𝟏𝟐

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Mes 4

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Mes 4

Al parecer las cosas no tenían planes de querer mejorar para SuNoo. Digo, ¿Se pudiese estar en una situación peor? El castaño no creía. Hace una semana que había cumplido su cuarto mes de gestación y sinceramente, quería morír. Los pequeños espasmos lo atormentaban con frecuencia, según HeeSeung, era normal, lo cual significaba que debía acostumbrarse a ello. Por otra parte, su dosis de pastillas aumentaron y eso solo volvía el asunto más difícil de ocultar. El dolor en su espalda lo mataba cada mañana pero por supuesto, debía fingir que nada ocurría. No supo cuando se convirtió en un mentiroso profesional, no supo cuando comenzó a vivir detrás de las mentiras; en que momento las sonrisas que fueron sinceras pasaron a ser fingidas porque solo quería llorar. Su vida se transformó en un infierno personal con el diablo rondando a cada momento: SungHoon. Que decir de aquel mal nacido. Últimamente las "visitas a Jake" se volvieron frecuentes; tener que soportar al causante de tu infelicidad era a lo único que SuNoo no se acostumbraba.

SungHoon cada maldita noche enviaba un mensaje a SuNoo, eran poemas, algo siniestros, tanto que causaban pesadillas al pobre castaño. Pero bueno, también se había acostumbrado a tenerlas. Justo como esa noche; Jake, hace dos semanas, salió de viaje a Barcelona por asuntos de la empresa ,insistió tanto a SuNoo para que fuera con él que se decepcionó cuando su esposo rechazó una y otra vez su invitación. Lamentablemente en las nuevas condiciones de SuNoo viajar sería un martirio total y su último deseo era que Jake se preocupara tanto que termine obligándolo a ir al médico; prefirió la soledad de su hogar en esos hermosos días de lluvia. Apagó su laptop sonriendo porque por fin los arreglos de los diseños estaban listos y los socios estarían encantados con la nueva estructura del negocios. Observó el reloj y suspiró al ver que ya eran pasadas las 6 y que aún no había comido nada desde el almuerzo. Gran padre. Se levantó de su silla para irse a casa y conseguir algo de comer. Puso sus pertenencias en una mochila y justo cuando iba a apagar las luces la puerta fue abierta, su secretaría hizo acto de presencia.

—Señor. Su chofer lo espera.—Dijo la chica. Su voz se notaba cansada y no era para menos, aquel día fue pesado para ambos. Levantar una empresa no es trabajo bonito.

SuNoo asintió, agradeciéndole. Ambos bajaron juntos en el ascensor charlando trivial sobre aquél día tan pesado, rieron y estuvo excelente para SuNoo, hace bastante no reía. Al salir del ascensor Merlí tomó el camino hacía el parqueo mientras que SuNoo se dirigió a la entrada de la torre. La lluvia torrencial no paraba y por suerte reconoció el auto de su chofer; rápidamente se subió en la parte de copiloto, dejó su mochila en el suelo del auto para voltear y saludar a Joe.

—¿Te mojaste mucho, amor?

Su sorpresa fue enorme al ver que quién conducía su auto no era Joe, era Park. Maldición.

—¿Qué diablos crees que haces? —Intentó abrir la puerta pero la misma no cedió, tenía el seguro para niños.—¡Déjame salir!—.Exclamó desesperado tratando de que el manubrio cediera.

el precio del placer ♯݊ˢᵘⁿᵍˢᵘⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora