Capítulo 4

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Una bala resonó por el espacioso y casi vacío edificio, o lo que quedaba de uno.

Hyunjin suspiró cansado mientras guardaba su arma nuevamente en su estuche en sus pantalones, viendo cómo sus trabajadores comenzaban a limpiar los restos de aquel alfa muerto en el suelo.

Miró la hora en su reloj en su mano derecha y se dio cuenta que faltaban exactamente cuarenta y cinco minutos para que Jeongin saliera de su trabajo en la cafetería.

Sonrió más tranquilo mientras se adentraba a su propio auto, viendo por el espejo retrovisor a sus lacayos seguirlo por si acaso. Se había vuelto casi que una rutina el ir a ver al omega al finalizar sus trabajos, pero no se había acercado a hablarle desde aquella vez en el pequeño supermercado hace algunas semanas porque había estado demasiado ocupado y quería prestarle a Jeongin su completa atención.

Se la pasó todo el camino con su alfa emocionado y feliz por ver al menor, y cuando llegó y bajó de su auto y lo vió con una gran sonrisa atendiendo a los clientes, su corazón comenzó una carrera en su pecho. Antes de entrar se aseguró de que sus lacayos estuvieran lo suficientemente cerca como para verlo, pero también lo más alejados posibles para que Jeongin no los viera.

Tomó aire para intentar calmarse y que su olor no llamara más atención de la que ya recibía. Cuando abrió la puerta pudo notar que la cafetería estaba completamente llena, sonriendo cuando sus ojos hicieron contacto con los de Jeongin. Ignoró cómo su cara de asombro le causó ternura a su alfa y simplemente se acercó dando firmes pasos hacia él. Notó cómo las miradas de los omegas restantes se posaban sobre él y también cómo los alfas miraban a su omega. Quiso gruñirles a cada uno de ellos, pero simplemente les dedicó una mirada amenazadora y se posó enfrente de Jeongin. Amó cómo el omega veía hacia arriba y él tenía que bajar su cabeza por la diferencia de altura. Antes hacer eso le irritaba, pero justo ahora le fascinaba.

—Tiempo sin vernos—. Fue lo único que se le ocurrió decir.

Jeongin espabiló varias veces para salir de su ensoñación, y cuando sintió que sus piernas iban a fallar por el leve temblor que le había causado el adictivo y varonil aroma del alfa, simplemente sonrió e hizo una reverencia.

—Buenas tardes, ¿necesita una mesa?—.

—En realidad no—. Respondió simple—. Solo quería verte—.

Hyunjin quiso sonreír por las exclamaciones de sorpresa que se escucharon en el lugar, pero sobre todo por la cara de sorpresa de Jeongin y sus mejillas rojas de la vergüenza.

—Y-Yo-...—

—¡Jeongin!—. Cualquier intento de habla del omega se vieron interrumpidos por una voz masculina.

Jeongin cerró fuertemente sus ojos suspirando irritado y después se giró para encarar al alfa que venía en su camino. Hyunjin frunció el ceño cuando notó las feromonas rabiosas del tipo.

—¿Sí, señor?—. Preguntó Jeongin cuando lo tuvo enfrente.

—¿Qué haces ahí sin atender al chico?—. Habló entre dientes. El tipo miró el atuendo de Hyunjin, notando enseguida que el alto poseía bastante dinero. No se podía dar el lujo de perder un cliente así—. ¿Acaso te pago para que solo andes de puta tratando de engancharte a un cliente?—.

Sin poder evitarlo, un gruñido gutural salió de Hyunjin, tomando a Jeongin de la cintura y colocándolo delicadamente detrás de él mientras miraba fijamente al imbécil que había osado en llamar a su menor de esa forma.

—¿Qué mierda has dicho? Repítelo—. Hyunjin luchó para no mostrar su voz de mando, oliendo ahora el aroma asustado que el otro alfa soltaba, mientras que él imponía presencia con el suyo, ignorando a los omegas asustados en el lugar.

Mafia Hwang || HyuninDonde viven las historias. Descúbrelo ahora