Oscuridad ~ Hoffman #4

CAPITULO 43

Nathaly Lazcano

Mi pecho vibra, mis manos tiemblan, mis oídos están cerrados, el teléfono que antes usaba está a mis pies o no se, pero se que alguna parte de mi inconsciente escucha la voz de Jerónimo, y luego la de Aedus, se que hay lágrimas bañando mi rostro, pero nada parece tener sentido

«—Lo sentimos señora Nathaly, su hijo falleció, hicimos lo que pudimos — murmuraba el doctor aquel día gris

»—Encontramos la señal del joven Aubrey  — dijo uno de los guardias de Aedus, algunas semanas después de enterarnos que mi hijo no estaba muerto, y todo había sido mentira, que una enfermera y su esposo lo habían secuestrado

Aedus sacudió la cabeza, indicando que aún no lo encontraban»

Mi mente se llena con cada uno de esos recuerdos, todos tan dolorosos, hasta el último unos dos o tres años después de la última señal que emitió el rastreador de mi hijo, cuando decidí darle un cierre, y enterrar un cajón vacío, pero que conservaba la esperanza de volver a verlo

No se cuando perdí la esperanza, pero se que no esperaba escuchar esas palabras de Jerónimo

“Era Aubrey“

El hijo que perdí hace más de treinta años, el que creí muerto, el que no me cansé de buscar y que jamás encontré, al que le lloraba cada que iba a España, y le pedía que me perdonará porque jamás di con su ubicación

Ese hijo que perdí que al parecer ha estado atentando contra mis otros hijos, suspiro, mientras la mirada la mantengo en algún punto de la sala donde Aedus no despega su vista de mi, mientras sigue hablando por teléfono

Era Aubrey

Su voz se cuela entre mi línea de pensamientos, esa voz de un niño de 4 años, diciendo que no sabe que nombre ponerle a su perro, que se despertaba de madrugada cuando estábamos en el hospital a decirme que ya se sentía bien, así que podíamos irnos a casa

Sollozo con impotencia mientras suelto un grito de dolor, parecido al que sentí, la noche gris en Mallorca, cuando le dispararon y sentía que lo perdía en mis brazos, sin yo poder hacer otra cosa más que llorar

Aedus suelta el teléfono y se acerca, acaricia mi rostro, busca desesperado que le dé algo de atención, a el, al presente pero no puedo, el dolor se vuelve un poco mas insoportable con cada segundo

Cada segundo que mi mente repite imágenes de Aubrey, desde que nació, resaltando con su cabello negro, riendo y pidiéndome que le cantará, o que lo abrazara, aún cuando debía estar durmiendo, mi mente sigue repitiendo todo con lujo de detalles, hasta que siento un pinchazo en el cuello, seguido de una abrumadora realidad, que me surmerge rápido a la inconsciencia

🖤🖤🖤

—Come — pide por décima vez, de hecho no es una petición, es una orden, solo suspiro, abriendo la boca de mala gana cuando pone la cuchara frente a mi — Jerónimo encontró una cámara oculta en un recuadro del salón principal — informa, mientras me alimenta

Hago una mueca, y asiento, he estado perdida estos días, tal vez han pasado varias semanas o ¿Ya va un mes?

La verdad no lo sé, el tiempo solo es tiempo, cuando descubres que tu hijo mayor está vivo, y que ataca a su familia, Aedus me ha dormido muchas veces cuando los ataques se hacen insoportables, y siento que me estoy perdiendo