Capítulo 21

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Narra Mónica:

Hoy estuve gran parte del día en la radio y como siempre escuché un chisme sobre Vanesa. La verdad qué la gente decía muchas cosas, y nunca le prestaba atención, pero ésta vez vi una foto qué lo único que hizo fue meterme  la duda como una bala. La foto era de una morena besándola a rabiar en una fiesta, qué supongo fue en Miami. A partir de eso me empecé a ahogar, me puse frenética, en la nota, la morena decía qué no veía la hora de re encontrarse con el amor de su vida qué era Vanesa, y qué estaban comprometidas mostrando un anillo, qué era de Vanesa lo podía reconocer. No me lo podía creer, realmente era mucho para mí, seguro me lo iba a negar, pero joder con sus rollos, me destrozaban, quizás estaba sensible porque vino mi regla, pero tampoco le iba a decir nada para no montar una discusión, encima no atendía el móvil. Cuando nos casamos ninguna de las dos salió a decir nada a la prensa, quizás ya fue un error, quizás deberíamos decir qué estábamos casadas, la verdad esto me sacaba de quicio. Debería decirle al mundo qué estaba casada, o las dos lo debíamos decir, la verdad no lo sé, pero esto me afectaba. Vi en el móvil un mensaje de mi madre y otro de Toñi, diciendo qué no haga caso de las revistas, luego entró otro de Ana, y por último vi que  Vanesa seguía sin responder, dónde estaría metida mi mujer. Me faltaba un rato aún en la radio, no podía irme así como así, para pedirle explicaciones, también me quedé pensando, si esa era la tía qué la había lastimado tanto, realmente sentía qué la sangre me hervía a pasos agigantados. Lo qué era capaz de hacer una persona por fama, vaya a saber cuánto dinero cobró por la foto y por decir eso, me repugnaba todo y estaba harta de tanta mierda. Apuré todo lo que debía hacer y fui para casa, cuando llegué si qué tuve una gran sorpresa, Vanesa trajo a vivir con nosotras tres perretes, a cuál más simpático, pero sin avisarme nada, no sabía por dónde empezar la conversación y quise decirle sin decir, entonces la arruiné, vi que se molestó y salió a dar vueltas con los perretes. Pasaron los minutos y no volvió, cuando escuché qué abría la puerta, recién ahí  me fui a bañar, había vuelto rápido, si qué fue a llevar a los perros a hacer sus cosas. Creí qué iba a tardar más, no sé qué me estaba pasando pero estaba totalmente afectada. Entré a la ducha, realmente necesitaba el poder del agua para calmar mi propia tormenta. Me estaba lavando la cabeza y cuando abrí los ojos vi a Vanesa mirarme con cara de pena. 

Vanesa: Hola corazón!!! necesitas ayuda con el baño?

Mónica: no, ya salgo, estoy bien, pero sí me gustaría un beso. 

Vanesa: sólo uno?, mira qué tengo muchos guardados para ti!!! estás preciosa, el pelo mojado te favorece, eres la más guapa!!! 

Mónica: calla, salamera!!! ven dame el beso!!!. Cuando Vane, se acercó la tomé por el cuello con fuerza y la empujé adentro de la ducha, comencé a arrinconarla contra la pared y hacer presión sobre ella con mi cuerpo, mientras seguía besándola, de repente abrí el grifo y la dejé debajo, la ropa se le comenzó a pegar en el cuerpo con el efecto del agua, estaba hermosa, le quité la sudadera, los pantalones y me arodillé para sacarle  las bragas,  dispuesta a disfrutar de su intimidad, pero un empujón, me sacó del lugar, me di vuelta y era Bruno qué no me dejaba acercar a Vanesa y me gruñía y los otros dos me ladraban, no me lo podía creer. Vane rápidamente, los sacó del baño, volvió y me arrinconó a mí, besándome de forma desesperada y diciéndome al oído qué me amaba. Así fue como llenamos la bañera, y nos dejamos hacer una en el cuerpo de la otra, con mucho cuidado, y esmero, esperando cada suspiro, deseando cada beso, cada caricia, desesperándonos por un orgasmo antes interrumpido, pero tan necesario para las dos. Los dedos de Vanesa dentro mío eran una adicción, eran sanadores, luego continúo con su lengua y yo temblaba sin parar, hasta qué recordé qué estaba con la regla, y ella me dijo, esto te aliviará los dolores mi amor, a ella eso nunca le importó, nunca tuvo conmigo ese pudor. Luego, nos enjuagamos, nos secamos y fuimos a la habitación, en donde seguí besándola, por todo el cuerpo, lamiendo todo su cuello y su pecho, llevándola al límite, sus respiración se agitaba y yo intentaba qué mis movimientos se acompasaran a los de ella, quería que su sexo sintiera el mío, y también qué tenga un orgasmo real después de tanto tiempo. Iba despacio como siempre me pedía, hasta que su mano tomó la mía y la puso en su sexo moviéndose para recibir mi contacto con desesperación. Las dos necesitábamos esto y ella lo quería, en un momento me tomó la cabeza y la guió hasta su intimidad, allí hice lo qué me apetecía, en ningún momento se negó, ni cerró las piernas, estaba volviendo a ser ella, estaba disfrutando lo que teníamos, gemía sin parar y decía mi nombre, hasta qué sentí su sabor en mi boca y subí por su cuerpo para besarla, entonces ella me dijo te amo, y me abrazó. Esperamos unos minutos y volvimos a besarnos y acercar nuestros sexos hasta qué tuvimos otro orgasmo increíble, tanto qué sentía cosquillas por toda la piel, me tocaba y me excitaba, definitivamente las dos necesitábamos más, continuamos así hasta qué los perretes comenzaron a ladrar y nos dimos cuenta que tenían hambre. Vanesa se levantó y me dijo que la espere, iba a darles de comer. Volvió rápido con agua y chocolates, jajjaja sabía qué con el chocolate me conquistaba más. Y así fue como toda la noche entre besos y orgasmos nos dormimos, con las piernas entrelazadas y su cabeza en mi pecho, empezamos a disfrutar de nosotras como antes...por eso pensé que  ni se me iba a ocurrir mencionarle lo de la revista, porque seguro iba a arruinar todo, si no se enteraba mejor, lo dejaría así...no iba a ser yo la que pusiera a mi mujer en una situación de inseguridad y miedo nuevamente. La sentía dormir con tanta paz qué el sólo hecho de pensar en alterar su vida, me daba tristeza, tendría qué decirles a mi madre, a Toñi y también a Ana qué no le dijeran nada, total Vane no miraba las revistas y últimamente por recomendación de la psicóloga las redes tampoco. Los perros la iban a entretener bastante, y mañana tendríamos que visitar la nueva casa para planear la mudanza, todo éste movimiento le vendría muy bien. Con ese pensamiento me dormí, disfrutando su calor y su olor. 

Por la mañana...

Abrí los ojos y deslicé mi mano por el hombro de Vanesa haciendo pequeños círculos, ella se movió apenas pero abrió sus ojos y me sonrió. Inmediatamente le pregunté si quería y con su boca en mi boca me dio un sí. Comenzamos a movernos muy lentamente, una sobre la otra, acariciando cada parte de nuestro cuerpo, hasta qué Vanesa comenzó a besar mis pechos con mucha delicadeza, y poco a poco me iba humedeciendo y mi clítoris iba latiendo. Con su mano fue bajando hasta mis piernas y acarició mi pubis, mientras la besaba y la apretaba contra mí. Cambié de posición y otra vez me moví sobre ella, lamiendo su cuello y detrás de sus orejas, ella tenía la piel totalmente erizada y en un suspiro me pidió que le hiciera el amor ya, en ese instante y fue lo que hice, masajeando su interior con mis dedos y bajando con besos por todo su cuerpo hasta rodear con mi lengua su clítoris, su orgasmo no tardó mucho en aparecer y su sonrisa de satisfacción me produjo mucho alivio y también ganas de seguir, pero los perros empezaron a ladrar. La vi a Vanesa levantarse rápidamente y estrellarse contra la puerta por apurada, pensé qué se había lastimado pero me dijo que no, que prefería apurarse antes que los niños rompieran toda la casa, y estaba en lo correcto, cada vez ladraban más fuerte, íbamos a tener que dejarles el pienso en sus platos antes de dormirnos para qué no nos reclamaran tan temprano. En un momento la vi entrar en la habitación con Camarón, lo subió a nuestra cama y lo tapó, no podía creerlo, jajjaja, el perro como si toda su vida hubiese dormido en la cama, se quedó quietito y cerró sus ojos. Vanesa me miró y me dijo me da pena, es muy pequeño y estaba llorando. No lo podía creer, el salchicha la había conquistado totalmente. Me levanté para darme una ducha y hacer el desayuno, veía qué Vane se volvió a dormir y no pensaba despertarla aún. 

Cuando llegué a la cocina me encontré con Bruno y Carmela moviendo sus colas, los abracé y les hablé, querían salir afuera, entonces decidí ir a comprar unos churros y aprovechar para pasearlos un poco. Eran muy listos y se portaban bien, me hicieron caso en el parque, y no tuve ningún problema. Cuando volví, mi mujer seguía durmiendo, abrazada a Camarón, ya veía como esos dos se parecían en la forma de dormir. Hice el café, preparé el zumo y me pondría despertar a Vane para irnos a la casa nueva. Hoy era un día extraordinario, creo que me hacía falta hacer el amor con ella tantas veces, porque me sentía con mucha energía y feliz, ya no me rechazaba y no sentía miedo, había comenzado a disfrutar de nuevo tener sexo, era un avance. Entré en la habitación y la besé en los labios para que se despertara, el perro me miró y bajó de la cama dejándola destapada, de esa forma se despertó, estiró los brazos como una niña pequeña y me abrazó muy fuerte, diciéndome te amo. Ese era mi buenos días favorito, mi mujer estaba muy guapa recién levantada, le sonreí y le alcancé su vaso de zumo, qué tomó de un tirón. Era hora de comenzar a preparar todo para ir hasta la nueva casa, debíamos concretar el día de la mudanza y ver si ya nos habían instalado la luz. 

Vanesa no paraba de abrazarme, no me soltaba, estaba muy cariñosa ésta mañana y eso me encantaba. Nos vestimos, preparamos un bolso, fuimos por los perros y comenzamos nuestra aventura, organizar la nueva casa, con nuestros tres niños perrunos. Vanesa puso en marcha el auto y antes de salir me miró muy seria y me dijo " Moni, ahora nos faltan los niños humanos, qué dices, estás dispuesta a tener hijos conmigo?". 

Hola, cómo están? el calor me ha hecho escribir éste capítulo de un tirón!!! Qué les parece la historia? Pueden dejar comentarios y estrellas. Desde ya gracias a les qué me leen. 

abrazos!

Contando los días II (VANICA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora