—¡Que tengas un buen...— Trató de despedirse Taehyung, con una sonrisa, mas su amado atravesó el umbral de la puerta, cerrándola frente a él.
Taehyung suspiró, mirando con su ya común temblorosa sonrisa, hacia la puerta. Estaba bien, de verdad, él entendía que su esposo no quisiese un beso de despedida, nunca lo había querido de todos modos.
Sólo que esperaba que, con el hermoso desayuno que le había preparado y que Jungkook apenas había tocado, este cediese un poco de su amor hacia su marido.
Parecía que un año de matrimonio no había sido suficiente para que Taehyung entendiera que Jungkook era un hombre frío. Y aunque el único beso, la única muestra de afecto, la única caricia que había recibido por su parte, hubiese sido el día de su casamiento, Taehyung parecía no entender que Jungkook no quería besarlo.
Que no lo quería y punto.
Así que, cada día desde la boda, Taehyung lo intentaba. A veces con más ilusiones, otras por simple inercia, pero jamás rindiéndose. Ser querido requería esfuerzo, ¿Qué sentido tenía rendirse? ¿Aceptar que, en realidad, no era amado?
Taehyung había esperado, al principio, que con el pasar de las semanas Jungkook se abriese un poco más a él y la ternura que en algún lugar de su cuerpo ocultaba, saliese a la luz. Pero no, ni una palabra bonita, ni una sonrisa encantadora, ni una caricia bajo las sábanas.
Jungkook ni siquiera le había hecho el amor.
Y Taehyung trató de convencerse que no era porque Jungkook no lo deseara, simplemente estaba muy cansado y poco interesado en esas cosas.
Sí, eso debía ser. Era un hombre ocupado, no un adolescente hormonal.
Volvió sus pasos hacia el comedor, hallando ambos desayunos apenas sin tocar. Al final, había sido en vano otra vez, todo su esfuerzo por pasar algo más que unos simples minutos al lado de su esposo. No podía mentir diciendo que no dolía, a veces simplemente ni siquiera veía los ojos de Jungkook en todo el día, y en la noche él llegaba tan tarde que Taehyung se encontraba a sí mismo acurrucado en una esquina de la cama, fingiendo estar dormido, para oír como Jungkook se preparaba y acostaba a su lado, sin siquiera acariciarlo. Sin siquiera intentar despertarlo.
Y Taehyung se había rendido a dormir en sus brazos, como aquellas novelas románticas que él tanto leía.
Jungkook simplemente le daba la espalda, a veces gruñendo cuando Taehyung intentaba acariciarlo, tocarlo, encontrar algo de contacto.
Por eso, Taehyung a veces se veía a sí mismo, despierto en medio de la noche a un lado de la cama, mirando el rostro pacífico de su esposo mientras este dormía.
Y esa era, dolorosamente, la única vez en el día que Jungkook a su alrededor no tenía esa expresión fría, esa molestia dibujada en sus facciones.El sonido del contestador retumbó en las paredes del apartamento, y recién en ese momento, se dio cuenta de que alguien había estado llamando mientras él se aislaba en sus propios pensamientos y malos momentos.
—Tiene mensaje de voz— Habló la máquina, y Taehyung apretó el botón, mientras recogía la comida de la mesa del comedor sin demasiados ánimos.
"Kookie, no te olvides de llevar alguna botella de vino blanco para la cena de esta noche en la oficina, eres el único que me cumplirá el gusto, no te amargues. ¡Nos vemos!" Taehyung no reconoció al dueño de aquella voz, jamás la había oído, pero eso era lo que menos le importaba. Él no tenía ni idea de esa cena, ¿Acaso Jungkook la habría olvidado?
¡Esa podría ser la oportunidad perfecta para ir juntos a una "cita" y ser presentado oficialmente como su pareja!
La alegría que hacía unos minutos se había desvanecido de su cuerpo, volvió con aún más ímpetu, llenándolo de energía. Taehyung estaba decidido a verse hermoso esa noche, sólo para hacer sentir orgulloso a Jungkook de estar casado con él.
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Vida Mía (KookV)
FanfictionEl matrimonio no es una promesa de amor eterno. Taehyung, caído de la vista de sus seres queridos, descubrirá cómo el príncipe azul de sus sueños no es nada más, ni nada menos, que el peor de los monstruos. Un monstruo al que ama profundamente.