El coma

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No entendía muy bien lo que aquel chico acababa de contarme, lo cierto era que me sonaba muchísimo su cara, creo que ya antes había escuchado su voz.

Era bello; un chico tremendamente fornido, alto, grandes y brillantes ojos de color verde, un hermoso pelo rubio que le cubría parte de la frente.


De repente empecé a escuchar una canción, sonaba despacio y bajito, era "Nocturne" de Frèderic Chopin, era mi canción favorita, se notaba la delicadeza de la música, sólo esa canción conseguía ponerme los pelos de punta al tocar una sola nota, la escuchaba, con los ojos cerrados, pesaban demasiado como para poder abrirlos, era un momento de éxtasis en la canción, la mejor parte, yo estaba embargada por un intenso sentimiento de admiración, pero alguien la quitó, quise abrir los ojos pero no podía.

-¿Que tal está la paciente? Dijo alguien con una voz tosca y firme.

-Sigue igual, no ha dado el más mínimo gesto de cambio. Era mi tía la que respondía, su voz sonaba triste y fría.

-Ana, debe tener paciencia, está en coma, puede que despierte en días, semanas, meses o incluso años.

No podía ser verdad, yo no podía estar en coma, sólo tenía 16 años.

-Es más, hay casos de personas que nunca despiertan y la familia toma la decisión de desconectarlas...

-No, ya he perdido a mi hermana y no la perderé a ella también.

Mi madre, no podía ser, esas enfermeras no podían verme porque era mi alma y no mi cuerpo quien las hablaba, ellas hablaban de mi caso. Estaba en coma y mi madre había fallecido en un accidente de tráfico.

Estaba sola, tenía a mi tía y a mi prima pero, ya nada sería lo mismo.


Volví a aquella playa desierta, a lo lejos estaba aquel misterioso chico, Caleb, corrí hasta él y me senté a su lado.

-Hey Abi, siento que te hayas enterado de esta forma, si hubiera estado contigo nada de esto hubiera pasado.

-¿Quien eres?

-Bueno, soy una especie de "ángel de la guarda", mi deber es cuidar de ti pase lo que pase, pero no puedo cambiar tu destino.

-Y ahora que pasará.

-Debes elegir donde quieres estar, aquí conmigo para siempre o con tu tía, debes saber que siempre estoy a tu lado, aunque no me veas, has podido comprobar que se puede, también debes saber que cada hora que pasa aquí equivale a dos días naturales, por eso hay gente que nunca decide y muere o tarda mucho tiempo en despertar.

-¿Puedo tomar algún tiempo para pensar?

-Todo el del mundo, señorita.


El ángel negroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora