Capítulo XV

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Sakura estaba arrodillada dentro de una furiosa pared de agua. Parpadeó, con la boca abierta, y arrugó la nariz. Sasuke se había ido, y sabía que ésta no era la piscina de su casa. El hedor que la rodeaba era penetrante. La temperatura era más cálida aunque ella temblaba. No sabía lo que había pasado.

- "¿Sasuke?".

- "Bienvenida, hembra humana".

Las palabras se infiltraron en su mente. Sakura se puso de pie consciente de estar desnuda y rodeada por el enemigo. Podía darse cuenta de que muchos ojos estaban fijos en ella. Un rubor se deslizó por su garganta. Sus puños se cerraron en vez de tratar de cubrirse.

- "Pervertidos" - gritó ella.

- "Tu falta de ropa no nos ofende, pero si lo deseas...".

De repente Sakura llevaba unos vaqueros holgados y una camiseta.

- "¿Qué es lo que quieren?".

- "Estudiarte. Matarte. Luego diseccionarte para ver tus debilidades".

- "La sinceridad está muy sobrevalorada" - murmuró.

- "Comenzaremos con tortura".

Sakura se encogió y esperó un asalto. Un grito detrás de la pared de agua la asustó. La nave de juguete se estrelló contra la barrera, enviando agua por todas partes alrededor de la habitación. El agua se convirtió en un arma. Las olas se elevaron de manera ominosa desde el suelo hasta el techo de treinta pies. El juguete estaba enojado.

- "La caballería está aquí" - Sakura se sentía muy satisfecha.

- "Esto no puede suceder".

- "Oh, pero puede ser machos o hembras, lo que seas." - Sakura salió a observar cómo el agua se volvía malvada.

Las olas se derramaron por una boca abierta hasta que un Angano explotó. Las alas de otro se volvieron tan húmedas que se clavaron al suelo. La nave de juguete giró lentamente, brillantes luces parpadeando. Las consolas fueron destruidas. Nunca había visto al juguete tan enfurecido. Sakura sabía que ella tenía mal genio. Bien por mí. Ella se rió. Sakura salió de la habitación, dejando la carnicería. Sus pies estaban descalzos, y el frío del suelo invadió sus pensamientos. Los Angano podían volar, pero ella sabía que algunos habían caminado por este sendero. Su piel detectó la sensación peculiar y se preguntó si había recogido más ADN. Los pasillos estaban inquietantemente silenciosos. Todo era lo suficientemente alto como para acomodar la envergadura de los Angano. Las paredes eran cuadradas, como un túnel. Notó que hacia donde se dirigía no había puertas; podía ver más allá de las paredes.

Afuera, ella entró en una neblina de lluvia y luego en condiciones de sauna. Una ligera llovizna como la de la nave Angano, seguida de un intenso calor. Por todas partes miraba casi sin arbustos ni follaje. No había otros seres de ningún tipo. El suelo bajo sus pies descalzos la agarró, más ADN. Sakura se estremeció. Casi podía saborear el odio de estas criaturas mientras escuchaba palabras en sus pensamientos. Pensaban que estaba invadiéndoles como la mugre. El sentimiento era mutuo, y se enfurecieron de que ella les transmitiera sus emociones. Eran superiores, y aún así sabían que ella los superaba. Los pensamientos de ella eran de desolación y devoradores. Los Angano odiaban cualquier especie. Altas montañas estaban delante de ella. La luz permeaba abajo. Docenas de agujeros en las paredes albergaban a los Angano. Podía verlos mirándola fijamente. Sakura podía sentir el latido de su corazón. Ella escuchó el susurro. Ella sentía el miedo. Cuando sus palabras le llegaron no le gustó más la situación. Invadidos. Hembra humana. ¿Cómo es esto posible? Sakura no sabía adónde ir. Ella quería irse a casa. Varios Angano estaban avanzando. La nave de juguete apareció a su lado y abrió fuego contra uno de ellos, incinerándolo. Los otros dejaron de acercarse.

SAKURA Y EL GUERRERODonde viven las historias. Descúbrelo ahora