¹³|nathaniel, corazon de melon.

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—Nath... esto no es normal. —acaricié la espalda de mi amigo con delicadeza, tenía unos extensivos moretones. Tenía ganas de llorar, más que nada por la impotencia de no poder hacer nada para evitarlo.

—Ya... no es nada. —se dio la vuelta, estábamos en su habitación y era de noche. Había hecho un trato con Amber para que me invitase a su casa y averigüar que estaba pasando con Nathaniel.

Mi rostro se frunció en signos de tristeza y acaricié su mejilla detenidamente.

—Me duele el corazón pensando en todo lo que tuviste que pasar. —mi respiración empezó a pesar y su cabeza se recargó en la palma de mi mano.

—No es para tanto... de veras. —insistió el rubio pero yo solo pude asentir con determinación, esto terminaría mañana mismo.

—Quizá los daños físicos se vayan, pero tu alma... queda dañada... esto no es sano, Nath. —ahuequé su cara en mis manos y él cerró los ojos.— Te aprecio mucho.

Las lágrimas comenzaron a salir de sus ojos, estaba sufriendo, entonces supe que necesitaba apoyo emocional.

Deslicé mis brazos por su cuello pata abrazarlo, parandome de puntitas debido a la altura. Pude sentir su corazón latir a través de su pecho.

—Gracias... por todo, Sucrette. —se alejó de mí para analizar mi rostro, que lo sostenían sus grandes palmas. Yo sonreí.

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—¡Te confíe mis cosas y me traicionaste, Sucrette! —habló Nathaniel con lágrimas asomándose y un ojo morado.— Bendito sea el día en el que te preocupe algo más que tus propias narices.

No me afectó nada de lo que me dijo, leí por Internet que victimas de abuso se sentían culpables y ponían en un pedestal al abusador.

—Algún día, Nathaniel, entenderás que hice esto porque te amo. Más que a mi misma. —lo miré con recelo y sin ninguna emoción en los ojos.— Hasta ese entonces no me importa lo que me digas.

—Yo... —comenzó él pero no lo dejé terminar.

—Lo siento por haberte hecho pasar un mal rato. Pero gracias a mi será el último. —era mi último día en el sweet amoris. Me mudaría a otra ciudad mañana, por trabajo de mis padres.— Espero encontrarte luego, quiero decirte que... no me arrepiento de nada de lo que hice.

Entonces con un último suspiro me dirigí a la salida con la cabeza alta, saludando a mis amigos por última vez para irme.

.・。.・゜✭・cuatro años después・✫・゜・。.

—Se siente bien volver. —suspiré junto a mis amigos, Alexy, Rosa y Priya. No pregunté por Nath ya que no terminamos muy bien. Aunque nunca hubo más acercamiento que el abrazo de aquella noche.

—Se siente bien que vuelvas. —respondió la peliblanco pata abrazarme posteriormente.— Hablando de volver, yo necesito volver a mi casa, mañana es el primer día.

—¿Me voy cuatro años y envejeciste cuarenta? —hablo con sarcasmo haciendo reír al grupo.— ¿Alguien va a hacia el campus?

Todos dieron una excusa, así que me quedaba ir sola. No queda tan lejos pero es espeluznante.

—Adiós... —saludé con voz cantora para dirigirme a mi habitación, dentro de la universidad. Cuando pasé por el callejón una voz desconocida me causó escalofríos.

—¿Qué hace una bella dama vagando sola por la noche? —excepto que esa voz no era tan desconocida para mi. Me di la vuelta para encontrarme cara a cara con Nathaniel, aunque no podía ver su rostro por la oscuridad.

—Nath... —lo podría reconocer aún con mil pelucas puestas, jaja gracias por la imagen mental, Sucrette.

—Bingo. —se acercó más a mi, dejando que la luz de la luna iluminara su rostro, estaba... demasiado cambiado.

Me inmuté, ¿Qué se supone que debía hacer? No creo que abrazarlo como si nada hubiera pasado. No quería que escuchara un "Has cambiado" de mi parte; se que lo habrá escuchado tantas veces que estaría irritado.

—Estás más alto. —fue lo único que se me vino a la a la cabeza. Él rió a carcajadas.

—¿No nos vemos hace años y lo primero que me dices es que estoy más alto? —dijo entre risas para abrazarme, no le devolví el abrazo. Se sentía extraño.— Veo que sigues igual de orgullosa de la última vez que nos vimos.

—Depende con quién hable, sí. —todavía estoy esperando una disculpa.— Es agradable verte de vuelta.

—Wow, tu cara no dice lo mismo. —bromeó él. Suspiré para sonreír, éramos adolescentes, todos cometemos errores.— Y ahí está la sonrisa que tanto me gusta, extrañaba verte.

—No creo poder decir lo mismo, la última vez que nos vimos me trataste... —no me dejó terminar ya que habló por encima mío.

—Okey, no esperaba tocar ese tema tabú tan temprano pero bueno. —suspiró pensando sus palabras.— Lo lamento, ¿Sí? Me salvaste de años de tortura, gracias. Lamento lo que te dije, solo estaba enojado y buscaba justificar a mi padre. Pero aquí estoy, desde ese momento me emancipé y ahora vivo con un gato.

Mucha información, mi cara cambió a una de ternura.

—¡Por fin! ¿Cómo se llama? —hablé con emoción.

—Blanca, es hembra. —sonrió de lado y yo asentí.— No cambies de tema. Gracias por todo y perdón por tan poco.

—Tema olvidado, ¿Vas a decirme cómo es que ahora pareces Castiel? —sonreí para caminar a la universidad, él me acompañó todo el viaje. Supe que no me dijo varias cosas, pero está en todo su derecho.

Después de todo... no cambió tanto y yo tampoco.

╰┈➤beyond the soul―multifandom one shots.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora