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⋆⠪⍣ 𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 11 ⍣⠕⋆

—Perdimos —dijo Cleo mientras entraba en la habitación. En su rostro llevaba pintura de los colores de la academia y su cabello estaba atado en dos moños. Uno a cada lado. Dejó caer los pompones en el piso la escuché sentarse en su cama.

—Elane debe estar muy decepcionada, además de molesta —mencioné sin voltear a verla. Yo había decidido avanzar con las tareas en un intento de distraerme, sin embargo, no me estaba funcionando muy bien.

—¿Qué fue lo que te pasó? —la escuché caminar hacia mi y corrió algunas de mis cosas para sentarse sobre el escritorio. La miré con molestia, porque no me gustaba tener mi espacio desordenado, pero a ella pareció no importarle.

—Tuve un calambre —mencioné con desdén—. ¿Nyx perdió?

—¿Increíble, no?

Husmeó uno de mis libros y jugó con mis lápices por un momento, hasta que se aburrió y regresó a su cama. Yo continué con la tarea, pero no podía dejar de pensar en Nyx y tenía intenciones de ir a buscarla, pero primero debía terminar. Vi a Cleo entrar al baño y después de un par de minutos salió con el rostro limpio y el cabello suelto. También se acomodó en su escritorio y permanecimos en silencio.

—¿Cuánto tiempo tenías de haber llegado cuando yo lo hice? —le pregunté después de un rato. Era algo que había querido hacer, pero ella casi nunca estaba en la habitación y teníamos pocas clases en común.

—Un mes.

—¿Y dijiste que Nyx se había portado muy bien contigo? —Cleo solo asintió—. ¿En qué sentido?

—Como una buena compañera. Me defendió de Eneth en algunas ocasiones.

—¿Nada más?

—¿Sucede algo con Nyx? —se había girado, así que ahora estábamos haciendo contacto visual y me miraba con curiosidad.

—No —me volví a concentrar en mi libreta, pero no por mucho tiempo, porque la puerta se abrió y Neven entró en la habitación. Fue directo hacia mi y parecía desconcertada por alguna razón.

—Hola, señorita Neven —la saludó Cleo. Como si no la hubiera visto en todo ese día, pero Neven la ignoró y entonces supe que la razón por la que estaba ahí era algo serio.

—Acompáñame, Larissa —me dijo y yo ladeé la cabeza.

—¿A dónde?

—A la oficina de la directora.

Volteé a ver a Cleo y descubrí que tenía las cejas arqueadas. Yo solté un suspiro, imaginando lo que sucedía. Aunque me parecía que se habían tardado en buscarme. Definitivamente cada día en Nevermore era peor que el anterior. Me levanté y Neven me dejó salir de primero.

—Jamás lo hubiera imaginado de ti, Larissa —me dijo cuando estuvimos las dos en el pasillo. Empezó a caminar y yo tardé un segundo en ir tras ella. Se veía molesta, algo que en verdad me preocupaba.

—¿Es por lo de Eneth? —cuestioné con temor—. ¿Me van a castigar por defenderme?

—Él dice que lo agrediste primero. Y tiene testigos.

—Eso es no es cierto —repliqué. Estaba empezando a molestarme yo también—. Esos testigos son sus amigos, por supuesto que lo van a apoyar en su mentira. Todos ellos son iguales.

—A mi no me corresponde decidir eso.

—Supongo que a su novia si —murmuré, y a pesar de eso ella logró escucharme. Se detuvo de golpe y me asusté un poco cuando la vi girarse con brusquedad. Ver a Neven molesta era toda una novedad. Impactante.

𝑳𝒂 𝒏𝒐𝒄𝒉𝒆 𝒆𝒏 𝒔𝒖𝒔 𝒐𝒋𝒐𝒔 / 𝑳𝒂𝒓𝒊𝒔𝒔𝒂 𝑾𝒆𝒆𝒎𝒔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora