"Locura y grandeza son dos caras de la misma moneda y cada vez que un Targaryen nace, los dioses lanzan la moneda al aire y el mundo aguanta la respiración para ver de qué lado caerá".
-Jaehaerys Targaryen II
🐉Team Green🐉
donde el único huevo del dragón balerion se ha encargado de que nadie clame a su jinete, aemond targaryen
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"I wanna see it painted, painted black Black as night, black as coal I wanna see the sun blotted out from the sky"
-Paint it, Black; Ciara
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Incluso entre los Valyrianos, los dragones fueron todo un misterio, aun con todos sus libros e historias. Ahora con todos aquellos conocimientos perdidos, los Targaryens estaban aun mas en lo desconocido que sus ancestros.
Nadie sabía con exactitud de donde salieron aquellas poderosas criaturas. Nadie sabía con exactitud cuál vínculo creaban con sus jinetes. Nadie sabía como fueron domesticados. Nadie sabía si todo lo que sabian de estos seres era una total mentira creada por estos mismos para engañar a los humanos. Nadie sabía la verdad detras de los dragones.
Y como tal, los dragones tenían una ventaja sobre los jinetes que pensaban que eran capaces de domesticarlos. Ellos eran dragones, hijos de los dioses. Nacidos de los infiernos, envueltos en fuego y muerte. Criaturas mucho mas inteligente de lo creído y seres de magia pura. Seres que escogían aquellos más dignos para que los montaran. Despues de todo, ellos podían saber cosas prohibidas para los humanos.
Por eso, y como el único huevo del gran Balerion, aquel pequeño dragon aun encerrado en su huevo sabia muy bien que su jinete estaba por llegar después de muchos años. Podía oler su suave olor a lluvia, mezclado con la suave brisa del mar y un poco de vainilla. Podía sentir su suave respirar. Podía sentir aquel bebé aún no nacido y sabia que ese era su jinete, aquel por el que había esperado tanto.
Y ningún dragón se lo iba a quitar.
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