Epílogo

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—¡Jimin, quédate quieto!— Chilló Taehyung con una sonrisa plasmada en su boca mientras alzaba al pequeño de ya un año y tres meses en brazos.

Había ido a la cafetería. Esa cafetería donde todo había comenzado. Donde Jungkook le había hablado por primera vez.

No lo sufría, no había dolor en su corazón como antes, y llevarlo a Jimin allí se sentía cómo si lo llevase a conocer a su padre. A ese padre del que Taehyung no sabía nada.

Su sonrisa tembló suavemente, mientras acariciaba el anillo que aún llevaba en su mano.
Estaba trabajando en ello todavía.

Caminó hasta la mesa donde se habían sentado y tomó asiento, poniendo a Jimin en una silla para bebés mientras le daba su muñeco de trapo para que jugase.
Era un regordete hermoso, pero travieso.

Con una sonrisa agradeció a la mesera y tomó la carta, pensando en qué pedir. Él iba a elegir esa vez, él tomaría la decisión.

—Qué bebé más hermoso— Oyó a su lado.

Su respiración se detuvo de golpe, con su corazón latiendo a toda velocidad, y sólo cuando levantó la mirada y reconoció a un Jungkook bastante cambiado, el aire volvió a correr por sus pulmones.

Su pecho dolía, su estómago hormigueaba, y aún así la sensación que lo estaba consumiendo no era tan mala como esperaba. Se sentía bien, feliz, sano. No dolía.

—Hola— Murmuró Jungkook, mirándolo a los ojos— ¿Quieres tomar algo?— Inquirió, tomando la carta.

Hoseok suspiró en la fila para hacer pedidos para llevar, mientras vigilaba a su hermano de reojo, con once años ese niño era un peligro andante.

—El hijo de Jungkook es muy bonito— Habló Yoongi, clavando su mirada en el bebé, parecía como si de un juguete se tratase, con facciones tan perfectas y piel tan lisa. Hasta parecía una muñeca.

—Lo es— Obvió Hoseok, finalmente pagando su pedido.

—Me molestan las cosas tan bonitas— Gruñó Yoongi, frunciendo su ceño.

Él odiaba a las cosas tan bonitas, tan perfectas.Quería romperlas. 

Vida Mía (KookV)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora