Este chico es un amor

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Eran las dos y media de la mañana, estábamos él y yo tumbados en el sofá, juntos, arropados con una manta, a la luz de la chimenea. Estábamos viendo una peli de miedo.

-¿Qué sientes por mi?

-Ahora mismo eres lo más valioso que tengo. Le respondí mirando hacia un punto fijo. -Te quiero.

-Y tú, ¿qué sientes?

-Mira Abi, quizás no seas la niña más guapa del mundo, esa que todos miran cuando pasa, o que se giran para mirarla el culo. Quizás no seas la más inteligente ni sepas de todo, es más me gusta que me preguntes por cosas nuevas. Quizás no tengas las curvas más bonitas del mundo ni los pechos mas grandes, pero eso da igual, al final se caen. Quizás no seas la mejor cocinera, ni la mejor bailarina. Quizás no tengas unos ojos que destacan, pero si tienes los más bonitos y los que todos, por lo menos una vez en su vida deberían mirar. Pero sabes que, eres la chica que todos quieren, me da igual que no seas perfecta porque para mi lo eres y no me arrepiento ni un poco de haber pasado un segundo de mi vida contigo, porque los demás me dan igual si tu estas conmigo, porque te quiero y nadie va a hacerme cambiar de opinión. Porque todo empezó con un vacile, haciéndome el duro, pero me he enamorado y no tengo ningún problema en decirle a todos que te quiero y que lo que quiero es pasar el resto de mi vida a tu lado. Que me dan igual tus curvas, tus tetas, que no seas la mejor cocinera y que bailes a tu bola, que no seas la más lista de tu clase, incluso que no tengas el culo que todas quieren, y que tus ojos marrones sean marrones, y que sepas que son los ojos más bonitos que he visto en mi vida. Y que me he enamorado.

Inmediatamente sentí como una ola de calor salía desde mi estómago hacia mi boca, y no me resistí, me levanté, le miré fijamente a los ojos y me abalancé sobre él. Nos levantamos mientras nos enredamos en un beso suave, dulce y apasionado. Me cogió por el culo y me cogió con sus fornidos brazos, la tele estaba apagada, creo que la apagué con el culo mientras me abalanzaba sobre él. Me llevó en brazos hasta la habitación y me tumbó delicadamente sobre la cama, me quitó la camiseta despacio y me besó poco a poco mientras bajaba por el cuello, y así hasta el ombligo, me quité los pantalones y le quité a él su camiseta. Me eché hacia atrás durante un minuto y me paré a pensar lo que de verdad quería hacer (tenía solo 16 años), pero me apetecía, él me miro y me dijo que pensara lo que íbamos a hacer y que él no tenía ninguna prisa, es más que tenía toda la vida. Sonreí y me tiré sobre él, y lo hicimos, y fue ahí cuando la perdí, yo y él, juntos, y a la vez , entonces fue cuando me hice mujer.

Fue muy delicado, iba con cuidado y cada cierto tiempo paraba de besarme para preguntarme que si todo estaba bien o que si me hacía daño, yo no quería que parara y le decía que todo iba bien. Por una vez desde que se fue Caleb, me sentía bien, a gusto, me sentía querida otra vez.

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Me quedé dormida en sus brazos, estaba cómoda, él me miraba con ternura y pasión en sus ojos, me gustaba como me miraba, me levanté y lo besé por última vez antes de decirle:

-¡Buenas noches, te quiero!

El me besó la frente y mientras me acariciaba el pelo suavemente me dijo:

-Buenas noches pequeña, descansa, te quiero.

Pequeña, así es como me llamaba Caleb, me gustaba como sonaba en sus labios, quedaba bien, por una vez en mucho tiempo, estaba feliz y eso que no era la chica perfecta, pero simplemente era yo, y eso es lo que importa.


El ángel negroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora