Capítulo IX

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Pasaron dos largas semanas sin sol. La nave permaneció clausurada con pocas excursiones y sólo por Sasori. A Sasori se le permitió entrar después de la primera semana de destierro para prometer que no asustaría a Deisuke. Sasuke habría jurado que el Tonan estaba arrepentido, era la personificación de la bondad. En cambio, Sasori le contaba historias al niño mientras Sasuke y Sakura le escuchaban.

Explicó acerca de los Tonans y los Castians y por qué lucharon. En un tiempo Sasori había sido amigo de Cobra, hacía mucho, mucho tiempo. El guerrero les habló de su planeta, de cómo era crecer. La pérdida de su madre y su hermana. No se suponía que las mujeres Tonans murieran en el exterminio masivo, pero los científicos no contaban con ello o no les importaba. La pérdida para los Tonans fue minúscula. Los Tonans eran por naturaleza un grupo egoísta y pocos se apareaban. Sasori explicó que con el paso del tiempo un cierto tipo de Tonan superó a los orientados a la compasión. La empatía desapareció. Los científicos se habían engañado a sí mismos. Sin hembras, ninguna de las dos líneas podría continuar. No había esperanza hasta que un viejo guerrero recordó la Tierra. Sasori no era más que un niño cuando visitó por primera vez a su padre y a algunos otros. El planeta era primitivo, fácil de manipular. Pero sólo había un sol, haciéndolo inútil por largos períodos de tiempo. Un guerrero no era nada sin la protección de su escudo.

La idea había sido traer hembras a Ulsy y paralizar a los Castians con el deseo. Cobra era demasiado fuerte. Los Tonans deberían haberlo sabido. A Sasori no le sorprendió que su viejo amigo consiguiera cambiar las cosas. Pero los Tonans no eran bienvenidos en Bagron. Entonces Sasori fue derribado, dejando encallados a todos ellos, a él mismo, a Sakura y a Deisuke. Ni él ni Sasuke sabían lo que les esperaba si sobrevivían a un ataque Angano. Sasuke aprendió más sobre los Tonans esa semana de lo que había aprendido durante toda su vida. Aún había cierta animosidad entre los guerreros. La claustrofobia no estaba ayudando. Luego estaba Sakura, que contaba historias de su infancia, de su familia y, por último, de Morio. Las vidas humanas eran intrigantes. Se explayó sobre los lugares donde llevaron a Deisuke como una familia. El niño se rió mientras ella recordaba cómo se escondía con las manos sobre los ojos pensando que si no podía verles, tampoco podían verle a él en un juego del escondite. Ella mencionó que habían pasado años desde que se habían ido de picnic. Sasuke no tenía ni idea de lo que era un picnic. Sus ojos brillaron al hablar de sus viajes a la playa. Sasuke se retorció cuando averiguó que una playa era arena y mucha agua. A Deisuke le encantaba el agua.

Con la nave llena de gente, no había ningún lugar donde ella y Sasuke pudieran estar solos, y su necesidad de tenerla le ponía irritable e inquieto. Tenía ganas de besarle los labios rojos y llenos. Su lengua quería saborear su dulzura. Demasiadas veces, se vio obligado a apretar y soltar los puños. Sasuke nunca había pasado por una prueba de control tan agotadora. Hacer el amor suavemente era difícil, no tenerla era una tortura. Deisuke estaba jugando un juego con Sasori en una esquina. Sakura salió de la cabina de la ducha oliendo maravillosamente fresca. Sasori fue capaz de programar el agua en un rocío más pesado en lugar del vaporizante calor asfixiante que parecía necesitar el Angano. Sakura se había referido a ella como una sauna. Sasuke estaba acostumbrado a un diluvio intenso, no a un agua malditamente delicada -lo que también le molestaba. Necesitaba agua a presión. Sasuke no quería que Sakura o Deisuke resultaran heridos, pero a veces un guerrero necesitaba pensar bajo un martilleo y no en un meneo de arroyos débiles.

- "Sakura, tu olor es embriagador" - dijo Sasori.

Y aquí vamos. Cada vez que Sasori podía, estaba ocupadísimo con los cumplidos. Sasuke habría dicho lo mismo, pero siempre se le adelantaba. Sakura le quitaba la respiración tan rápido que a veces su mente tartamudeaba. Peor aún, Sakura se comía cada palabra. Ella le sonrió a Sasori. Se rió con Sasori. Estúpido Tonan.

SAKURA Y EL GUERRERODonde viven las historias. Descúbrelo ahora