¡Desayunar juntos!

290 26 3
                                    

El reloj apuntaba las 4 am, Vanitas despertó ligeramente, parpadeó dos veces al percatarse del rostro dormido de Jeanne sobre su cama.

Ella se veía tan apacible, tan indefensa y tan tierna. Vanitas se movió con cuidado para no despertarla  contemplándola más de cerca, le acomodó el pelo detrás de la oreja.

Había visto muchas veces su bello rostro  de cerca pero esta era una oportunidad única para verla dormida.

—¡Sus pestañas son tan largas!
Pensó sonrojándose un poco.

¡No!—Vanitas sacudió la cabeza ligeramente, pinchándose el entrecejo, la miró de nuevo de reojo, suspiró cansado
¡Me pregunto en qué pensabas!
Tomó su manta y la envolvió con  mucho cuidado para no despertarla, así mismo decidió que ya era hora de levantarse.

La noche anterior…
—¡Jeanne no te preocupes!¡Puedes ir a casa!¡ya estoy bien!
Vanitas tosió agotado, aunque la medicina ayudó mucho en su recuperación, la fiebre volvía a medida que iba anocheciendo.
—¡Ni pensarlo! —respondió Jeanne mirando el termómetro—¡Me quedaré contigo hasta mañana! ¡No puedo dejarte solo !  ¡Al menos no así!
Vanitas volteó la cabeza hacia ella, para después aclarar.

—¡Es tarde!
—¡Lo sé!
Dijo ella indiferente estrujando el paño para colocárselo en su frente.

Él se acarició la quijada, suspiró cansado, se endereza para sentarse y buscar su celular, que por suerte solo estaba sobre su mesita de noche a lado suyo e intenta pasárselo a Jeanne.

— ¡Si vas a quedarte!¡Al menos pide algo de cenar para tí!
Jeanne sonríe apenada, lo rechaza haciendo un gesto  de pare con ambas manos.

—¡No te preocupes!¡ya me encargué de eso!¡ gracias! Pero…

—¿Pero?
Vanitas ladea la cabeza, mientras que Jeanne indecisa agachaba la suya acariciándose el cuello por detrás.
—Me…
Vanitas inclinó aun más la cabeza para poder verla a los ojos, intentando descifrarla, pero ella los tenia cerrados con fuerza.
—¡Sólo dilo!
Su voz era suave, sonrió levemente.

Jeanne siseó de nuevo
—¿Me prestas tu camisa?
Vanitas casi cae de frente, haciendo que ella se incline más hacia él para sostenerlo.
—¡Cuidado!
Dijo tomándolo por debajo del brazo
Cuando él levantó la mirada, se encontró  a centímetros de los ojos dorados e inquietos de Jeanne.

Sus mejillas comenzaron a arder, desvió la mirada antes de que ella lo notara.
Su voz apenas se escuchó, señaló con su dedo índice.
— ¡En el armario!

Jeanne se enderezó mirando hacia dónde él le había señalado para luego dirigirse en silencio hacia el mueble.
Al final optó por una camiseta de color azul oscuro.

—¡Iré a ducharme!¡no tardo!
—¡Ok!
Vanitas asintió, aún no podía mirarla
Al cavo de unos 30minutos, ella regresó junto a él, quedó boquiabierto con peligro de un paro cardiaco.
—¿Jeanne?

Ella tenia puesta su camiseta, afortunadamente podía cubrirla hasta los muslos. Pero aun así era muy revelador, podría ser la fantasía de cualquier hombre. Él tragó saliva.
“¿Es una clase de castigo?” Se cuestionó a sí mismo.

—¿Estas bien?
Jeanne se acercó corriendo hacia él tocándole de nuevo la frente.

—¡No es nada! — Vanitas se apartó retrocediendo la cabeza de su toque alarmado. Tartamudeó—¿Po…po...por…que estás vestida sólo con esa prenda?

—¿Te la pedí prestada no? ¿de qué te quejas?
Jeanne hizo un gesto alzando los hombros y las manos, sentándose de un sopetón a su lado.

—¡Sí pero no sabía que vendrías…así…  ¡ten algo de modestia!
La voz de Vanitas se oía temblorosa se tapaba la cara con las manos pero sus dedos no le bloqueaban del todo la vista.

Jeanne arrugó el ceño extrañada.
Jamás pensó que Vanitas demandaría algo como eso, no cuando varias veces bromeó de su intercambio con doble sentido.
—¡Hay que ver! Dijo cruzándose ella de  brazos—¡Deja de quejarte! ¡Mi ropa ya estaba muy sucia! ¿Que sentido tendría ducharme si me la volviese a poner?

—¡Bueno…

—¡Además he visto a muchas chicas utilizar vestidos más cortos de lo que este me queda! —Ella volvió a pararse mirándose por todos lados.

—¡Ya, ya!¡esta bien solo quédate quieta si!
Vanitas estiró su brazo para que volviera a sentarse—¡Hubiera sido mejor que me matara!— Pensó “¡Definitivamente ella no ve ninguna amenaza en mi!”

Volviendo al tiempo actual…

Jeanne abre los ojos lentamente, somnolienta mira para ambos lados
—¿Vanitas?
Cuando se da cuenta que él ya no está en su cama, se levanta rápidamente buscándolo incluso hasta por debajo de la cama, cayendo así la manta que la cubría.

— ¡Esto! — Dijo recogiendo la manta de vuelta dejándola luego sobre la cama— ¿Dónde está él? 

Ella sale de la habitación, al seguir avanzando puede detectar un dulce aroma a Vainilla, se dirigió a la cocina
—¿Crepas?

Se alegró al ver que su paciente ya estaba levantado, nunca se sintió más orgullosa.
De puntitas se acercó a la mesa.

—¿Con que al fin despiertas?¡eh!
Vanitas coloca dos tasas en la mesa.

—¡Sí! Jeje ¿Ya estás bien?
Jeanne le dio una sonrisa incómoda.
—¡Parece más frio ahora!
Pensó apretando el borde del respaldero de la silla.

—¿Quieres sentarte de una vez?
Vanitas sirvió el café para ambas tasas.

—¡ Claro!
Ella se acomodó mirándolo detenidamente.

—¿Sucede algo?
Vanitas arqueó un lado del ceño colocándole una cucharada de azúcar a su café.

—¡ No es nada! ¡Sólo que… ¿Estás enojado?

—¿Debería?
Dijo Vanitas dándole luego un trago a su café.

Jeanne tomó la mermelada de fresa y la vertió en las crepas
—¡Bueno no te comportas como normalmente lo haces!

Vanitas suspiró ¿Cómo decirle a ella que se sintió como si fuese atado de pies y manos?

—¡No tengo problema!

Jeanne sonrió contenta
—¡Perfecto!
Dijo dándole un mordisco a la crepa—¡Delicioso!¿Tu no comerás?

—¡Sabes que no me gustan los dulces!
Vanitas se sirvió otra tasa de café.

Jeanne lo mira curiosa
—¿Solo las hiciste para mi?

—¿Te gustan no?

—¡Si! — dijo ella sonrojándose— ¡Sabes! ¡Ya no me acostumbró a desayunar sola! ¡Gracias!

Vanitas bajo su café sobre la mesa, sus manos le temblaron por un momento, empuñándolas se levantó, sonrió entre dientes susurrándole al oído.

—¡Sabes que puedes desayunar conmigo cuando gustes o mejor dicho de mí !
Ella volteo hacia él, dándole 3 palmaditas suaves en el rostro sonriendo después.

—¡Me alegra que estés bien! Con tu permiso iré a ducharme! ¡Muy rico todo!
Vanitas la sigue con la mirada, acariciándose el rostro donde ella había golpeado, algo molesto por no ver en ella la reacción que quería.

Pero después abre aun más los ojos cuando recuerda lo último que había dicho, no pudo evitar alzar la voz.
—¿Ducharse?¿Y tu ropa?

Jeanne voltea la cabeza al oírlo.
—¿Qué? ¡Ah!¿no te dije?¡Las lavé anoche para poder usarlas hoy!

Vanitas entrecerró los ojos, tuvo una sensación de alivio y decepción a la vez ¿Qué rayos estoy pensando? Agitó la cabeza para ambos lados.

Vanitas x Jeanne♡♡♡Cafe Revês♡♡♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora