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⋆⠪⍣ 𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 23 ⋆⍣⠕


—No creo que sea una buena idea tomar el autobús a esta hora, Nyx. ¿A dónde quieres ir?

—No lo sé. Al pueblo —respondió con desdén. Yo la miré con las cejas alzadas, completamente incrédula—. Acabo de despertar de un coma, Larissa. Quiero disfrutar de mi vida. Salir, explorar. Contigo.

Sonreí. Ella sujetó mi rostro entre sus manos y me besó. Hasta que fuimos iluminadas por las luces del autobús y entonces Nyx tiró de mi mano para hacerme subir.

Se apresuró a tomar el asiento junto a la ventana y yo protesté, porque lo quería para mí, pero fue en vano. Iba muy vacío, así que nos besamos durante todo el camino. Y cuando llegamos al pueblo, las calles estaban vacías.

Nyx y yo caminamos sin rumbo por varios minutos, tomadas de la mano, riendo, corriendo, tomándola por la cintura y besándola, arrastrando nuestros vestidos e intercambiando antifaces.

Hasta que a Nyx se le ocurrió que era una buena idea colarnos en el baile normi. Y yo no pude negarme. Aprovechamos a un grupo de chicos que estaban entrando. Yo estaba nerviosa y Nyx, entusiasmada.

Ella nunca había estado en un colegio normi. Yo, en cambio pasé toda mi infancia y parte de mi adolescencia en ellos. Y sabía que esos chicos podían llegar a ser crueles si se enteraban de que éramos diferentes.

—Es igual a nuestro baile —dijo Nyx. Nos habíamos quedado en un rincón para no llamar la atención. Aunque éramos las únicas que cargaban máscaras y eso hacía de nuestro plan algo casi imposible.

—¿Qué esperabas que hubiera? —le cuestioné con diversión. Ella se encogió de hombros, observando a su alrededor. Al igual que en la academia, había una pista de baile, luces, reflectores y un espacio con un fotógrafo.

—¿Para qué es eso? —preguntó Nyx, señalando hacia un pedestal que contenía dos coronas. Yo bufé.

—Una tontería.

—Creí que sería más divertido —mencionó, notablemente decepcionada—. Es decir, este baile.

—¿Quieres regresar ya? —pregunté, entrelazando nuestras manos. Nyx asintió y la guié a la salida. La alarma de incendio empezó a sonar en ese momento.

—¿Qué es eso? —gritó ella mientras se tapaba ambos oídos con las manos. Fue como si hubiera tenido un deja vú, pero entonces recordé que ya habíamos vivido un momento como ese. En la academia. Cuando se incendió el invernadero. No podía creer en la suerte que habíamos tenido.

—Tenemos que salir de aquí —grité yo también. La tomé por los hombros y quise volver a caminar, pero todos los chicos empezaron a gritar y a correr de un lado a otro, empujándonos, pisándonos. Me di cuenta de que la respiración de Nyx se estaba agitando y la abracé aún en medio de todo el caos—. Todo va a estar bien —le dije.

Le di un beso en la frente y la arrinconé en la pared sin dejar de abrazarla. La podía sentir temblando en mis brazos y mi corazón se encogió. Después del coma, Nyx era muy sensible a todo tipo de sonidos y ruidos.

Se estresaba con facilidad y constantemente sufría ataques de pánico. Por eso no estuve de acuerdo en asistir al baile en primer lugar. Y ahora todo se complicaba mas porque estábamos solas, muy lejos de la academia. En medio de un incendio.

—Ya no quiero estar aquí —susurró. La voz le temblaba—. Por favor, Larissa. Salgamos de aquí.

Creí que las llamas estaban en otro lugar, pero no era así. Estaban ahí, en el salón del baile. Y crecieron de un momento a otro. El calor se tornó insoportable y empecé a desesperarme yo también. Las cortinas estaban en llamas, al igual que las sillas y mesas.

𝑳𝒂 𝒏𝒐𝒄𝒉𝒆 𝒆𝒏 𝒔𝒖𝒔 𝒐𝒋𝒐𝒔 / 𝑳𝒂𝒓𝒊𝒔𝒔𝒂 𝑾𝒆𝒆𝒎𝒔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora