <Señorita, ¿cómo entró aquí?> preguntó la enfermera. <Es mi amiga, tengo derecho a verla>. Hubo un poco de silencio. Dios, me desesperaba no poder abrir los ojos. < ¿Se pondrá bien doctor?> preguntó una voz vagamente familiar. <Sí, creo que nuestros estudios estaban erróneos. Ella se repondrá más rápido de lo esperado jóvenes. Tienen una hora para que la vean> Escuché como los pasos pesados del señor que estaba a mi lado, el doctor, se dirigían hacia la salida de la habitación. <Cálmate Lucy, ella es fuerte, estará bien>, < ¿Estás seguro?>, <Al 100%>.20 de Junio de 2008
Escuchaba como los pajarillos cantaban hermosamente por la ventanilla de la habitación, en el apenas amanecido cielo. Abrí los ojos lentamente, y él estaba ahí. El chico del cine, el de mi sueño extraño, mi ángel guardián. La noche anterior había podido entre abrir los ojos un poco. Eso me alegraba. Y ahora él estaba ahí como de costumbre. Todos éstos días en los que he estado internada en éste hospital, siento su presencia viva a mi lado. Aunque la enfermera llamara a la puerta y dijera que la hora de visitas había terminado. Él se podía haber ido, pero su presencia seguía intacta. La sentía conmigo día y noche.
-Buenos días Levy -Susurró mientras se ponía de pie e iba hacia mí- ¿Cómo te sientes?
-Bien -Respondí con un hilo de voz- ¿Qué tal me veo ángel?
Él sonrió extrañado- Hermosa como siempre, ¿por qué me llamas ángel? -Posó su mano en mi frente y la acarició con su dedo pulgar-.
-Eres mi ángel guardián, ¿no es así? -Lo miré directamente a los ojos. Eran los mismos ojos color rojo que me encontraron aquella vez en mi sueño extraño. En el que él me confesaba que estaba embarazada-.
-Debes descansar -Se inclinó hacia mí y me besó la frente-.
-¿No es así? -Volví a repetir mirándolo de nuevo-.
-Descansa Levy -Se sentó en la silla que estaba del lado izquierdo de la cama. Fijando su mirada de nuevo en mí-.
-¿Hace tiempo escuché a una chica, que decía que yo era su amiga, quién era? -Miré hacia cada rincón de la habitación, pero no había rastro de ella-.
-Se llama Lucy , es tu mejor amiga Levy. Le dije que fuera a descansar, estaba exhausta. No ha dormido en todos estos días por estar al pendiente de ti.
-¿Cuánto tiempo ha pasado?
-Exactamente, una semana. Te has estado recuperando muy bien. Tu pierna está mucho mejor -Rápidamente miré mi pierna debajo de las sábanas. ¿Qué rayos había pasado, no recordaba nada, solamente el último sueño-.
-¿Qué fue lo que pasó? -Estaba poniéndome nerviosa. Sí, había tenido un accidente, pero, no recuerdo ni por qué, ni que había pasado. Solo lo recuerdo a él-.
-Bien, creo que es hora de empezar -Sonrió dulcemente y acercó la silla hasta la orilla de la cama- Mi nombre es Gajeel. ¿Me recuerdas? -Arqueó una ceja y esperó mi respuesta
-Sí, eres mi ángel guardián -Sonreí y él lo hizo también-.
-Levy , soy el chico que estaba afuera del cine. ¿Me recuerdas? -Hice una pequeña mueca. Estaba tratando de recordar. Era en vano-.
-No, eres mi ángel guardián. No lo niegues Gajeel -Reí un poco y sentí un dolor en las costillas-.
-No te rías, o te dolerán más las heridas -Se rió y me tomó la mano- Aun teniendo amnesia eres muy inteligente mujer. Y sí Levy , soy tu ángel guardián. Estoy aquí para cuidarte los siguientes nueve meses, y lo que resta de tu vida -Lo sabía, él no podía ocultármelo- No, no puedo -Bajó su mirada y se volvió de nuevo a mí- Saldrás en unos cuantos días de aquí y te irás conmigo.
-¿A dónde? -Pregunté inocentemente-.
-A mi casa, estás en mucho peligro en ése apartamento en el que vives.
-¿Peligro de qué?
-Levy, tendremos tiempo de hablar después -Él estaba por soltarme la mano, pero lo detuve-.
-Dímelo, quiero saberlo -Dio un suspiro y me miró serio-.
-Está bien, pero esto no lo debe de saber nadie Levy, nadie -Tragué saliva. Creo que esto iba a estar fuerte-.