Todos estaban atónitos por lo dicho de aquel hombre, tanto dioses como humanos no pudieron evitar reír, burlarse de ellos e incluso insultarlos ante aquella revelación no asta que Iroai golpe el suelo con su Oz y desatando su poder.
I: Tormenta infernal de las 1000 almas.
Después de esas palabras el cielo oscureció desatando una tormenta que para sorpresa de todos aquellas gotas de lluvia al caer se hacían sangre, iriendo tanto dioses como mortales.
I: Ahora creen lo que decimos, malditos inútiles. H: Vasta... Vasta por favor... Gran señor. P: Hades levantate no es digno de ti, mucho menos un dios inclinarse ante tal basura. M: *Apunta a Poseidón con su arma* Tu hablas de dignidad aún cuando te encuentras frente a alguien capas de erirte, con un simple ataque.
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K: *Invoca un arma*
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(El arma de kagaya es la 1)
K: Consuelo de la Luna azul. *golpeo el suelo provocando un fulgor azul el cual sano a todos* Z
: Como es que existen ustedes. I: Somos lo que el humano definiria cómo perfección, el depredador más grande para los humanos, tu el que tiene la máscara en el ojo a lado del anciano, no me llames Adamas. Mi nombre es Iroai Fumetsu. P: Ustedes como se atreven interferir la batalla entre los humanos y dioses, para decidir el destino de los humanos. M: Jajajaja no te será tan fácil acabar con ellos. I: No sin antes matarme, Maldito cobarde te atreves a pelear con alguien de menor poder a ti, no dudó de sus capacidades de pelea, pero si existe alguien más fuerte y otro más devil entonces el más fuerte debe proteger al débil. Entonces pelea conmigo si consigues matarme podrán acabar con ellos, pero si yo te provoco una lesión capas de dejarte fuera de convate, la vida se les será perdonada.
